La recuperación y conservación del patrimonio artístico y cultural de Aragón nos aporta abundante información para comprender mejor la historia y la cultura de la región. El "descubrimiento" de la Ruta de la Lana (Camino de los Pilones) ha supuesto una nueva interpretación de la conquista de Valencia por el rey Jaime I de Aragón, en el siglo XIII. Otros descubrimientos nos dan información del origen celta, íbero o vascón de Aragón, y nos aportan referencias de la romanización o la reconquista.

De tal forma que, el arte no sólo es una referencia para el placer de los sentidos, sino que también es, sobre todo, un valioso instrumento para el conocimiento de nuestra historia. Por ello hay que perseguir a los que expolian nuestros yacimientos, paleontológicos y arqueológicos.

Modernamente se ha dividido el patrimonio aragonés en material e inmaterial. Sin embargo se pueden hacer muchas otras divisiones, como por ejemplo: el que permanece en Aragón y el que ha "emigrado" de la región. Del que permanece en Aragón cabe hablar del que se destruyó por las guerras, catástrofes naturales, destrucción programada (murallas), por desidia o abandono y del que se encuentra en buenas condiciones, unas veces restaurado, otras rehabilitado y otras pendiente de recuperación. Del que marchó fuera puede hablarse del que se vendió, del que se expolió y del que se robó. Capítulo aparte merece el patrimonio aragonés de las parroquias del Aragón Oriental actualmente en el Museo de Lérida (imagen superior).

Durante la dictadura franquista y durante la democracia se ha tratado de recuperar buena parte del patrimonio físico. Sin embargo, nunca son suficientes los dineros para tanto como se necesita. Ejemplo de ello son los frescos de Claudio Coello en la iglesia zaragozana de Santo Tomás de Villanueva (imagen superior) y la ermita dedicada en Encincorba a Santa Quiteria (imagen inferior), para la que nunca llega la hora de su recuperación pese a que muchos venimos denunciando su estado desde hace varios años (ver enlace).

La ermita es un ejemplar casi único en Aragón, transición del románico al gótico con aportaciones realizadas en el siglo XVI (contrafuertes y portada de gran arco de medio punto). Sin embargo, su estructura fundamental es del siglo XIII. Está construida en tapial y los añadidos posteriores son de adobe, por lo que diferenciar una época de otra es muy fácil. Se encuentra en un estado lamentable después de haber pasado por casi todas la catalogaciones artísticas, sólo falta declararla en ruina total. Últimamente, por fortuna, parece ser que el Gobierno de Aragón se está interesando por ella y ha dado esperanzas para su recuperación.

Respecto a la Iglesia de Santo Domingo de Villanueva (La Mantería), conocida como la "capilla sixtina" de Aragón por la magnífica decoración pictórica que Coello y su discípulo Sebastián Muñoz realizaron en su interior entre 1683 y 1685, se abre solo para bodas, comuniones o bautizos, y pese a los diversos proyectos para eliminar humedades, sigue con problemas. En 2001, la cúpula del Evangelio se hizo añicos al desplomarse, y con ella sus pinturas. Más de 14.000 trozos fueron recogidos por los miembros de la escuela taller que estaba restaurándola y trasladados a la antigua Universidad Laboral para su recuperación. Había trozos de todos los tamaños, algunos minúsculos que no hubo manera de recolocar, además de otros que quedaron directamente hechos polvo. Si entonces se veía arriesgada la recuperación de estos murales, ahora que la Diputación General de Aragón (DGA) alega no tener recursos, su restauración se antoja aún más difícil. Una tarea de restauración que, aunque complicada, es urgente e inmediata para toda la obra de Coello en La Mantería sino se quiere perder para siempre. De hecho, se calcula que ya solo queda el 65% de la pintura original.