FILIPPO PARODI

Teresa Leonor Vale


 

 

 

Filippo Parodi (1630-1702), el primer gran escultor barroco nacido en Génova. Según el historiador Wittkower, obtuvo su formación artística decisiva en Roma, en el amplio atelier de Gian Lorenzo Bernini.

La permanencia romana de Filippo Parodi -de 1655 a 1661- le habría permitido no sólo observar sino también participar en la intensa producción escultórica que de forma imparable rellenaba iglesias y palacios, poblaba plazas y animaba jardines. Integrado en el amplio abanico de discípulos y colaboradores de Bernini, Parodi parece haber estado muy concretamente conectado a Ercole Ferrata (¿1610-1614?-1686) y a su taller. Su regreso a Génova y su encuentro con el escultor francés Pierre Puget (1620-1694), activo en Génova entre 1660 y 1668, permitieron dar un significativo impulso en la introducción y divulgación del barroco romano en Liguria.

Las obras de Parodi, las de los años 1660 y 1670 sobre todo, se integran en el Seicento romano, revelando afinidades con Antonio Raggi (1624-1686) y Melchiorre Caffà (¿1635-1638?-1667), según Wittkower, sin duda los escultores que más lo marcaron (por su creatividad y osadía) a pesar de que Parodi estuviera particularmente asociado al atelier de Ferrata, también artista dotado de notables cualidades, las cuales le aseguraron la posición preponderante de que gozó después de desaparecido Bernini en el panorama de la producción escultórica romana. De esta primera parte de su obra escultórica son el Éxtasis de Santa Marta para la iglesia genovesa del mismo nombre, y el San Juan Bautista para la Iglesia de Santa Maria Assunta de Carignano.

En un segundo momento -referente a su período véneto, después de 1683 y después de la actividad desarrollada preferentemente en Génova y sus dos viajes a Roma- se registra una evolución por la que se asiste a una delicada articulación entre las enseñanzas berninianas recogidas en Roma y un estilo protorrococó, que se revela como nueva tendencia y se reconoce en las obras de otros escultores activos en Roma en los últimos años del siglo XVII y primeros años del XVIII. De la segunda fase de la obra escultórica de Filippo Parodi es buen ejemplo el monumento fúnebre erigido al obispo Francesco Morosini, en la Iglesia de San Nicolás Tolentino de Venecia, y el conjunto escultórico de la Capilla del Tesoro de la Basílica de San Antonio de Padua.

 

 

 

La importancia de Filippo Parodi se prolongó más allá de su vida y entre sus discípulos reconocemos nombres que reencontramos cuando nos ocupamos de la escultura del Settecento. Es a través de la actividad de estos discípulos de Parodi por la que la producción escultórica de Génova se mantiene floreciente -gracias a las exportaciones a través del importante puerto de la ciudad- durante el siglo XVIII.

Entre tales discípulos merecen una especial mención los siguientes: en primer lugar su hijo, Domenico Parodi (1672-1742), escultor y también pintor y arquitecto, activo sobre todo en la ciudad de Génova; Giacomo Antonio Ponsonelli (1654-1735), que acompañó al maestro en sus visitas y trabajos en las ciudades italianas de Venecia y Padua; Angelo De Rossi (1671-1715), que acompaña a Parodi a Venecia en 1683 y se perfilará como un importante escultor en el contexto romano (a De Rossi será incluso confiada la ejecución de uno de los apóstoles de la nave de la Basílica de San Juan de Laterano, siendo el monumental apostolado lateranense uno de los más importantes encargos pontificios efectuados en la primera mitad del siglo XVIII romano), y los hermanos Bernardo Schiaffino (1678-1725) y Francesco Maria Schiaffino (1689-1765), que trabajaron ambos para Portugal.

Además de las mencionadas, entre las obras de Filippo Parodi se cuentan las siguientes (indicamos la técnica siempre que no se trate de estatuaria de bulto y el material siempre que no sea pétreo): Monumento Fúnebre de Orazio Secco, 1686, Basílica de San Antonio de Padua; San Pedro y San Pablo, 1687, Iglesia de San Giorgio Maggiore de Venecia; Piedad, 1685-1688, Basílica de Santa Justina de Padua; Ecce Homo, Iglesia de San Francisco de Padua; Telamon, Palacio Brignoli-Durazzo de Génova; Inmaculada Concepción, Iglesia de Santa Maria della Cella de Sampierdarena (Génova); Cristo Atado a la Columna, Palacio Real de Génova; Inmaculada Concepción, Iglesia de San Luca de Génova; Cristo Muerto (madera policromada), Iglesia de San Luca de Génova; Santo Obispo (terracota), Museo Grobet-Labadié de Marsella; El Verano (madera dorada), Villa Durazzo o Faraggiana de Albisola (Savona); Adónis y el Amor, colección particular de Génova; El Juicio de Páris (moldura en madera dorada), Palacio Spinola de Génova.

 

Nota de La Hornacina: Teresa Leonor Vale es autora del artículo "Las Esculturas Barrocas Italianas de los Jardines de la Embajada de España en Lisboa", publicado en AEA, LXXIX, abril-junio de 2006, pp. 123-138.

 

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