LUCA DELLA ROBBIA


 

 

Poderosas expresiones de fe, esperanza y amor se manifestaron a través de las esculturas de terracota vidriada del escultor florentino Luca della Robbia (1400-1482). Su brillo y sus colores -destacando el empleo de los profundos azules cerúleos y de los blancos opacos-, han perdurado desde que fueron creadas como símbolo del ingenio de este gran artista del Renacimiento, inventor de la innovadora técnica del vidriado en el siglo XV. Así lo avalan obras suyas como la Visitación (imagen superior, hacia 1445, iglesia de san Giovanni Fuorcivitas de Pistoia), o la luneta con el relieve de la Resurrección de Cristo (hacia 1520-1524) del Museo de Brooklyn (Nueva York), labrada por su sobrino-nieto Giovanni della Robbia.

El taller de la familia Della Robbia -fundado en 1446 por Luca y su hermano Marco, fallecido solamente dos años después- pervivió cerca de un siglo en Florencia, produciendo bellas obras de arte para todos los ámbitos de la vida. La técnica de la terracota vidriada creada por Luca della Robbia fue enseguida reconocida y celebrada como una nueva invención. Luca compartió sus secretos con su sobrino y principal colaborador Andrea della Robbia (1435-1525); quien a su vez se los pasó a sus hijos Giovanni (1469-1529), Luca "el Joven" (1475-1548), Marco (1468- 1534), Francesco (1477-1527) y Girolamo (1488-1566).

Plasmando tanto temas sacros como profanos, las esculturas del taller de los Della Robbia tuvieron una fuerte presencia en los espacios públicos -desde las esquinas de las calles hasta las iglesias- y en las casas particulares. Sus obras constituyen la quintaesencia formal del arte renacentista florentino -caracterizado por el ingenio creativo y la elegante belleza- y parece que nos transportan a la Florencia del siglo XV.

 

 

Los trabajos realizados para el ámbito doméstico, además de reflejar la devoción y prosperidad de la ciudad y de sus familias más poderosas, marcan en muchos casos eventos importantes de un hogar como los matrimonios o los nacimientos, convirtiéndose en parte de la vida y la historia de sus propietarios. Un ejemplo es la mencionada luneta con la Resurrección de Giovanni della Robbia, la cual se modeló para adornar la parte superior de una puerta del jardín de la villa toscana que la familia Antinori de Florencia hizo construir a principios del siglo XVI. El escudo de armas de la familia enmarca las esquinas inferiores del relieve, y el marqués Antinori -Niccolò o su hijo Alessandro- sobresale en oración ante Cristo resucitado. La escultura se compone de 46 piezas separadas y ha sido sometida recientemente a una restauración de un año.

Los retratos de busto también fueron populares en los hogares florentinos del Renacimiento. El Busto de un muchacho joven (hacia 1475, Museo Nazionale del Bargello de Florencia) ofrece un impactante ejemplo de naturalismo, expresado sobre todo a través de su expresión, con unos entreabiertos labios que transmiten viva sensación de aliento. Al igual que otros retratos coetáneos, dicha obra pone de manifiesto el nuevo interés del Renacimiento por capturar la identidad infantil.

La representación naturalista utilizando la técnica del taller de los Della Robbia también se demuestra en la obra Virgen y el Niño con lirios (imagen superior, hacia 1460-1470) conservada en el Museo de Bellas Artes de Boston, en la que Jesús actúa como un verdadero niño, apartándose de su madre para alcanzar las flores que le dan título, apareciendo ambas figuras sentadas en una pradera cubierta de hierba y flores.

 

 

Volviendo a la Visitación -una de las piezas más importantes de Luca della Robbia-, se trata de un conjunto escultórico compuesto por dos figuras femeninas que expresan amor y emoción entre ellas con gran intensidad: María, embarazada de Jesús, y su anciana prima Isabel, embarazada de Juan el Bautista. La obra fue ampliamente reproducida en el siglo XX, atrayendo incluso al pintor John Singer Sargent, que hizo un dibujo de la escultura probablemente en su ubicación original del templo de Pistoia.

Otra espléndida escultura, esta vez en relieve, del maestro Luca es Natividad con Gloria in Excelsis (imagen superior, hacia 1465-1470), también del Museo de Bellas Artes de Boston, que muestra a Jesús recién nacido en el centro de la escena, flanqueado por la Virgen María y san José, ambos orantes y de rodillas. Sus poses simbolizan su reconocimiento de la santidad del divino niño y proporcionan modelos de oración para los fieles. Sobre ellos unos ángeles sostienen una banda con una leyenda que reza "Gloria in excelsis Deo" ("Gloria a Dios en las alturas"), la apertura de un himno cantado en misa.

Relativamente poco conocida es la Virgen con el Niño (hacia 1450-1460), una creación a gran escala que se conserva en el oratorio florentino de Santo Tomás de Aquino en la que el autor demuestra su dominio de una gama de colores más amplia que los clásicos azules y blancos, mostrando de paso que el uso fundamental de esos dos colores en muchas otras obras fue solamente una elección artística.

