LA ICONOGRAFÍA DE SAN JOSÉ - PINTURA Y ESCULTURA (XV)
PEDRO RAMÍREZ EL MOZO
07/03/2021
El tema de los Desposorios de la Virgen se basa en los evangelios apócrifos y la "Leyenda Dorada", una colección del siglo XIII sobre vidas de santos escrita por el dominico italiano Jacopo della Voragine. Aunque el tema estuvo representado en Europa por artistas como Rafael, Durero o Perugino, fue raro en la pintura española del Siglo de Oro, ganado más vigencia en la Nueva España, donde fue cultivado en los siglos XVII y XVIII por algunos de los mejores pinceles de la época: José Juárez, Luis Juárez, Pedro Ramírez el Mozo, Cristóbal de Arellano y Sebastián López de Arteaga, este último procedente de Sevilla. Pedro Ramírez el Mozo (1638-1679) descendía de una destacada familia de escultores y retablistas. Su padre, Pedro Ramírez El Viejo, nació en Sevilla y emigró a Ciudad de México, donde logró un gran éxito, como lo atestigua la riqueza de los bienes inventariados a su muerte. Sabemos que Ramírez El Mozo ya nació en Ciudad de México, pero no sabemos mucho de su formación inicial, que posiblemente se desarrolló en Ciudad de México o en Puebla, donde se casó y se instaló por un tiempo antes de regresar a la capital virreinal. La obra, de grandes dimensiones (óleo sobre lienzo sobre panel de madera, 215,9 x 152,4 x 8,26 cm), actualmente conservada en Los Angeles County Museum of Art (LACMA), fue realizada en 1668 por Ramírez el Mozo. El trabajo de este pintor novohispano se caracteriza por los contornos marcados, el firme modelado y el alto grado de naturalismo. Otro de sus rasgos más característicos es su brillante manejo de las luces y las sombras, lo que confiere a sus composiciones un gran sentido de profundidad y teatralidad. José sostiene el bastón con flores para simbolizar que fue elegido por Dios para casarse con la Virgen. La escena está presidida por el Espíritu Santo, representado dentro de un círculo de luz, mientras dos manos majestuosas descienden de los cielos para abrazar a la pareja y santificar la unión. Esta inclusión de las manos de Dios es un detalle inusual que se repite en muchas obras de los pintores novohispanos antes mencionados, pero que está notoriamente ausente en los modelos europeos. Es posible que los artistas compartieran una fuente visual común, un grabado o pintura aún no identificado, pero es aún más probable que estuvieran mirando el trabajo del otro, lo que demuestra una importante tradición local de pintura. De hecho, la presente pieza de Ramírez el Mozo muestra fuertes conexiones con las citadas de Villalpando y López de Arteaga. La sencilla composición representa al sumo sacerdote judío en el centro, flanqueado por la santa pareja. El autor prescinde de la fastuosa ambientación en el Templo de Jerusalén, al igual que sucede con otra obra sobre el mismo tema, de inferior calidad, que se asigna a su producción, conservada en la Catedral de Ciudad de Guatemala. Otro detalle llamativo se encuentra en el realismo del sacerdote, tanto en su expresión facial como en sus manos, con cada nudillo claramente dibujado, frente a la idealización de la santa pareja. |
Fotografías de Yosi A. R-Pozeilov
FUENTES Con información de Ilona Katzew (LACMA). AA.VV. (URRUELA DE QUEZADA, Ana Mª, ed. y coord.) El tesoro de la Catedral Metropolitana, Guatemala, Banco Industrial, 2005, pp. 85-86. |
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