PIERRE PUGET. IV CENTENARIO
ALEJANDRO Y DIÓGENES
20/11/2020
Puget abandonó Génova al ser nombrado director del taller de escultura del arsenal de Toulon, dedicado a la realización de esculturas para los barcos que integraban la flota del rey Luis XIV. Puget aceptó el cargo en 1668. Las desavenencias que, desde un primer momento, tuvo con el ministro Colbert, que además era Secretario de Estado de la Marina, motivaron el despido de Puget en 1679. Según Colbert, Puget era demasiado costoso y rebelde en sus encargos para Toulon. Sin embargo, Florent Le Conte habla de un antes y un después con Puget al crear el escultor una decoración naval en la que una perfecta riqueza ornamental combinaba armoniosamente con la solidez constructiva, forjando un estilo desconocido hasta entonces en Francia, que acopló, como ningún otro, el virtuosismo pictórico y escultórico a una gran fortaleza técnica, lo que dio lugar a modelos que se ganaron la admiración de sus superiores; a excepción, al parecer, de Colbert, que no olvidemos era rival de su antecesor Fouquet, protector de Puget. Pese a sus desacuerdos con Colbert y al hecho de que la creación artística en Francia estaba por entonces en gran parte controlada por el poder real, el ministro autorizó a Puget a labrar dos composiciones de su elección, sin restricciones impuestas tanto en tema como en formato, con dos grandes bloques de mármol que estaban sin usar en el arsenal donde trabajaba el escultor. Uno de ellos fue el Milón de Crotona y el otro el relieve que nos ocupa. Hay que tener en cuenta que el mármol era por entonces un material especialmente valioso. Alejandro y Diógenes es uno de los relieves más importantes de la escultura francesa de todos los tiempos. Mide 332 x 296 cm y fue iniciado en 1671 y concluido en 1689, cinco años antes de la muerte de Puget. Representa el encuentro, seguramente ficticio, entre Alejandro Magno y el filósofo cínico Diógenes en la polis de Corinto, aunque el fondo está claramente inspirado en el Foro de Roma, en particular en el templo de Marte. Escoltado por su corte, Alejandro Magno encuentra a Diógenes como una especie de eremita, junto al tonel donde dicen que habitaba. El joven conquistador le dice que le pida lo que quiera, a lo que el filósofo le responde que se aparte porque le tapa el sol. Ello provoca la indignación de la escolta, a los que Alejandro manda callar diciendo: "¡Silencio! Si no fuera Alejandro, me gustaría ser Diógenes". La obra fue realizada por Puget para Luis XIV con destino al palacio de Versalles. Sin embargo, nunca llegaría a instalarse allí y acabó siendo transportada a la "salle des antiques" del Louvre en 1697, tres años después de la muerte de Puget. Realmente su iconografía no parece muy adecuada para las estancias reales, teniendo en cuenta que es una visión crítica del poder y un alegato de la pobreza frente a la riqueza, a lo que hay que sumar que el monarca absolutista llegó a ser comparado con Alejandro Magno en las artes. No obstante, quizás el hecho de que Luis XIV era asimilado al sol, nos lleva a pensar que pueda ser objeto de una interpretación contraria, al preferir el filósofo los beneficios del "rey sol" a los que podría recibir de Alejandro. Aunque parece inspirarse en el relieve de Alessandro Algardi del Vaticano que representa la expulsión de Atila por el papa León I el Magno, es una obra típica de Puget. Muy pictórica, juega con la profundidad y el relieve, superpone capas y planos, entrelaza líneas geométricas y marca las composiciones mediante diagonales. Diógenes recuerda al Laocoonte, Alejandro a uno de los retratos del emperador Nerón, y el paisaje, como hemos dicho, a la arquitectura romana, lo que demuestra el conocimiento de la Antigüedad del escultor. Por el contrario, en la representación de soldados Puget sustituye el dominio del retrato por el de la caricatura. |
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