LA OBRA SACRA DE VICENTE LÓPEZ (1772-2022)
SAN SEBASTIÁN
06/10/2022
Conocido también como San Sebastián atendido por Santa Irene, este óleo sobre lienzo (78,7 x 64,5 cm) se halla firmado por el pintor valenciano en la roca que aparece en la zona inferior, detrás del pie izquierdo del santo: "Vte López f/Valencia". No consta la fecha de ejecución en la obra, pero se supone que fue realizada entre 1795 y 1800, periodo de significativos cambios personales y profesionales del artista, pues regresó a Valencia poco antes para convertirse en vicedirector de pintura de la Academia de San Carlos -donde había estudiado de niño-, casarse con María Piquer -con la que tuvo dos hijos, Bernardo y Luis, también pintores siguiendo el estilo de su padre, pero con escaso éxito- y ser nombrado finalmente presidente de la referida academia valenciana. Vicente López fue un neoclásico que conservó huellas del rococó. El énfasis neoclásico se observa sobre todo en su dibujo magistral, aunque con menos rigidez de la habitual en dicho estilo artístico. Lo anterior, unido a su habilidad con los pinceles -especialmente en las pinturas de pequeño formato- y a no verse afectado por el romanticismo popular al final de su carrera, le llevó a ser considerado el mejor pintor español de su época, sólo superado por Goya. Uno de los rivales de López fue Agustín Esteve Marqués. Con esta pintura se ilustra la tradición que narra cómo la viuda romana Irene curó las heridas al santo después de que los arqueros romanos le disparasen sus flechas una vez descubrieron que era cristiano. Retorciéndose de dolor, San Sebastián mira hacia el cielo mientras Santa Irene saca las flechas de su cuerpo martirizado. La exquisita paleta y la textura cremosa de las pinceladas contrastan con el dramatismo y la emoción de este episodio religioso, muy diferente de las representaciones que muestran al santo atado a un árbol momentos después del ataque, del que sobrevivió milagrosamente gracias en parte a Santa Irene. La obra formaba parte de una colección privada española hasta que, a través de la madrileña Galería Caylus, fue vendida a finales de la década de 1990, siendo donada en el año 2000 por Stanley Moss al Museo Getty de Los Ángeles, convirtiéndose así en una de las pinturas españolas más preciadas de su colección. Vicente López compuso dinámicamente la figura de Sebastián, con un brazo atado por encima de la cabeza y el otro sujeto por la ayudante de Irene -cuya penetrante mirada se clava en la del espectador- para mostrar más claramente las heridas en la parte superior del cuerpo y aludir de este modo al martirio sufrido por Cristo. La pierna doblada del santo revela el profundo dolor que le produce tanto la herida sangrante -de la que Irene ya ha sacado una flecha-, como el hecho de que la santa, inclinada sobre la rodilla del mártir, tire de sus carnes para extraer una segunda flecha, pese a hacerlo con extrema suavidad. En primer plano, aparecen la armadura y las armas que usó Sebastián como capitán militar, lo que indica que este evento ocurrió en la antigua Roma. |
Anterior entrega en este |
BIBLIOGRAFÍA LLOBREGAT CONESA, Enrique e YVARS, José Francisco. Història de l'art al País Valencià, vol. II, Valencia, Tres i Quatre, 1988, p. 271. |
www.lahornacina.com