CHARLES CRESSENT

Nacido en 1685, en el término francés de Amiens, dentro del seno de una familia de artistas. Cressent se mantuvo activo entre 1719 y 1757. El abuelo era tallista en madera y mueblista y el padre, escultor. En Amiens comenzó su formación como maestro. Más tarde se desplazó a París para completar sus estudios y trabajar ahí, donde fue admitido como escultor en la Academia de Saint-Luc cuando corría el año 1714. A partir de esa fecha, empezó el trabajo como broncista de algunos afamados ebanistas.

En 1719 obtuvo el título de maestro escultor. Fue por esa época cuando se casó con la viuda de Poitou, mueblista del Duque de Orleans, regente de Francia entre 1715 y 1723. Las viudas de los maestros tenían derecho a mantener abierto el taller, regla que las hacía sumamente atractivas. Por tanto, con su matrimonio, Cressent heredó el afamado taller del difunto marido de su esposa y la clientela del mismo, incluido el duque. En la parte baja de la casa se encontraban los talleres de ebanistería y bronces. La primera planta estaba dedicada a la venta de muebles y cuadros, mientras que las habitaciones privadas ocupaban el segundo piso.

En los documentos de la época se le cita alternativamente como escultor o como ebanista del Duque de Orleans. No sólo diseñaba los muebles sino que también hacía los moldes de cera para los bronces, que se superponían a los muebles y que eran característicos de su estilo. En 1733 tuvo problemas con los gremios de fundidores y de doradores, que se quejaban de que Cressent modelaba y doraba los bronces en su propio taller, algo prohibido por los estrictos límites entre las competencias de los distintos gremios, según los cuales un ebanista no podía trabajar en metal. Sin embargo, él se defendió alegando que los dorados se hacían a veces con oro y no podía exponerse a dejarlo en otras manos. Pero parece que la principal razón para dorar en su propio taller era para que sus bronces no fuesen copiados. Además, así podía vigilar de cerca la calidad de las piezas.

También fundía todo tipo de objetos decorativos: candelabros, marcos para espejos, apliques, decoraciones para chimeneas e incluso para altares de culto. Lógicamente esto tenía que provocar las mencionadas diferencias con los gremios de fundidores y doradores. Se sabe que entre 1723 y 1743 Cressent fue multado por lo menos en tres ocasiones por transgredir los reglamentos de las corporaciones.

El tema dominante en el trabajo de Cressent es la decoración en bronce, con un tratamiento de una ligereza, frescura y vitalidad hasta entonces desconocido, que anticipan lo que sería el estilo Rococó. Pero además introduce en sus obras un nuevo elemento: el color. Cressent desechó completamente el ébano, y sus combinaciones preferidas eran las de tonos calientes, que creaban un maravilloso fondo para sus montajes de bronce. Las partes altas se remataban con mármoles de colores diferentes.

Cressent nunca estampilló sus muebles, pero gracias a los catálogos que usaba en su tienda para que los clientes escogieran los modelos, se ha podido tener una idea de lo que fue su producción. Las descripciones detalladas de los catálogos testifican una producción muy homogénea. Las piezas llegadas hasta nosotros demuestran su maestría estilística, su habilidad técnica y gran sensibilidad para las proporciones.

La mayor parte de los muebles que salían del taller de Cressent eran cómodas. También realizó boureaux plats, embellecidos con montajes de bronce en las esquinas y cabezas femeninas que podrían haber escapado del mundo exquisito y bucólico de Antoine Watteau.

Los armarios y las librerías eran muebles muy pedidos durante el periodo regencia, pues se empleaban tanto para guardar libros como para exponer medallas o colecciones. Una muestra de Cressent en este apartado lo constituye una pareja de armarios; uno de ellos llamado de la Astronomía y la Música y el otro de la Pintura y la Escultura; en ambos está patente la finura de Cressent como escultor, premonición del más puro rococó.