 

 

Andrea della Robbia siguió en general la preferencia de su tío por el azul y el blanco, pero su Virgen de los Dolores (hacia 1525, Saint Louis Art Museum) demuestra también su exploración de una gama de colores más amplia; en este caso, para mejorar la expresión de dolor en la cara y el gesto de una imagen que, al parecer, formaba parte de un grupo que incluía el cuerpo de Jesús como foco de su aflicción. Otra pieza de Andrea, la monumental Prudencia (imagen superior, 1475), recreación de una de las virtudes cardinales, cuenta con gran cantidad de verdes y amarillos en una impresionante guirnalda llena de uvas, piñas, pepinos, limones y otras frutas. Esta última obra ha sido restaurada por los conservadores del Metropolitan Museum of Art, que han reconfigurado la guirnalda en base a su secuencia original, descubierta durante la intervención.

Además de la experimentación con el color, otros trabajos de los Della Robbia dejan zonas del barro sin esmaltar; por ejemplo, las carnes de María y Jesús en la Piedad de Giovanni della Robbia (hacia 1510-1520, National Gallery of Art), de ahí que la escultura sea menos brillante en apariencia y, por tanto, más sombría y apropiada para su función religiosa, ayudando a inspirar a la contemplación.

El desarrollo de la terracota vidriada fue más allá de la familia Della Robbia, caso del taller rival fundado hacia 1480 por el escultor Benedetto Buglioni (1459-1521). Mientras que un relato de la época cuenta que una mujer que trabajaba para el hogar de los Della Robbia filtró por dinero el secreto de la técnica a Buglioni, lo más probable es que en realidad éste aprendiera con la familia antes de establecer su propio negocio.

Santi Buglioni (1494-1576) fue un pariente lejano y aprendiz de Benedetto, quien tras adoptarlo le legó su taller. De este artista destacan tres santos predicantes de tamaño casi natural: san Bernardino de Siena (1550, colección particular), san Francisco (1550, Galería Uffizi de Florencia) y san Juan de Capistrano (imagen inferior, hacia 1550, Los Angeles County Museum of Art). Todas combinan arcilla sin esmaltar con esmaltes de colores, y su tamaño claramente probó los límites del material, ya que en ellas son evidentes grietas considerables. Creados casi 20 años después de la muerte de Giovanni della Robbia, cuando el taller de Santi Buglioni era el único en Florencia que seguía creando obras en terracota vidriada, estos tres santos se erigen como el canto del cisne de una técnica por entonces en extinción, de los últimos en llevarla durante el Renacimiento.

Otra figura a tener en cuenta es Giovanni Francesco Rustici, creador de un interesante san Juan Bautista (hacia 1505-1515). Hablamos de un artista que no se especializó en la técnica creada por Luca della Robbia, pero a veces la adoptó con fines expresivos. Probablemente aprendiera a vidriar la escultura con uno de los integrantes del taller fundado por Luca y Marco della Robbia, configurando Rustici un peculiar estilo escultórico que se caracteriza por los colores cremosos, los claroscuros en el modelado de la arcilla y una experimentación con técnicas tradicionales que recuerdan el trabajo de su amigo y mentor Leonardo da Vinci.

Mientras que el taller Della Robbia se disolvía esencialmente en Florencia en torno al año 1530, Girolamo della Robbia continuó produciendo escultura en Francia, creando obras para el rey Francisco I, adepto a los estilos italianos en boga. Realmente el uso de la terracota vidriada declinó en el siglo XVI -dando paso al mármol y al bronce como materiales preferidos en la escultura-, si bien experimentó un renacimiento en el XIX. Isabella Stewart Gardner, por ejemplo, adquirió dos Della Robbia para amueblar su palacio de estilo veneciano en Estados Unidos: un Tabernáculo sacramental relacionado con Andrea y una Lamentación sobre Cristo muerto atribuida a Giovanni. Dicha mansión es ahora el Museo Isabella Stewart Gardner de Boston.

 

 

Recientes investigaciones han arrojado nueva luz sobre la técnica creada por Luca Della Robbia, que muestra un profundo conocimiento de la arcilla y un inventivo criterio para componer los esmaltes. La arcilla empleada, rica en calcio, se obtuvo de los lechos de los ríos Arno y, para su vidriado, fue cuidadosamente refinada en un proceso que optimiza el acople entre la arcilla y el esmalte, lo que minimiza los defectos en la superficie.

Después de ser modeladas por manos humanas o usando moldes, las esculturas en arcilla se colocaban en un horno para su cocción. Una vez frias, los esmaltes de los Della Robbia -preparados mediante la secreta receta creada por Luca- eran aplicados, y las piezas se cocían de nuevo. La receta implicaba mayores porcentajes de plomo y estaño, que aumentaban tanto la opacidad como el brillo de los esmaltes.

Las esculturas más grandes fueron realizadas en secciones con el fin de facilitar el proceso de cocción en los hornos, manejarlas con mayor seguridad y permitir su exportación desde Florencia a otros lugares de Europa.

Hoy en día, la supervivencia de los vibrantes colores del esmalte de estas esculturas acredita tanto la naturaleza duradera de los materiales como la inigualable experiencia técnica que poseía el taller de los Della Robbia.

 

 
 
Resurrección de Cristo (Giovanni della Robbia)

 

Hasta el próximo 4 de diciembre de 2016 exposición Della Robbia: Sculpting with Color in Renaissance Florence en el Museo de Bellas Artes de Boston. Tras su conclusión, esta muestra, la mayor del artista en Estados Unidos, se exhibirá en la National Gallery of Art de Washington del 5 de febrero al 4 de junio de 2017.

 

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