PIERRE PUGET. IV CENTENARIO
SAN SEBASTIÁN

24/11/2020


 

 
 
Foto: Santiago Rodríguez López

 

Además de las figuras de San Sebastián y San Alessandro Sauli, otras dos iban a ser ejecutadas por Puget para la basílica genovesa de Santa Maria in Carignano: una Magdalena Penitente que, pese a tener ya modelado un boceto, se negó finalmente a realizar -resentido por haber tenido que pasar una noche en prisión sin que los Sauli intervinieran hasta la mañana siguiente-, y un San Jerónimo -acordado en 1691 con los Sauli tras retomar sus vínculos en Marsella-, que no se ejecutó debido presumiblemente a la muerte de Puget en 1694.

San Sebastián, realizado en mármol de Carrara al igual que San Alessandro Sauli, se inspira en el Daniel de Bernini, que forma grupo con un león en la capilla Chigi de la basílica romana de Santa Maria del Popolo. Según Lauro Magnani, el santo mártir podría ser un homenaje a Giulio Sauli -uno de los promotores de la basílica de Carignano, mecenas de Puget y duque en el momento de la epidemia de peste- por el gran papel que acometió en las obras de caridad que aliviaron el sufrimiento del pueblo castigado por la enfermedad.

 

 
 
Foto: Santiago Rodríguez López

 

Ciertamente, la principal influencia de Puget en el grandioso San Sebastián (450 x 165 cm) atado al tronco y con los atributos de la milicia a su lado, fue Bernini, visible también en otras famosas obras del autor como el Milón de Crotona. También se observan ecos de Alessandro Algardi y Ercole Ferrata, discípulo de Bernini. El santo se retuerce por el dolor, con las rodillas dobladas, incapaces ya de soportar el peso del cuerpo, y los brazos atados por encima de la cabeza, extendiendo las manos en un crispado gesto de sufrimiento.

Se dice que Puget se encargó personalmente de ir a las canteras de Carrara para elegir la pieza de mármol a esculpir. Sea cierto o no, en este caso el escultor no utilizó un bloque de color blanco inmaculado, sino uno con algunas vetas grises, un detalle colorista que da la impresión de dibujar una red de venas que parecen resaltarse a través de la piel del santo, en cuyo cuerpo atormentado también se pueden ver los agujeros de las flechas que provocaron su agonía. Ambos detalles contribuyen al estremecedor realismo de la escultura. 

 

 
 
Foto: Santiago Rodríguez López

 

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Fotos: Santiago Rodríguez López

 

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