La imagen de San Juan de la Cruz, en origen de candelero, fue transformada en 1968 por Juan Abascal, que le hizo un cuerpo nuevo de talla al que acopló la cabeza y las manos originales, conservando también el ángel pasionario, que como hemos visto se atribuye a Blas Molner. Ese año fue trasladada de uno de los retablos laterales al retablo mayor. Se identifica con la encargada por el convento a Pedro Roldán en 1676 para celebrar la beatificación del santo. De ser así, se trata de la imagen que presidió la solemne inauguración del nuevo templo del Carmen en la Isla de León, actual San Fernando (Cádiz), el 2 de febrero de 1733.

Niño Jesús de gran tamaño, de pie, levantando los brazos en graciosa actitud que, junto a la expresividad y naturalidad de su rostro le ha valido el apelativo "Galán" que con justicia le corresponde. Conserva valiosa peana estofada a base de acantos y con tonalidades verdosas y carmines. Sobre la peana, un grupo de cabezas de angelotes sirve de base al Niño. Nos encontramos con una imagen de calidad que apunta a un gran maestro del barroco hispalense. El tratamiento del cabello a base de grandes mechones tallados con naturalidad y los rasgos del rostro nos llevan a vincular esta imagen a la producción de Pedro Roldán (1624-1699), donde se hacen presentes las características de su arte. La expresividad de este Niño recuerda a los ángeles de la Sacramental de la Magdalena, concretamente al San Gabriel, así como a los bustos-relicario de santas de Montilla. Nos situamos en esta estética que inauguró José de Arce y que Roldán llevó a su plenitud.

Por su parte, San José con el Niño en brazos, imagen de tamaño inferior del natural sobre peana dorada, nos lleva directamente a la producción de Pedro Roldán, sobre todo en la excelente calidad de la figura del Patriarca y en la cuidadosa ejecución de los estofados que lucen las prendas.