GIUSEPPE SANMARTINO. 300 AÑOS
SAN AGUSTÍN

18/07/2020


 

 
 
Foto: Massimo Listri

 

Hasta las últimas aportaciones documentales del historiador Vincenzo Rizzo se pensaba que los trabajos escultóricos de Giuseppe Sanmartino en estuco para la iglesia napolitana de Sant'Agostino alla Zecca se ceñían principalmente a las piezas ubicadas en el altar mayor: el grupo de San Agustín que preside el camarín central, con el santo titular del templo combatiendo la herejía y flanqueado por las alegorías de la Fe y la Caridad, y el superpuesto de la Santísima Trinidad rodeada de ángeles en el tímpano absidial.

Sin embargo, gracias a Rizzo ahora sabemos que su actividad se extendió a varias cabezas de querubines, la pareja de ángeles del arco triunfal, los dos bustos de santos obispos entre angelitos a ambos lados del ábside y las estatuas de San Gregorio Magno y San León Magno, doctores de la Iglesia, en dos elaboradas hornacinas situadas a los lados de la puerta de entrada al templo, en la contrafachada. Estas últimas son dos magníficas obras concebidas por Sanmartino con elegante naturalismo, solemnidad y refinamiento formal.

El extraordinario grupo de San Agustín merece especial atención. Su impetuoso modelado, lleno de nervio expresivo, remite directamente a Bernini. Es una obra de madurez del artista, que representa al santo en su línea iconográfica tradicional: vestido de obispo, espesa barba rizada en el rostro, pluma en una de sus manos para simbolizar su fecundidad literaria, y en la otra un libro en alusión a sus conocimientos en teología desplegados al servicio de la Iglesia. Su pie izquierdo se inclina, casi para aplastarlo, sobre un hereje que se arroja al suelo, lo que constituye el símbolo de la victoria del catolicismo sobre toda forma de herejía, como la protestante, que es implacablemente derribada por la afilada pluma agustiniana. "Agostino malleus haereticorum", así se definió al santo en la Edad Media, un reflejo de lo que supone esta obra de Sanmartino.

A los lados del alto pedestal del santo se hallan la Fe y la Caridad, representadas como matronas de ampulosos ropajes al igual que otras alegorías del artista: la primera, con uno de sus ojos tapados, sostiene la cruz en su mano izquierda; mientras que la segunda, arrodillada y descubriéndose un pecho para amamantar a un niño, quedando otro llorando a sus plantas, guarda notable afinidad con la ya estudiada escultura homónima de Martina Franca, hasta el punto de parecer captar el instante inmediatamente anterior.

Respecto al grupo de la Santísima Trinidad, según Elio Catello fue objeto de una mala restauración, sobre todo la figura del Padre Eterno, cuyo rostro quedó notablemente desfigurado.

Los estucos de Sanmartino para Sant'Agostino alla Zecca fueron realizados entre 1760 y 1761 como parte de la remodelación que sufrió el presbiterio de la casa principal de los agustinos en Nápoles, uno de los mayores y más fastuosos templos de la ciudad. Lamentamos no disponer de mejores instantáneas de las piezas, pero la iglesia se halla cerrada desde el terremoto de 1980, dando lugar a uno de los episodios más tristes para el patrimonio napolitano pese a que varios museos e instituciones guardaron todas las obras de arte cuya movilidad les permitía ser trasladadas. Tras años de abandono, vandalismos e incluso robos de piezas, como el de diez columnas de mármol o el de los angelitos que sostenían las velas en la base de todas las columnas, finalmente fue objeto de la tan deseada restauración que, según las últimas noticias, está casi terminada.

 

 

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