LA VENTA DE LOS GATOS EN SEVILLA

Sergio Jesús Parra Medina (03/06/2012)


 

 

Sabido es que la todavía existente Venta de los Gatos forma parte de la historia de la ciudad de Sevilla y de las leyendas del poeta Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836 - Madrid, 1870), sin embargo, el emblemático edificio se haya "desprotegido" y en un estado de conservación inapropiado por todo lo que representa. Dada su relevancia histórica, es fácil entender que la Venta de los Gatos debería de cumplir una función cultural, como patrimonio de la capital hispalense. Qué mejor forma de hacerlo que girando en torno al poeta que la hace valer sobremanera.

Mi pintura Donde Habite el Olvido requiere de la observación y la reflexión para interpretar su contenido. Mediante esta obra trato de dignificar a todo sevillano ilustre que aún no ha encontrado el reconocimiento que en su ciudad se merece, pues Sevilla debería de conservar aquello que extraordinariamente produce y que justifica armónicamente su naturaleza. En este sentido aparece el escultor que hiciera el busto al poeta que permanece junto a la Venta, en la barriada de las Golondrinas.

Para aquellos que aún no lo saben, el escultor Antonio Illanes (Umbrete, Sevilla, 1901 - Sevilla, 1976) llegó a comprar la Venta de los Gatos (o adquirir parte de ella) con la fe de evitar su derrumbe y constituir un Museo Becqueriano. La iniciativa no solamente no fraguó, sino que Sevilla se lo agradeció permitiendo que derrumbaran su famoso estudio en lugar de dedicarle un museo en su memoria.

Mención aparte merece la iniciativa de la familia Ronquillo, ya que, de no ser por ellos, la propiedad de la Venta de los Gatos hubiera caído en manos de la construcción, borrándola de la existencia o, lo que es lo mismo, destruyendo a Sevilla misma.

Por todo ello, me imagino un espacio sagrado y dirigido por artistas profundos, cuya extrema sensibilidad es la justa y necesaria para poder valorar y apreciar lo esencial, no aquello que mueve el dinero. En este contexto, Sevilla roza ese cielo como una veleta y sólo el día que apunte en una misma dirección nuestras voces serán escuchadas. Mientras tanto, permanecerán en el olvido. ¿Cuándo vamos a despertar?

 

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