MANUEL PEREIRA


 

El escultor portugués Manuel Pereira (Oporto, 1588 - Madrid, 1683) llegó a ser el representante madrileño de la escuela castellana de escultura naturalista del siglo XVII. Su biografía carece de muchos datos precisos. Ignoramos, por ejemplo, cuándo se trasladó a Madrid, ni cuáles fueron sus primeros pasos artísticos ni con quién los dio. Pero si algo aprendió en su tierra, debió de perfeccionarlo en España.

Las obras maestras de este artista son el San Bruno de piedra que se conserva en la academia madrileña de San Fernando, muy original en sus líneas, y la cabeza del San Bruno de la Cartuja de Miraflores (Burgos), notable por su realismo y bien lejos de la expresión religiosa y mística.

Aunque no llega a la maestría de Gregorio Fernández ni de Alonso Cano (quien vivió en Madrid por aquellos tiempos e influyó sin duda, junto con Juan Martínez Montañés, en su esbelto y elegante estilo), Manuel Pereira es un artista muy destacable por su naturalismo sin afectación y por haber sido el origen de un estilo madrileño de repercusión moderada, que mantuvo su tradición hasta el siglo XVIII.

El repaso a su legado artístico que ofrecemos a continuación, posible sobre todo gracias a las investigaciones de Mercedes Agulló Cobo y Jesús Urrea Fernández, será ampliado en próximas actualizaciones. De momento, todas las obras siguen un orden cronológico dentro de una división por zonas geográficas.

 

 
 
San Bruno (Academia de San Fernando)

 

ALCALÁ DE HENARES (MADRID)

Esculturas para la Compañía de Jesús - Se conservan las cuatro esculturas labradas en piedra para la fachada, las cuales representan a San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier, San Pablo y San Pedro, esta última fechada en el año 1624. Sin embargo, se perdieron en los disturbios de 1936 las tallas que contrató en el año 1634 por 800 ducados (junto con el también escultor Bernabé de Contreras) para el retablo mayor ubicado en el interior del templo: San Ignacio de Loyola, Santa Catalina, San Francisco Javier, Santa Inés, San Pedro, San Esteban, San Pablo y San Lorenzo. Iglesia de la Compañía de Jesús.

San Bernardo - Labrado en piedra para la fachada del templo. Algunos autores lo atribuyen a Juan Bautista Monegro. Hacia 1626. Convento Cisterciense de San Bernardo (MM Bernardas).

Virgen del Rosario - Escultura de la Virgen con el Niño encargada por Francisco de Oviedo por 300 ducados. Desaparecida. 1638. Colegio de Santo Tomás de Aquino (PP Dominicos).

AMOREBIETA-ETXANO (BIZKAIA)

Ecce Homo - Atribuido por Jesús Urrea Fernández. Escultura de medio cuerpo y actitud implorante, se trata más de un Resucitado que de un Ecce Homo por la presencia de las llagas de la Crucifixión en las manos y en el costado. Convento de Carmelitas Descalzas (Barrio de Larrea).

ÁVILA

San José - Atribución al maestro de Juan José González Martín. Seguramente fue realizado por algún miembro de su taller, dada la avanzada edad del maestro. 1673. Convento de San José (MM Carmelitas Descalzas).

BENFICA (LISBOA)

Esculturas para el Monasterio de Santo Domingo (PP Dominicos) - Encargadas por João de Vasconcelos, prior del cenobio. Son las de Cristo Crucificado, la Virgen del Rosario, San Pedro Mártir y Santo Domingo de Guzmán. El Crucificado expirante, asido al madero por cuatro clavos, crearía un tipo que el maestro repetiría con ligeras variantes en obras como el Cristo del Olivar o el Cristo de Lozoya. Hacia 1632-1638.

BURGOS

San Bruno - Tallado en madera policromada, fue costeado por el Cardenal Zapata. Es una de sus obras más populares, profunda combinación de intensidad y serenidad. Hacia 1624-1635. Cartuja de Miraflores.

LOECHES (MADRID)

Santa Domingo y Santa Catalina - Labradas en piedra, fueron encargadas por la Duquesa de Sanlúcar para la fachada del templo. Hacia 1646. Monasterio de la Inmaculada Concepción (MM Dominicas).

LONGARES (ZARAGOZA)

Ecce Homo - Atribuido por Jesús Urrea Fernández. Se trata de un busto tallado en madera policromada que se relaciona erróneamente con Alonso Cano. Parroquia de la Asunción.

