DANIEL ZULOAGA
Daniel Zuloaga (Madrid, 1852 - Segovia, 1921) está considerado hoy día uno de los protagonistas más importantes de la historia de la cerámica española, con una importante labor en el campo de la recuperación de las técnicas cerámicas tradicionales españolas, así como introductor en nuestro país de los estilos de moda en Europa como el Neorrenacimiento y el Modernismo, al tiempo que creaba su propio estilo de decoración cerámica, dentro del Regionalismo y la estética del 98. Como ceramista creó escuela, con numerosos discípulos, empezando por sus hijos Juan, Esperanza y Teodora, y siguiendo por sus ayudantes, caso de Fernando Arranz, que llevó las técnicas de Zuloaga hasta Argentina; eso sin olvidar sus enseñanzas como catedrático en la Escuela de Cerámica de Madrid, donde numerosos alumnos a lo largo de cursos sucesivos desarrollaron su característico estilo de pintura en la cerámica. Daniel Zuloaga nació en el seno de una familia de artistas del metal de larga tradición, conocida ya en el siglo XVIII. Su padre, Eusebio Zuloaga, director de la Real Armería y especialista en la técnica del damasquinado, poseía una fábrica de armas en Éibar y un taller en Madrid, y su madre, Ramona Boneta, era experta en galvanoplastia. Del matrimonio nacerán también otros dos importantes ceramistas, Guillermo y Germán Zuloaga Boneta, si bien será Daniel el más importante de ellos al morir sus hermanos tempranamente. Sobrino del ceramista fue el famoso pintor Ignacio Zuloaga, y también pintor era su cuñado Ignacio Suárez Llanos. Tres de los hijos de Daniel -Juan, Esperanza y Teodora- continuaron la tradición ceramista de su padre, seguida después por su nieto -Daniel Zuloaga Olalla- y el hijo de éste, Juan Daniel Zuloaga Khoyan. Tras formarse en el ámbito familiar y en la Escuela de Cerámica de Sèvres, en 1877 la Corona concedió a los hermanos Zuloaga los terrenos que ocupaba la antigua fábrica de cerámica de la Moncloa en Madrid. El primer trabajo importante llegó en 1883, al recibir la fábrica el encargo del arquitecto Ricardo Velázquez Bosco para la decoración cerámica externa del Pabellón del Retiro en la Exposición Nacional de Minería, Artes Metalúrgicas, Cerámica, Cristalería y Aguas Minerales. No sería ésta la única colaboración entre el arquitecto y el ceramista, ya que en años sucesivos trabajarían juntos en edificios tan conocidos como el Palacio de Cristal, integrado en el Parque del Retiro, o la decoración de la Escuela de Ingenieros de Minas, ambos en Madrid. Otros trabajos importantes de estos momentos fueron las decoraciones de varios salones de la Diputación Provincial de Guipúzcoa, en San Sebastián, y del Salón de Recreo de Burgos. En 1893 se trasladó a Segovia, debido al nuevo encargo que el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco le hizo para la decoración de las cuatro fachadas del Ministerio de Fomento en Madrid, obra que llevó a cabo en la fábrica de loza de La Segoviana, propiedad de los hermanos Vargas. Los años de Daniel Zuloaga en La Segoviana coinciden con un cambio en sus métodos de trabajo y en su estilo, que entra de lleno en la estética modernista. También aquí pinta por vez primera escenas regionalistas, como las caravanas de segovianos, y aparecen por primera vez monumentos como el Acueducto. Estos años del cambio del siglo son fructíferos en cuanto a encargos de cerámica aplicada a la arquitectura, y los pedidos llegan de toda España, sobre todo de la zona centro y del norte. Durante la época de La Segoviana, Daniel Zuloaga también dio a conocer su obra por medio de exposiciones, como la que organizó en el famoso cenáculo de los modernistas catalanes "Els Quatre Gats" de Barcelona, o la Exposición de Arte Moderno de Bilbao en 1905. |
Daniel Zuloaga, después de abandonar La Segoviana en el verano de 1906, se trasladó con su familia a San Sebastián en el mes de septiembre. Allí trabajó como director de la fábrica de porcelana de Pasajes de San Juan (Guipúzcoa). Es uno de los momentos de la vida de Daniel menos conocido. Seguramente, se dedicó a la producción de vajillas y otro tipo de piezas en la misma línea que lo hacía la fábrica cuando él llegó, aunque es posible que creara también algunos modelos nuevos dentro de la estética del modernismo, tal como lo había estado haciendo antes en La Segoviana. De este año son las decoraciones cerámicas de la Estación de Ferrocarril de Cartagena y los murales de la fachada de la Estación de Ensayos y Semillas de Madrid. Al cabo de poco más de un año, después de una experiencia frustrante, volvió a Segovia a finales de 1907, gracias al encargo para pintar el gran telón con destino al Monumento de Semana Santa de la Catedral de Segovia. Al tiempo que trabaja en este Monumento, transformó en taller de cerámica la Iglesia de San Juan de los Caballeros, que había comprado años antes. En 1908 encendió sus hornos por primera vez, haciendo una cocción de bizcocho. En 1911 fue nombrado profesor de la Escuela de Cerámica de Madrid y ese mismo año recibió el primer premio de la Exposición Nacional de Artes Decorativas de Madrid. Estos años serán de mucho trabajo y éxitos. En 1914, el arquitecto Antonio Palacios le encargó la decoración de las cerámicas de las fachadas del Hospital de Jornaleros de Cuatro Caminos en Madrid. Una de las exposiciones de más éxito será la que presentó en el Salón Parés de Barcelona, en 1916. El año de 1918 y el siguiente, 1919, fueron de gran actividad: su fama ya había llegado a todos los puntos de España y los encargos se recibían de todas las zonas de la geografía española: Barcelona, Madrid, Salamanca, Huelva, Gijón, Bilbao, Toledo, Zaragoza... Además de los estilos neorrenacentista, neomedieval y el llamado "persa", la estética predominante en la época de San Juan de los Caballeros es la regionalista. La utilización de la fotografía es uno de los aspectos menos conocidos y más novedosos de Daniel Zuloaga, y es uno de los rasgos más característicos de la modernidad de este artista, atento a las técnicas que se desarrollaban fuera de España. Para la decoración de las cerámicas hizo uso frecuente de fotografías, tanto tomadas por él mismo como hechas por fotógrafos profesionales como Laurent, a veces compradas y a veces regaladas por los propios fotógrafos o por amigos. 1921 es el último año de la vida de Daniel Zuloaga. Por fin ve alcanzado el sueño de tener casa en San Juan de los Caballeros, construida por el arquitecto Eladio Laredo sobre la nave central de San Juan. Siempre deseoso de nuevos descubrimientos, en primavera hace un viaje a Tánger. Al mismo tiempo prepara exposiciones en Madrid y Barcelona. La primera en el Palacio de Bibliotecas y Museos junto a artistas de Madrid y su provincia, y la segunda y última en la Sala Parés de Barcelona. En 1922 se celebrará una exposición póstuma de la obra de Daniel Zuloaga en el Palacio de Bibliotecas y Museos de Madrid, con gran éxito de la crítica y el público. |
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