LAS DOLOROSAS SERVITAS
CÓRDOBA
Sergio Cabaco y Jesús Abades
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La Dolorosa de Capuchinos, icono por excelencia de la Semana Santa cordobesa, es una de las representaciones más logradas y devotas de la Virgen en sus Dolores que reciben culto en Andalucía. Según el pintor jiennense Ginés Liébana, quien la inmortalizó en el Cartel de las Cofradías del año 2004: "Es la imagen más tradicional de la Semana Santa de Córdoba, la más poética, en esa plaza única que parece un decorado de película. Es una imagen muy especial, tiene cierta arrogancia en el gesto que la diferencia de otras Vírgenes. Ella está como estirada, basta ver el gesto de su cara y la posición de sus manos". La imagen presenta semejanzas con la también cordobesa Virgen de las Tristezas, de la Cofradía del Remedio de Ánimas, con la que comparte el uso del rostrillo que enmarca la mascarilla, las pálidas carnaciones y el carismático modo de vestir al estilo monjil del siglo XVIII, directamente inspirado en la desaparecida Virgen de la Soledad que labrara en 1565 Gaspar Becerra para Madrid. Se exorna con diadema real y corona de plata dorada y pedrería, cincelada en 1965 por Rafael Peidró Dueñas con motivo de su Coronación Canónica. Fue tallada por el escultor e imaginero granadino Juan Prieto en 1718, quien se vio obligado a labrar nueva cabeza al año siguiente, que es la que actualmente conocemos, al no ser la primitiva del agrado de la cofradía. La efigie lleva siete lágrimas de cristal, en alusión a los Siete Dolores de María, y sus manos aparecen extendidas, portando un pañuelo en la derecha y un rosario en la izquierda, aunque a veces lleva entre ambas la corona de espinas de Cristo. Su corporación data del año 1699, fecha en la que Francesco Maria Roggi, por entonces General de la Orden de los Servitas, firma el acta de constitución de la hermandad como Orden Tercera de dicha congregación, con todas las gracias y privilegios a ella concedidos por 28 romanos pontífices. |
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