RODIN. OBRA PROFANA (IV)
LA EDAD DE BRONCE

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

 

Rodin trabajó como marmolista en el taller del artista francés Albert Ernest Carrier-Belleuse entre 1864 y 1870. Al año siguiente ambos se trasladaron a Bélgica, donde Carrier-Belleuse fue comisionado para la producción de obras escultóricas ornamentales, y realizó con él varios trabajos de decoración monumental.

Precisamente esta transgresora escultura a tamaño natural de Rodin (180,5 x 68,5 x 54,5 cm), su primera obra importante, fue realizada en Bélgica, país en el que Rodin acabó pasando siete años. Se exhibió por vez primera, sin título, en el Círculo Artístico de Bruselas, en 1877, y posteriormente, ese mismo año, en el Salón de los Artistas Franceses, en París, ya con el título de La Edad de Bronce. Fue en el Salón parisino donde causó un escándalo crítico en su momento por su extremo naturalismo y su ambigua temática.

Rodin fue acusado en París de trampas escultóricas al ejecutar esta figura. Su realismo a escala, su modelado y su dominio de la pose eran tan perfectos que los críticos afirmaron que Rodin había hecho vaciados directamente de la anatomía del soldado que le sirvió de modelo. Profundamente afectado, el escultor recopiló un sólido expediente que demostró, con testimonios y fotografías, la falsedad de tales afirmaciones. Sin embargo, solo obtendrá reparación por parte de la crítica tres años más tarde.

La escultura, también conocida como El hombre que despierta o El derrotado, fue modelada durante un período de dieciocho meses por Rodin, quien como hemos apuntado se basó en un modelo del natural, el joven militar belga Auguste Ney. Se observan en sus esbeltas proporciones influencias del David en bronce de Donatello, mientras que la posición del brazo derecho y la expresión facial tienen una deuda evidente con el Esclavo moribundo de Miguel Ángel, conservado en el Louvre.

Representa al hombre de las primeras eras en un momento suspendido del despertar humano, ya sea al sufrimiento o al gozo. En su origen sujetaba una lanza en la mano izquierda, pero Rodin eligió suprimirla para liberar el brazo de cualquier atributo y darle al gesto una nueva amplitud.

Rodin promovió además las múltiples interpretaciones de este trabajo diciendo que había al menos cuatro figuras en el mismo. El escándalo incluso le benefició, ya que la obra llamó la atención sobre Rodin y fue gracias a ella que obtuvo el encargo de La puerta del Infierno en 1880.

Una versión de este bronce, algo mayor que el original (182,9 cm), data de 1906 (imagen superior) y es propiedad del MET de Nueva York, donde ahora se muestra en una exposición conmemorativa por el centenario de Rodin junto a otras piezas maestras como La tempestad (imagen inferior), no expuesta al público durante décadas. El título de esta última evoca la tempestuosa lucha de una cabeza femenina (y por ende, del escultor), que parece gritar por liberarse del mármol inerte y cobrar vida. Otro gran retrato rodiniano de las emociones humanas.

 

 

FUENTES

Con información del Musée Rodin y del Metropolitan del Nueva York.

ANTIGÜEDAD DEL CASTILLO-OLIVARES, María Dolores y Sagrario AZNAR ALMAZÁN. El siglo XIX. El cauce de la memoria, Akal, Madrid, 1998, p. 222.

 

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