RETABLOS II (6)
RETABLO DE SAN ESTEBAN DE ÁBALOS

Rafael Antón Soláns


 

 

Se trata de un retablo de grandes dimensiones, de desarrollo vertical y adaptado a la cabecera de la Iglesia de San Esteban Protomártir del municipio riojano, por lo que sus calles laterales se doblan. Los elementos horizontales son un banco, tres cuerpos y los remates de cada calle, destacando el de la calle central que culmina con un templete rematado por un Calvario. Los componentes verticales son tres calles y cuatro entrecalles que se proyectan hacia el exterior. La calle central, como sucede en otros retablos documentados de Beaugrant, presenta un extraordinario desarrollo, tanto en anchura como en verticalidad.

El origen de su probable autor, Guiot Beaugrant, se sitúa en los Países Bajos. Es vecino de Malinas y trabaja para Margarita de Austria. Se instaló en Bilbao entre los años 1531 y 1533. Paralelamente a la realización de su obra en Vizcaya, se traslada, acompañado de su taller, a la Rioja Alta, donde contrata el retablo de Elvillar (durante cuya realización fallece, al parecer en aquella villa, entre los años 1549 y 1550). Se le atribuye también el presente retablo y, cuando menos, colaboración en el de San Vicente de la Sonsierra.

El renacimiento que trae este maestro a nuestro país está teñido de goticismo, esto de alguna manera lo hace más fácilmente asimilable a la tradición escultórica de una zona no demasiado al corriente de los últimos avances artísticos. Guiot Beaugrant adaptó su capacidad técnica a los gustos del mercado hispano, todavía más próximo a las obras tradicionales que al estilo manierista a la italiana. Este es uno de los puntos más importantes en la evolución del estilo de su taller, la progresiva adaptación de motivos castellanos (vallisoletanos principalmente), tomados de los principales talleres.

En el retablo que nos ocupa pudo intervenir su hermano Juan, avecindado en Ábalos poco antes de su muerte en el año 1559. Otro hermano menor, Mateo, intervino en el de Elvillar hasta el año 1554. Apenas se conocen los nombres de otros miembros del taller de Guiot. Por otro lado, conocemos la participación en sus obras de autores ajenos al taller, como Juan de Ayala, Andrés de Araoz o Arnao de Bruselas. Esto nos plantea la incógnita de la existencia en Ábalos de colaboradores ajenos al taller. Es también muy arriesgado intentar diferenciar las distintas manos de un taller en el que no aparecen totalmente definidas las distintas personalidades y más cuando se tienen precedentes de colaboraciones.

Como hemos apuntado llama la atención del retablo su calle central, que rompe la estructura tradicional del retablo casillero. Su desarrollo, próximo al retablo que años antes habían realizado Siloe y Bigarny para la Capilla del Condestable de Burgos, no se corresponde totalmente con la articulación en pisos del resto del retablo, destacando en ella el impulso vertical. Presenta dos registros principales: el primero rematado por un arco de medio punto que cobija y completa la escena principal; inmediatamente, sobre este arco, tres diminutas escenas rompen el sentido vertical de la calle y sirven de base al siguiente registro, éste, también más alto que las calles, se remata con un arco rebajado que sobresale junto a los remates de las calles laterales. Sobre este último registro se asienta un templete de cinco caras, tres de ellas al frente, articuladas por columnillas y encasamientos con figuras exentas. Sobre este templete se levanta el Calvario.

La policromía es posterior, probablemente de inicios del XVII. Se adapta perfectamente a las esculturas y las revaloriza. En los relieves se consigue realzar el escaso trabajo de gubia gracias al empleo de trazos más oscuros en los pliegues. Cuida con especial atención y lujo las escenas del primer cuerpo, decorado con flamas rematadas por bustos, motivos vegetales y escenas en la dalmática de San Esteban alusivas a su historia.

 

FUENTES: ANTÓN SOLÁNS, Rafael. "Estructura e iconografía del retablo mayor de Ábalos",
en Segundo Coloquio sobre Historia de La Rioja, volumen III, Logroño, 1985, pp. 115-124.

 

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