Se trata de la primera fase del grupo de figuras de misterio que acompañarán a la Virgen de la Piedad del municipio cordobés de Cabra formando el pasaje del Traslado el Sepulcro. Este primer conjunto de tallas está formado por las del Cristo del Amor en su Traslado al Sepulcro, San José de Arimatea y Nicodemo. Estos últimos transportan el cadáver de Jesús con la ayuda de un lienzo para colocarlo en su tumba.

Para las imágenes de los Santos Varones han servido de modelos el meteorólogo Julio Marvizón y el escultor Juan Manuel Miñarro (reciente ganador del V Premio La Hornacina por su Cristo de la Universidad de Córdoba capital), ambos también afamados investigadores sevillanos de la Sábana Santa. Como miembros del sanedrín llevan las ropas propias de su rango y portan al Maestro en un paño que se supone sería la Síndone.

De esta manera, Fernando Aguado rinde homenaje a Marvizón y a su maestro en el oficio, Miñarro, al que tanto debe en su formación escultórica. No son retratos exactos, pues la Dolorosa de la Piedad (obra cercana al granadino José de Mora) es una imagen muy clásica, pero las figuras sí están basadas en sus expresiones.

La composición va de un lado a otro del paso y recrea el momento en que los Santos Varones levantan el cuerpo sin vida, lívido y blanquecino, de Cristo para llevarlo al sepulcro ante el dolor de la Virgen. José de Arimatea vuelve la cabeza en actitud de hablar con San Juan Evangelista (imagen aún por realizar), mientras Nicodemo contempla con tristeza y ternura el rostro muerto del Redentor.

La imagen de Cristo, cuyo cuerpo ha sido tallado directamente en la madera, deja caer el brazo izquierdo, estando el derecho aún sobre la cadera, aunque a punto de desprenderse. Su rostro es sereno, lleno de paz una vez alcanzado el descanso eterno tras un insufrible martirio. El sudario, recogido con soga tallada, muestra los pliegues cayendo en el sentido de la gravedad.

La policromía es cadavérica, con poca sangre, ya que el cuerpo acaba de ser limpiado por las Santas Mujeres, lo que no impide que de algunas heridas vuelva a manar la sangre, como así se aprecia en el Lienzo de Turín, siendo muy significativo dicho detalle en la abierta llaga del costado. Las perforaciones de los clavos de los miembros superiores se hallan en las muñecas. El cuerpo, especialmente las manos y los pies, aparecen amoratados por las magulladuras, los golpes y la falta de riego sanguíneo.

Pulsando en el icono, tendrán acceso a una completa galería fotográfica de las tres figuras, cuyos ropajes han sido diseñados por el propio escultor e imaginero hispalense, con la ayuda de su hermana y colaboradora Rocío Aguado. Fueron presentadas y bendecidas el pasado 6 de Marzo, y procesionarán por vez primera el próximo Jueves Santo. De este ambicioso proyecto escultórico para Cabra les informamos el 11 de junio de 2009.