EXPIRACIÓN
ESTEBAN DE RUEDA (VII)
27/03/2025
La escultura (177 x 165 cm), nos muestra un momento de la crucifixión, en concreto el de su último aliento, a punto de expirar (Mt 15, 37). Es una muestra de naturalismo barroco de gran nivel: los ojos grandes, de cristal, las heridas lacerantes, la tensión de los músculos en sus últimos momentos de vida… Así pues, la doctrina de la contrarreforma y la clientela de la época exigía que las figuras parecieran vivas. Procedente de la Iglesia de la Concepción de Toro (Zamora), es una escultura de tipo procesional del siglo XVII, catalogada e inventariada. A destacar el tipo iconográfico de Cristo en agonía con el paño de pureza de tipo rígido, sin presencia de nudos, muy habitual en obras castellanas relacionadas con el foco de Valladolid y Zamora. El autor de esta escultura, Esteban de Rueda (1585-1627), toresano, como escultor de principio de siglo XVII, está imbuido de estas ideas imperantes. El nombre de Esteban de Rueda aparece unido al de Sebastián Ducete, llegando este último a eclipsar hasta después de la muerte a su discípulo. Ducete hace la transición del manierismo al naturalismo barroco, siendo este último el que Esteban de Rueda explora y trabaja. Su obra es coetánea a la de Gregorio Fernández, quien ya trabaja y sublima este realismo mencionado en Valladolid. Esteban de Rueda realizó este Cristo expirante en el periodo anterior a 1620, periodo en el que aún vivía su maestro Ducete y que tanto influyó en su obra, ya que no aparece en las obras que se le atribuyen a Esteban de Rueda en los siete años a los que sobrevivió a Sebastián Ducete. Procesiona en la noche del Miércoles Santo, en Vía Crucis penitencial, y en la noche del Viernes Santo, en la procesión de Jesús Muerto. Es portado a hombros por veinticuatro hermanos de la Asociación del Santo Entierro y la Soledad. En la actualidad se encuentra expuesto en la Iglesia del Santo Sepulcro. |
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