GEORGES ADÉAGBO


 

 

El mayor de once hermanos, Georges Adéagbo (Cotonou, Benín, 1942) inició estudios de Derecho y Empresariales en Francia, pero se vio obligado a abandonarlos para regresar a su Benín natal tras la muerte de su padre. Dejando atrás a su novia francesa y una prometedora carrera, en contra de su voluntad y retenido por su madre, Adéagbo asumió en el año 1971 la responsabilidad de ser cabeza de familia.

Frustrado y desorientado ante la forma de vida tradicional beninesa que su entorno social trataba de imponerle, comenzó a reflexionar sobre el destino y la naturaleza, creando en el patio de su casa "constelaciones", en las que mezclaba objetos de la vida cotidiana con originales textos escritos por él mismo.

Después de trabajar en soledad durante 23 años, fue invitado a presentar una primera muestra de su obra en Francia. Desde entonces, ha realizado exposiciones en todo el mundo, incluido el Palacio de las Naciones Unidas de Ginebra, la Serpentine Gallery de Londres, la Round Tower de Copenhague, la 2ª Bienal de Johannesburgo, la 24ª Bienal de Sao Paulo, la Documenta 11 de Kassel y las 48ª y 53ª Bienales de Venecia.

La obra de Adéagbo se caracteriza por la combinación de diversos objetos y textos, que encarga, colecciona o encuentra en Cotonou y en las zonas circundantes de los lugares en los que presenta sus exposiciones. Para ello, antes de inaugurar una exposición en una localidad, Adéagbo necesita pasar allí el tiempo suficiente para poder contrastar su investigación con la experiencia directa de las condiciones y circunstancias del lugar. Sobre esta base, complementa los textos y objetos seleccionados de su archivo de Benín con piezas obtenidas en ese entorno concreto, transformándolas en nuevas piezas que sólo tienen sentido en esa ubicación específica.

 

 

 

Estas instalaciones no tratan tanto de la pluralidad (de objetos y textos) como de los problemas, complejidades y negociaciones de la acumulación y del consumo, las traducciones y transformaciones, relaciones, proximidades y desplazamientos de los objetos y los textos que introduce en la obra.

Por lo general un tema central conecta todos los elementos del "ensamblaje" con la manera de diseñar la ejecución de la instalación, al tiempo que marca la tensión entre lo visual y lo verbal; objetos y textos que cubren paredes e invaden suelos, implicando lo vertical y lo horizontal en la experiencia del espectador.

Adéagbo se ve a sí mismo en el papel comunitario del artista en tanto que "misionero", de ahí que el lenguaje de sus historias contingentes y enunciados enigmáticos sea el de las parábolas elaboradas con esmero, los mitos originarios y formativos y las metáforas metafísicas. Como resultado y mediante la creación de una tupida red simbólica de acontecimientos, Adéagbo ilustra la universalidad de las leyes de la naturaleza que rigen la vida en todas partes, al tiempo que revela la diversidad de condiciones existentes en un emplazamiento dado.

 

 

En la muestra Misión y Misioneros, celebrada en el MUSAC en 2011, el espectador tuvo la oportunidad de repasar la manera en la que el artista interviene en las colecciones permanentes de instituciones y museos a partir de una serie de pequeñas instalaciones que, a la manera de altares, "recrean" la práctica del artista. Esta serie de "constelaciones" fue elaborada a partir de obras anteriormente presentadas en la Fondazione Querini Stampalia de Venecia y en el Museo Palazzo Vecchio de Florencia. Además, este idiosincrático conjunto de obras se complementó con una sala que introducía y envolvía en el quehacer y el proceso creativo del artista.

La pieza fundamental de dicha muestra fue la instalación La Misión y los Misioneros, producida exclusivamente para el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC) y que dio título a la mencionada exposición. En ella el artista beninés Georges Adéagbo aborda el complejo e inexhaustible tema de la misión, tanto a partir de su propia experiencia personal y profesional, como a través de la Historia y la Religión, sus relaciones y contradicciones, sus repercusiones y transformaciones.

Esta densa y compleja obra de acumulaciones, referencias y relaciones constituye, como la mayor parte de las instalaciones creadas por Adéagbo, lo que Stephan Köhler quiere entender como "un oráculo y un talismán que nos orientan y protegen por los derroteros de la vida, una orientación, análoga a un mapa y una brújula, un espacio mental en el que reflexionar acerca de dónde venimos, dónde nos encontramos y, no menos importante, si estamos en el camino adecuado para reconocer y cumplir nuestro cometido vital".

 

 

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