SALUS INFIRMORUM (IV) LA ADVOCACIÓN DE LA SALUD EN LA ESCULTURA SACRA ANDALUZA
CRISTO DE LA SALUD - CÓRDOBA (VÍA CRUCIS)

30/03/2020


 

 

El Cristo de la Salud es una imagen de Cristo crucificado del siglo XVI tallada en madera de pino de Flandes. A pesar de ciertas diferencias morfológicas, su estudio anatómico y la composición de la figura nos acercan a los modelos del escultor Roque Balduque, en cuyo círculo de seguidores podemos encuadrarlo. De origen flamenco, Balduque fue uno de los artistas más importantes del entorno de Sevilla durante el segundo tercio del quinientos, así como el introductor, en el ámbito de la escultura religiosa sevillana, de las corrientes estilísticas que, por aquellas fechas, se estilaban en la zona de Italia y Flandes.

Este crucificado cordobés se sujeta con tres clavos a un arbóreo madero de corte cilíndrico. Luce potencias cinceladas en orfebrería. La corona de espinas, trenzada y ramosa, ha sido labrada en el mismo bloque del cráneo. Cubre su desnudez con un paño de pureza muy decorado, constituido por una banda horizontal y ceñida que forma un lazo en la cadera izquierda y caída vertical con cierto vuelo. La policromía de la figura es de tonos aceitunados, con livideces que delatan la muerte de Jesucristo en la cruz.

La cabeza aparece desplomada hacia el lado derecho y los miembros se encuentran agarrotados por el "rigor mortis". El rostro, con el rictus sereno propio de quien ha vencido a la muerte y se abandona totalmente a la protección del Padre, es alargado, con los ojos policromados en la madera, la nariz afilada y los labios entreabiertos, dejando ver los dientes superiores labrados. La cabellera, al igual que la bífida barba, es larga y trabajada con finos mechones, cayendo algunos de ellos por el hombro derecho.

El Cristo de la Salud fue restaurado en 1974 por Miguel Arjona. Durante la restauración el imaginero cordobés encontró un pequeño documento que reza "Erigiose este Cristo en doce de marzo de 1590 siendo prioste Diego López Maldonado, Clérigo". Ateniéndonos a ello, observamos que se trata de una obra de un seguidor tardío, pues Balduque falleció en 1561, casi treinta años antes, lo que demuestra también la gran influencia que tuvieron sus creaciones a lo largo de toda la centuria, incluso en fechas en las que los matices clásicos renacentistas estaban más que asentados en el entorno gracias a artistas como Vázquez el Viejo o Jerónimo Hernández.

 

 

Estilísticamente el Cristo de la Salud se acerca a los crucificados documentados de Roque Balduque que se conservan en Cáceres y Medina Sidonia (Cádiz), pero sobre todo a los que han sido atribuidos al escultor y a su círculo, como el también cordobés Cristo del Amor, el Cristo de las Misericordias en Jaén o los crucificados que, con el título de la Vera Cruz, reciben culto en Marchena (Sevilla) y Villamartín (Cádiz).

Detalles como la arqueada silueta, el afilado semblante, el modelado de cabello y barba, unas extremidades con los músculos y tendones muy marcados, las costillas resaltadas del tórax, el vientre hundido y la forma del perizoma, nos remiten a los rasgos más o menos homogéneos del maestro flamenco. Probablemente el rasgo más diferenciador del Cristo de la Salud sea el rostro, que además de carecer del rictus doliente de los anteriores, presenta una resolución más simplificada e incluso arcaizante.

Venerada en el templo de San Juan y Todos los Santos, la imagen es titular de una cofradía fundada en 1972. Comenzó titulándose Hermandad de Penitencia del Santísimo Cristo del Vía Crucis, pero en 1976 adoptó el título de Hermandad del Vía Crucis del Santo Cristo de la Salud, restituyendo así al crucificado su advocación tradicional con la que era conocido por la mayoría de los fieles al menos desde el siglo XIX.

Procesiona el Lunes Santo por las calles de Córdoba. El Cristo de la Salud no lleva paso y es portado a hombros de sus hermanos nazarenos, dentro de un cortejo de gran recogimiento y austeridad que remite a la tradición medieval del "via crucis" callejero como manifestación de la piedad popular, en cuyo recorrido se recrea el camino al Calvario de Jesús a través del rezo de las 14 estaciones. En España esta práctica piadosa alcanzó su máximo esplendor en el siglo XVIII como ejemplo del nuevo orden moderado frente a los excesos barrocos.

 

 

Fotografías de Juan Antonio García Delgado

 

FUENTES

http://www.lahornacina.com/dossiercordoba4.htm

http://www.lahornacina.com/semblanzasbalduque.htm

GUTIÉRREZ SERRANO, Federico. Semana Santa de Córdoba, Madrid, Alpuerto, 1978, pp. 92 y 94.

 

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