Al igual que el Nazareno de la Bendición y la Virgen de la Esperanza en su Soledad, presentadas en La Hornacina el 11 de febrero, estas tallas de San Juan Evangelista y Santa María Magdalena van destinadas a la asociación cofrade con sede en la Parroquia de Jesús Obrero, en el barrio hispalense del Polígono Sur.

Santa María Magdalena es una efigie de vestir labrada en madera de cedro. Aparece arrodillada, con el brazo y el hombro izquierdo desnudos, en actitud de intentar tocar al Nazareno con sus dedos. Posee una gran cabellera tallada, tocada en su parte superior con cinto dorado y resuelta a base de largos y retorcidos mechones castaños. Su expresión es muy doliente, resbalando por sus mejillas cinco lágrimas de cristal. Su altura es de 130 cm.

Respecto a San Juan, hablamos también de una figura de cedro policromado para vestir. Se presenta de pie, con la oscura melena movida por el viento y el brazo derecho sobre la Dolorosa, cumpliendo su función confortadora con la Madre del Maestro en los momentos de la Pasión. La fina barba nace de las patillas y apenas remata la línea de la mandíbula. Mide 181 cm y se halla igualmente sumido en un profundo llanto, mostrando los ojos hinchados y enrojecidos, los labios muy abiertos y dos lágrimas de cristal corriendo por su rostro.

Ambas figuras, muy representativas del expresivo estilo del artista sevillano, saldrán hoy en procesión por las calles de la feligresía, a partir de las 18:00 horas, en el misterio de Jesús de la Bendición en el Santo Encuentro, que se completará en su totalidad el proximo año con dos centuriones pretorianos y un hebreo relator.