NICOLÁS DE BUSSY
Manuel Lara Serrano
La mejor presentación que podemos hacer es transcribir unos párrafos de una de las mayores expertas del escultor, la profesora María del Carmen Sánchez-Rojas Fenoll:
Nuestro escultor nace en el año 1651 en Estrasburgo, ciudad alsaciana que pasaría a poder francés con la firma de la paz de Westfalia (1648) que puso fin a la llamada Guerra de los Treinta Años. Esta región ejerció a la largo de la historia de pasillo vital para las corrientes culturales entre en Norte y el Sur de Europa. Bussy debió llegar a España en el séquito de Don Juan de Austria con una acreditada fama de escultor, evidenciando una sólida formación dentro de los cánones del Barroco europeo. Formado pues en la Europa Central, quizás en la Flandes católica, denota en sus obras una estética entre flamenca e italiana. Podemos observar en las obras de Nicolas de Bussy una clara influencia del Barroco italiano, en especial de Gian Lorenzo Bernini, y el clasicismo manierista de Duquesnoy, muy evidente en sus obras en piedra. Demuestra gran conocimiento y sólida formación en la confección de retablos y en el trabajo de la madera que pudo adquirir en la Alemania católica dónde era muy frecuente la realización de retablos policromados, pulpitos, sillerías de coro y confesionarios. Indudable es también la influencia de Rubens y Van Dyck, que le aportarían el dramatismo expresivo de sus obras. Igualmente denota la herencia de los maestros alemanes, en especial de Artus Quellinus el Viejo, que también sintoniza con el estilo y la plástica del Barroco español. |
Su fama se consolida con su nombramiento como escultor de cámara del rey Carlos II, permaneciendo en la Corte durante la regencia de doña Mariana. Será durante esta época cuando se le conceda el hábito de Santiago. Se instala en Murcia en 1688, procedente de Alicante, ciudad a la que llego supuestamente en 1674, donde montó taller y contrajo matrimonio en el año 1676. Ya en 1689, recién llegado a Murcia, recibe el encargo de realizar el Cristo de la Sangre para la Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Su extremada religiosidad le hace, ya al final de sus días, abrazar el hábito cartujo, pasando posteriormente a vestir el mercedario en el Convento de la Merced en Valencia el 14 de enero de 1706. Muere en diciembre de ese mismo año. Nicolas de Bussy es un escultor formado desde muy joven en la Europa Central. El clasicismo italiano imprime a sus obras de una elegancia, un juego de volúmenes, un tratamiento de telas que denota, como hemos dicho, la herencia de Bernini. Sus figuras presentan una elegante apostura, un suave contraposto, un tenue giro de la columna que partiendo de la cintura continúa hasta la cabeza, lo que imprime un leve movimiento frontal. A pesar de mantener los pies en un mismo plano, otorga a la figura una línea quebrada que se pierde en el infinito, detalle de clara tradición clásico-manierista que nos recuerda a Duquesnoy. Se plasma esta tendencia en el San Fernando de la Catedral de Murcia y llega a su máxima expresión en sus obras en piedra, caso del San Agatángelo de Elche. Será en la expresividad, la carnalidad y el dramatismo de sus obras donde se aprecie la influencia de Rubens, Van Dyck y Artus Quellinus el Viejo. Es posible que durante su estancia en la corte pudiera conocer y asimilar la obra de sobresalientes maestros castellanos y andaluces. El historiador Germán Ramallo Asensio describe así el tipo humano usado en sus desnudos masculinos: "son hombres de esqueleto algo frágil, más humanos que héroes, que, pese a su delgadez, se aprecia muy claramente el recubrimiento muscular, así como la base ósea que lo sostiene". Este tipo humano se complementa con unos rasgos fisonómicos característicos que nuestro escultor imprime a sus figuras, como son la estrechez de las sienes, las frentes fruncidas, las cejas arqueadas, los músculos y tendones perfectamente reconocibles bajo la piel, el cabello muy volumétrico y plástico en su traza, la pareja de venillas en la sien, la boca entreabierta, los cuellos poderosos y unas manos cuidadas y expresivas. Pero sobre todo lo que caracteriza a Nicolás de Bussy es "la maestría de nuestro escultor en la plasmación de estados místicos", en frase de la profesora Sánchez-Rojas Fenoll. |
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