 

 
 
San Bruno (Cartuja de Miraflores)

 

MADRID

Cristo del Olivar - Como todos los Cristos del autor, posee esbeltas proporciones e influencia del granadino Alonso Cano. 1647. Oratorio del Santo Cristo del Olivar.

Cristo del Perdón - Policromado por el pintor Francisco Camilo, representaba a Cristo arrodillado sobre la esfera del mundo, intercediendo ante el Padre por el género humano. Desaparecido, al igual que el cenobio para el que fue realizado, solo lo podemos conocer a través de la réplica conservada en Comillas (Santander) y la versión que hizo en el año 1751 Luis Salvador Carmona para La Granja de San Ildefonso (Segovia), repetida en Atienza (Guadalajara) y Nava del Rey (Valladolid). Convento de Nuestra Señora del Rosario (PP Dominicos).

Escudos - Son de armas reales. Hacia 1646. Convento de la Paciencia de Cristo (PP Capuchinos).

Escudos - Labrados en mármol, son seis pequeños de la Orden del Carmen y uno grande de armas reales. Se incluye también el escudo de armas de Sebastián de Contreras, realizado seguramente para su enterramiento en el también llamado Convento de las Maravillas. Hacia 1644. Convento de San Antón (MM Carmelitas).

Esculturas de San Antonio de Padua - Son dos: una de ellas, labrada en piedra (hacia 1630-1647), se halla en la hornacina que está sobre la puerta de ingreso del templo, fundado como iglesia del Hospital de los Portugueses; la otra, tallada en madera policromada (hacia 1632-1640), preside el retablo mayor. Esta última se conserva muy repintada y reformada en el siglo XVIII. Iglesia de San Antonio de los Alemanes.

Esculturas para el Convento de San Plácido - Son las de San Anselmo, San Bernardo de Claravall, San Ruperto de Salzburgo y San Ildefonso. Su desigual calidad hace sospechar a Jesús Urrea Fernández la intervención de colaboradores. Se relacionan también con el maestro las esculturas de San Benito y San Plácido del retablo mayor, así como el altorrelieve de la Anunciación que figura sobre el dintel de la puerta del templo, si bien algunos autores como Urrea y María Elena Gómez-Moreno ponen en duda la autoría de Pereira. Hacia 1668. Convento de la Encarnación Bendita, más conocido como Convento de San Plácido (MM Benedictinas).

Esculturas para la Parroquia de San Andrés - Fueron las de la Virgen, San Andrés, San Pedro, San Pablo, Santa Teresa de Jesús, San Pedro de Alcántara, San Juan Evangelista, San Marcos, San Lucas y San Mateo, para el retablo mayor, y las de los Santos Labradores (Adán, Eliseo, Alejandro, Eustaquio, Orencio, Simeón, Emeterio, Lamberto, Galdenico y Esteban), para la Capilla de San Isidro. Estas últimas fueran trasladadas en el siglo XVIII al Colegio Imperial (actual Catedral de San Isidro), donde se repintaron de blanco según el gusto neoclásico de la época. Todas ellas (hacia 1658-1668) desaparecieron en 1936. Antonio Palomino le atribuye también las estatuas de piedra de la Virgen, San Isidro, y San Andrés, también perdidas a excepción de la del titular, aunque esta se conserva mutilada. Iglesia de San Andrés.

Neptuno - Única escultura profana del maestro que conocemos, lamentablemente desaparecida. Fue labrada en piedra para ser colocada en la fuente del Humilladero de San Francisco. 1640.

San Antonio Abad - Escultura en piedra. Fue labrada, junto a dos escudos, para la portada del templo del cenobio, popularmente conocido como Convento de las Maravillas. Todo ello costó 200 ducados. Hacia 1644. Convento de San Antón (MM Carmelitas).

San Antonio Abad - Talla procesional encargada por la Hermandad de San Antón. Desapareció en los disturbios de 1936. Costó 110 ducados. Parroquia de San Luis. 1644.

San Agustín y San Felipe - Ambos labrados en piedra. El primero (1638), encargado por Juan de Mora Zayas, fue realizado para la puerta principal del cenobio, derribado en el año 1838; el segundo (1646) tuvo como destino la puerta lateral. Convento de San Felipe el Real (PP Agustinos).

San Benito y San Martín - Los dos son atribuciones al maestro; el primero, labrado en piedra para ser colocado sobre la portada del convento (desaparecido en el año 1868), por Antonio Palomino, y el segundo, por Juan Agustín Ceán Bermúdez. Monasterio de San Martín.

