MES DE JUNIO - CRISTO DE LA SANGRE DE VALLADOLID
Sergio Cabaco y Jesús Abades
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Genaro Lázaro Gumiel, escultor, imaginero y orfebre de Villalengua (Zaragoza), ofrece una imagen de tamaño superior al natural, concebida con gran monumentalidad. Representa a Cristo muerto y clavado por tres clavos en una cruz plana, cuyo stipes superior muestra el Titulus Crucis impreso en una tablilla.
La obra, esculpida en 1955 bajo la advocación del Cristo de la Preciosísima Sangre, muestra una gran fidelidad al modelo manierista de Juan de Juni, con la cabeza y las piernas caídas hacia el lado derecho, brazos largos y desproporcionados, torso ancho, cintura flexionada y sudario de pliegues cruzados que caen por ambas caderas.
El rostro del Crucificado, noble y curtido, delata cierta serenidad ante el fin del sufrimiento y presenta los ojos semicerrados, la nariz prominente, los labios entreabiertos y la oreja izquierda al descubierto. La cabellera se parte al centro y cae sobre el hombro derecho. Los dedos de las manos se contraen por la rotura de los nervios, al tiempo que los pies quedan cruzados en aspa, montado el derecho sobre el izquierdo.
Titular de la Venerable Cofradía del mismo nombre, desfila por las calles vallisoletanas el Jueves y Viernes Santo. Es un Cristo achaparrado, de robustos miembros y tostadas carnaciones. No es una talla de heridas cruentas, a excepción de la llaga del costado derecho, de la que mana un abundante caudal de la sangre que le da título.
Tiene como precedentes procesionales el Cristo de los Carboneros, un Crucificado realizado por el escultor e imaginero Francisco del Rincón en el siglo XVII, y el Cristo Crucificado del Convento de las Madres Catalinas, obra magistral del borgoñón Juan de Juni (siglo XVI) en la que se inspira el actual titular.
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