El templo granadino de los santos Justo y Pastor es uno de los recintos que más obras conserva de Peral. Entre ellas encontramos dos esculturas que representan a la Virgen Dolorosa, una de ellas sedente y de talla completa, y la otra de pie y realizada para ser vestida. También tenemos las dos pequeñas imágenes de los titulares del templo, de talla completa y consideradas de las mejores de su producción, y los arcángeles Miguel y Rafael, dos obras de tamaño natural en las que nos vamos a detener al merecer ambas idéntica consideración.

Con los arcángeles nuevamente recurre el artista a modelos tradicionales de la escuela granadina, siendo manifiestas las evocaciones a Bernardo de Mora y a José Risueño. Señala Gallego Burín el característico tocado de San Miguel a la romana como el elemento más personal de la genialidad de Torcuato Ruiz del Peral. El príncipe de las milicias angélicas muestra fuertes analogías con la imagen de San Rafael.

López-Muñoz considera que los ángeles lampadarios de la Catedral de Guadix poseen semejanzas en actitud y ropajes con los arcángeles. Asimismo, afirma que, en los ángeles, la intervención de taller parece más que manifiesta y menciona a Juan de Salazar, discípulo de Peral, como co-autor de los mismos.

Fueron frecuentes los simulacros de San Miguel en la producción de Peral. Junto al del templo de los santos Justo y Pastor destacan el titular de la Parroquia de San Miguel Arcángel, de tamaño inferior del natural y procedente de una colección particular, y el del convento granadino de la Encarnación, muy pictórico y de rica policromía, en una actitud dinámica pisando al diablo con un escorzo muy leve del tronco.

Respecto a la iconografía de San Rafael, también recurrente en la trayectoria de Peral, existen interesantes ejemplos en el Museo de Bellas Artes de Granada, representado como peregrino, y en la imagen titular del templo granadino de San Rafael Arcángel, cuyo atuendo recuerda bastante al del anterior.