San Bruno - Labrado en piedra, procede de la fachada de la hospedería que la Cartuja del Paular (para la que también hizo una efigie del santo en madera, unos serafines y la restauración de una imagen mariana) tenía en la calle de Alcalá, la cual fue demolida en el año 1836. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. 1652.

San Pedro y San Pablo - Realizados para la Capilla de Santo Domingo en Soriano del Convento de Santo Tomás, derribado en 1875 tras sufrir un pavoroso incendio tres años antes.

Virgen con el Niño - Escultura labrada en mármol y piedra de Tamajón para el Convento de San Antón (MM Carmelitas), también llamado Convento de las Maravillas. Hacia 1644.

Virgen de Montserrat - Tallada en madera, fue policromada por el pintor Luis Fernández, amigo personal del maestro. 1641. Iglesia de Nuestra Señora de Montserrat.

 

 
 
Crucificado (Oratorio del Olivar)

 

MARTÍN MUÑOZ DE LAS POSADAS (SEGOVIA)

San Marcos - Encargada por Marcos García, se trata de una talla policromada, de tamaño algo mayor del natural, que preside la capilla homónima de la Parroquia de la Asunción. 1649.

MURCIA

Inmaculada Concepción - Atribuida por Jesús Urrea Fernández. Convento de Verónicas.

PAMPLONA

Inmaculada Concepción - Su hechura costó 2.000 reales. Fue policromada y dorada por Francisco Camilo, quien también realizó la peana, la aureola de rayos y el borde de encaje. La labor de Camilo importó 1.024 reales. Esta talla en madera mide con la peana 112 cm de altura. Aparece de pie sobre trono de ángeles, llevando un broche de piedra sobre el pecho. 1649. Monasterio de la Inmaculada Concepción (Agustinas Recoletas).

SALAMANCA

Inmaculada Concepción - Atribuida por Jesús Urrea Fernández. Convento de San Esteban (PP Dominicos).

SEGOVIA

Cristo de la Agonía - Encargado por Alonso de Aguilar. Llamado también Cristo de Lozoya por haber sido donado al templo metropolitano por la madre del Marqués de Lozoya. 1646. Santa Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y de San Frutos.

SEVILLA

Esculturas de la Iglesia del Sagrario - Son un Cristo Crucificado con Santa María Magdalena arrodillada a sus pies (hacia 1641-1644) y una Virgen del Rosario (1650). La imagen mariana, repolicromada en el siglo XVIII, parece ser obra de la órbita del escultor portugués. Fueron donadas al templo por el arzobispo Pedro de Tapia, junto al resto de reliquias y esculturas de su oratorio personal.

SORIA

Cristo Crucificado - Donada por Juan García del Pozo para la Capilla de Juan de Palafox (Escuela de Cristo) de la Iglesia de San Juan de Rabanera. 1655.

TORREJÓN DE VELASCO (MADRID)

Esculturas para la Iglesia de San Esteban - Debido a una enfermedad, el maestro solo pudo entregar dos (San Pedro y San Pablo, documentadas en 1661), siendo las seis restantes (San Juan Evangelista, San Juan Bautista y cuatro Doctores de la Iglesia) realizadas por su discípulo Manuel Correa. Todas ellas se perdieron en 1936.

 

 
 
Crucificado (San Juan de Rabanera)

 

Fotografías de Roberto Pastrana, Enrique Cordero y Yolanda Pérez Cruz para Don de Piedad

 

FUENTES: URREA FERNÁNDEZ, Jesús. "Introducción a la escultura barroca madrileña. Manuel Pereira", en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología (BSAA), tomo 43, 1977, pp. 258-264; AGULLÓ COBO, Mercedes. "Manuel Pereira: aportación documental", en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología (BSAA), tomo 44, 1978, pp. 257-278; SEGOVIA VILLAR, María del Carmen. "El convento de Agustinas Recoletas de Pamplona", en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología (BSAA), tomo 46, 1980, p. 261; RUPÉREZ ALMAJANO, María Nieves. "Fray Pedro de Tapia, mentor del convento de San Esteban de Salamanca", en Archivo Español de Arte, tomo 81, nº 231, 2008, pp. 84-92; MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José. "El convento de San José de Ávila (patronos y obras de arte)", en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología (BSAA), tomo 45, 1979, p. 371; CUÉLLAR CONTRERAS, Francisco de Paula. "Los retablos colaterales de la Iglesia del Sagrario de Sevilla", en Atrio, nº 4, 1992, p. 104.

 

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