El veneciano Giovanni Giuliani (1664-1744) es considerado uno de los escultores más importantes del barroco austríaco. Sus obras, la gran mayoría realizadas en madera, se caracterizan por su acusado sentido de la tridimensionalidad, su movimiento, sus gestos dramáticos y expresivos, y sus ropas ondulantes.

Giuliani aprendió su oficio de varios maestros en Bolonia, Venecia, Tirol y Múnich, siendo Giuseppe Mazza el más famoso de ellos. A partir del año 1690 se traslada Austria, lo que supuso la introducción de la escultura del barroco italiano en Viena, ciudad que se encontraba artísticamente muy mermada por el segundo asedio turco.

Es mayormente conocido por sus piezas sacras, si bien también realizó numerosa obra civil, destacando sus trabajos en el palacio de invierno vienés diseñado por Johann Bernhard Fischer para el príncipe Eugenio de Saboya y en el palacio del príncipe Johann Adam Andreas I de Liechtenstein, actualmente sede del Liechtenstein Museum de Viena.

A partir de 1711 se halla vinculado a la abadía cisterciense de la localidad austríaca de Heiligenkreuz, donde también jugó un importante papel su discípulo y colaborador Georg Raphael Donner. Hasta su muerte en 1744, Giuliani renovó la abadía con obras tan notables como la sillería del coro, el monumento a la Santísima Trinidad o los grupos escultóricos del claustro que representan a Cristo con San Pedro y Santa María Magdalena.

Tras la muerte de su esposa, Giuliani entró como miembro del cenobio, siendo enterrado en su iglesia al igual que otro artista que también trabajo para el complejo: el pintor Martino Altomonte.

Obra magna del escultor es el grupo del Descendimiento de Cristo (hacia 1730), también conservado en Heiligenkreuz. Tardío dentro de su trayectoria, este dinámico conjunto de nueve figuras fue tallado en madera de tilo a un tamaño casi natural. Contrasta la serenidad de la escena superior, con Jesús casi sin signos de sufrimiento y tres santos varones -José de Arimatea, Nicodemo y un tercero sin identificar- que descienden su cuerpo con suavidad, con la escena inferior que muestra a la Virgen gritando su angustia al espectador mientras es contemplada por San Juan y la Magdalena tiernamente inclinada sobre los pies del maestro para darle un último beso.

Otras creaciones destacables de Giuliani son el retablo mayor de la Capilla de San Juan, la Lamentación sobre Cristo muerto del Bode-Museum (Berlín), el martirio de San Sebastián y los cuatro evangelistas del Belvedere de Viena o el grupo de la Virgen con el Niño del MET.