Este retablo se comenzó a construir en 1549, año en que aparece una cuenta de 2.368 maravedís pagados al maestre Anse, quien interviene en la obra. Anse desaparece de escena en 1550, sustituido por Arnao de Bruselas. Arnao trabaja en el retablo hasta su terminación en 1554. Anteriormente a este retablo existió otro dedicado al mismo Santo, pues así aparece en un inventario de la visita anual hecha por el Visitador del Obispado en 1545. 

Está formado por tres planos distintos, perteneciendo al tipo de retablo tríptico, según la clasificación de Martín González. El panel central está dividido en tres calles y cuatro pisos. La calle central se remata en un frontón triangular y consta de tres compartimientos de mayores proporciones que en la de las calles adyacentes. Las dos alas tienen un piso menos que la calle central y se rematan también en frontones triangulares. El banco está reducido a una estrecha banda dividida por los podios de las columnas en cinco paños.

Todas las escenas se encuadran en hornacinas, rematadas en arco unas, y otras adinteladas, sostenidas por pilastras estriadas. Es muy curiosa la disposición de la calle central en tres casas, cuando las otras dos colaterales tienen cuatro. Esta circunstancia hace que el ático, lugar donde se suele situar el Calvario, albergue la casa correspondiente al tercer piso, formando una hornacina muy alargada que cobija la Asunción, siendo desplazado el Calvario a la parte superior del frontón, quedando la escena fuera del marco arquitectónico.

El retablo de la localidad riojana de Alberite, fuertemente influenciado por el de Santo Domingo de Logroño en su traza original, tiene una ordenación horizontal, correspondiendo a cada piso una serie de episodios de la vida de Cristo. El orden cronológico de las escenas es de izquierda a derecha, comienzan por el tercer piso, siguiendo con el banco, primer piso y segundo piso, en el que además se narran dos escenas de la vida de San Martín.