El escultor parisino Étienne-Maurice Falconet (1716-1791) se encargo de dirigir el taller de escultura de la famosa fábrica de porcelana de Sèvres entre los años 1757 y 1766. Falconet realizaba estatuillas en terracota que luego servían de modelos para la producción de las delicadas figuras en porcelana blanca que caracterizaban a dicha manufactura con sede en la ciudad francesa del mismo nombre. Se han contabilizado unas 70 piezas modeladas por Falconet, entre las que encontramos efigies en solitario, parejas y grupos de tres personajes.

Esta en cuestión fue realizada en 1765, poco antes de partir Falconet a Rusia, donde estuvo ocho años desde que Catalina II requiriera sus servicios para realizar una estatua ecuestre del zar Pedro el Grande. La pequeña escultura (43,5 x 44 x 22 cm) muestra la capacidad del artista para las obras de fina estética que, a su vez, poseían gran fuerza escultórica, como vemos en otras creaciones para Sèvres como "El éxtasis de María Magdalena", labrada en la misma fecha, y muchas de sus piezas mitológicas y religiosas.

La imagen muestra al eremita ahuyentando violentamente con la cruz alzada a un ser demoniaco, que, como era habitual, toma apariencia femenina. El carácter bizarro de la criatura se manifiesta en tener garras de ave rapaz en lugar de pies. A la espalda de San Antón vemos al cerdito entre motivos vegetales. Se conoce la existencia de varias réplicas: la Ciudad de la Cerámica de Sèvres conserva tanto el modelo en terracota como la versión en porcelana que vemos, también otra en el Victoria & Albert de Londres y otra en manos privadas.