LA OBRA DE ANTONIO CASTILLO LASTRUCCI (IV)
CRISTO DE LA HUMILDAD Y PACIENCIA (SIERRA DE YEGUAS - MÁLAGA)
Juan Cristóbal Jurado Vela y Jesús Abades
La iconografía del Varón labrado en 1942 por Lastrucci para Sierra de Yeguas (Málaga) es la conocida como la del Cristo de Humildad y Paciencia, también llamada Cristo Pensieroso. Los orígenes de esta representación pasionista hemos de buscarlos en el Teatro de los Misterios y en el arte germánico de finales del siglo XIV. Cobró tanta popularidad este tema que pronto se había extendido por los países bálticos, escandinavos y eslavos, llegando incluso hasta América y a las latitudes más bajas del continente europeo. Una de las principales causas de su expansión la encontramos en los grabados que Durero creó para la Pequeña y Gran Pasión (1510-1511), en donde aparece el Cristo Pensioroso, si bien participando de algunos aspectos propios de la iconografía del Varón de Dolores, como los estigmas en manos y pies. También hemos de citar una estampa existente en el Museo Karls Ruhe, que reproduce este tema. De esta forma, la iconografía de la Humildad y Paciencia se centra en un Jesús desnudo y sentado sobre una roca, apesadumbrado y esperando la terminación de los preparativos de la crucifixión. Se suele representar de este modo a Cristo, con la cabeza derrotada y apoyada en una de las manos, aunque también existen simulacros que lo recrean con la mirada implorante hacia el cielo y las manos fuertemente unidas en actitud orante, caso del Cristo de las Penas de la sevillana Cofradía de la Estrella, obra documentada del flamenco José de Arce. Volviendo a la imagen de Sierra de Yeguas, nuevamente Castillo Lastrucci realiza una obra para reemplazar a una anterior, destruida en la Guerra Civil. Sin embargo, a diferencia de la Virgen de las Angustias de Guadix (Granada) que estudiamos en la segunda entrega de nuestro especial, en este caso el escultor sevillano no reproduce con bastante fidelidad el simulacro primitivo, sino que lo versiona libremente. De este modo, Lastrucci toma de la interesante pieza quemada en 1936 la robustez de sus miembros y la postura sedente de Jesús sobre el rugoso risco. El resto obedece a un criterio personal que ofrece mayor abatimiento en la composición, de ahí que la cabeza caiga pesademente, las piernas se relajen y el rostro refleje una aguda sensación de tristeza. Por el contrario, el antiguo Cristo mostraba una mayor entereza ante el suplicio, con un rostro de expresión más serena e incluso dialogante con el espectador que lo acercaba al Cristo de la Humildad y Paciencia de Cádiz, labrado en el siglo XVII por Jacinto Pimentel. La efigie se halla labrada en madera de cedro policromada, con una altura de 118 cm. Fue restaurada en 1997 por Antonio Ramos Notario. Un año antes de su ejecución, el imaginero sevillano realizó otra hechura similar para Mairena del Alcor (Sevilla), posteriormente muy remodelada por Sebastián Santos Rojas. |
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