Caída de los Ángeles Rebeldes

Hacia 1725-1735
Mármol blanco de Carrara
168 x 80 x 81 cm
Colección Intesa Sanpaolo. Gallerie d'Italia - Vicenza
Foto: Valter Maino

Natural de Dolo, localidad muy cercana a Venecia, Francesco Bertos (1678-1741) fue uno de los escultores más singulares y célebres de la región italiana del Véneto durante casi la primera mitad del siglo XVIII. Hablamos de un artista que ha permanecido en el anonimato durante mucho tiempo y todavía quedan varias interrogantes sobre su trayectoria.

Es probable que Bertos tuviera alguna experiencia artística fuera del Véneto y que exista una relación no especificada con el escultor Girolamo Bertos, activo en Emilia-Romaña. Gracias a Giannantonio Moschini sabemos que fue discípulo y colaborador de Giovanni Bonazza, como se documenta en dos pagos de 1707 y 1710, hasta el punto que algunas obras de ese periodo, relacionadas habitualmente con Bonazza, también son atribuibles a Bertos, como la figura yacente de la Magdalena penitente que se conserva en Padua.

Bertos destacó por sus originales grupos de mármol y bronce con pequeñas figuras, caracterizados por composiciones complejas, ricas en personajes y detalles, dedicadas a temas mitológicos o alegóricos tan extraños como fascinantes. Se trata de conjuntos de estatuillas entrelazadas en movimientos dinámicos, que se organizan en un desarrollo piramidal y parecen desafiar las leyes de la gravedad. Se considera que esta actividad de Bertos comenzó con grupos de mármol para luego pasar al bronce, material más seguro para la solidez de sus pequeños componentes. La habilidad necesaria para tales construcciones hizo que Bertos también ejerciera como fundidor. Dichas obras adornaron las casas de algunos de los coleccionistas más ilustres de su tiempo, caso del zar Pedro el Grande o el rey Carlos Manuel III de Saboya, bien como triunfos los más espectaculares, bien como tinteros o saleros los más sencillos.

Alegoría del otoño

Hacia 1725
Bronce
79,5 x 44,1 x 36,8 cm
The Jean Paul Getty Museum (Los Ángeles)

La increíble capacidad técnica de Bertos asombró a sus contemporáneos. De hecho, sus atrevidas creaciones parecían desafiar los límites de los propios materiales, con figuras que se movían libremente como las pintadas en los techos de las habitaciones de los palacios aristocráticos por los grandes pintores contemporáneos: Giovanni Antonio Fumiani, Antonio Bellucci, Sebastiano Ricci, Giovanni Battista Pittoni y Giambattista Tiepolo, creadores todos ellos de un universo figurativo en el que trabajó Bertos y que le influyó. Esta maestría, considerada casi sobrehumana, atrajo incluso la atención de la Inquisición, que le acusó de haber hecho un pacto con el diablo.

Pero además de su virtuosismo técnico, las esculturas de Bertos esconden en su fusión de elementos iconográficos, hoy difíciles de comprender para el gran público, una dimensión culta que permite interpretarlas como preciosos juegos intelectuales exhibidos por refinados coleccionistas para entretener a los invitados en estimulantes conversaciones. El estilo original de Bertos también evocaba la perfección de la Antigüedad, los modelos de la escultura del Renacimiento veneciano y las audaces composiciones manieristas de Giambologna.

También realizó Bertos obras de gran formato, con las estatuas del jardín de la Villa Passariano, encargadas por Antonio Manin en 1715, fecha considerada como el inicio de su actividad autónoma. También destacar las estatuas que coronan el palacio señorial de los Pisani en Stra, obras también relacionadas antaño con su maestro Bonazza.

Alegoría de la victoria sostenida por el valor

Hacia 1700-1710
Bronce
88,9 x 39,1 x 36,8 cm
The Art Institute of Chicago

Magdalena penitente

Hacia 1700
Mármol
25 x 71 x 27 cm
Musei Civici di Padova
Foto: Dwight Peck