LA OBRA DE LUIS SALVADOR CARMONA (X)
CRISTO RECOGIENDO SUS VESTIDURAS - SALAMANCA
Sergio Cabaco y Jesús Abades
Según el profesor Jorge Bernales Ballesteros, el escasamente cultivado tema de Jesús recogiendo sus vestiduras después de ser azotado es fruto de la piedad popular y parece provenir del arte de Alonso de Mena, padre del también imaginero Pedro de Mena y uno de los principales artífices de la escuela granadina. Con el tiempo, la referida iconografía se extendería a otras escuelas y conocería cierta difusión en el siglo XVIII, no repitiéndose en escultura tanto como otros pasajes de la Pasión de Jesús, pero alcanzando en todos los casos unas excelentes calidades artísticas a través de artistas como Luis Salvador Carmona o Andrés de Carvajal. Precisamente fue el vallisoletano Luis Salvador Carmona el creador del simulacro más celebrado sobre el tema a nivel nacional. Al igual que ocurriera con otras de sus creaciones de corte pasionista -caso de sus tres versiones de la Alegoría del Cristo del Perdón, que recrean los sufrimientos padecidos por Cristo en aras de la salvación humana-, en el Cristo Recogiendo sus Vestiduras vemos nuevamente una sabia aportación que conjuga toda la perfección de un oficio escultórico de la más exquisita elaboración, fruto de su condición de miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, con la fidelidad al barroco y a los fines procesionales de la escultura, de ahí que estén patentes en sus laceradas carnes multitud de latigazos y heridas. La imagen, labrada en el año 1760 y conocida también como Jesús a la Columna y Jesús Flagelado -nombre este último de la hermandad de penitencia cuya titularidad ostenta-, está considerada como una de las mejores creaciones de su autor; un virtuoso de la talla que, en opinión del estudioso Antonio Jesús del Río, consiguió plasmar un lenguaje de gran perfección técnica, pureza de formas y volúmenes, lo que hace que la dulzura, el refinamiento y la sensibilidad sean características permanentes en su trayectoria. Para otros expertos, algo de la elegancia rococó impregna tanto esta como el resto de las figuras de Luis Salvador Carmona; sin embargo, su fidelidad a los modelos del siglo XVII le orientan hacia una escultura religiosa de fuerte carácter emotivo. En opinión del historiador Juan José Martín González, pese a ser obra del último periodo del artista es la más perfecta anatómicamente de toda su trayectoria, palpándose músculos y tendones con admirable verismo. Martín González asigna también al maestro, con gran acierto, los delicados ángeles portadores de instrumentos de la Pasión que acompañan al simulacro, el cual se halla firmado al pie de la columna por su autor con la siguiente leyenda: "Luis Salvador Carmona fact. Md. Aº de 1760". |
Fotografías de Roberto Haro
FUENTES MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: El arte procesional del Barroco, en Cuadernos de Arte Español-Cambio 16, Madrid, 1993. QUESADA, José María y América JIMÉNEZ: El arte en Atienza, Guadalajara, 1996. MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: Escultura barroca en España, Madrid, 1983. |
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