Puede corresponderse esta imagen dieciochesca con la representación de la Virgen del Carmen en el purgatorio, sin el Niño, ataviada con el hábito carmelita y otorgando el llamado Privilegio Sabatino, gracia que tiene su origen en una revelación del papa Juan XXII, fechada en el año 1322.

Según dicho privilegio, la Madre del Monte Carmelo haría salir del purgatorio, el primer sábado después de su fallecimiento, a todas las ánimas que hubiesen muerto llevando consigo el escapulario carmelitano, de ahí que este simulacro mariano lo lleve en su mano derecha.

De líneas sinuosas, delicioso semblante y notables trabajos de policromía y estofado, la obra recibe culto en un magnífico retablo barroco de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en cuyo dosel se lee el lema de la Orden Carmelita: "DECOR CARMELI", que significa "Esplendor del Carmelo".