LA VIRGEN DEL MAYOR DOLOR DE CÁDIZ Y EL ESCULTOR IGNACIO VERGARA

Miguel Ángel Castellano Pavón


 

 
 
Nuestra Señora del Mayor Dolor (Cádiz)

 

EL GRAN PROBLEMA DE LA DESAMORTIZACIÓN

Tenemos la obligación de comenzar mencionando lo que significó para nuestro patrimonio una de las grandes perdidas sufridas a lo largo de la historia. Lo que en un principio supuso una medida que venía a paliar la grave situación de las finanzas dentro de nuestro territorio -por otra parte, es cierto que dio lugar a la creación de los museos locales y provinciales-, en el fondo no fue más que una deplorable compraventa de obras de artes que, en los casos más graves, no sólo no mejoraron nuestra Hacienda sino que fueron objetos de especulaciones que terminaron fuera de nuestro país.

Los objetos de culto fueron sacados a pública subasta a raíz de la desamortización de bienes eclesiásticos promulgada, como todos sabemos, en 1838 por el entonces primer ministro de la Corona, el progresista Juan Álvarez Mendizábal. Consiguiendo, con varias disposiciones legislativas promulgadas entre los años 1835 y 1837, acabar con las tierras y propiedades eclesiásticas. A raíz de este lamentable suceso la mayoría de los fieles devotos devolvieron dichos objetos enajenados a sus lugares de origen hacia 1851 al restablecerse las relaciones Iglesia-Estado. En el caso de la Dolorosa que nos ocupa, la Virgen del Mayor Dolor, siguiendo dictamines del obispo Silos Moreno, permaneció en el domicilio de su nueva dueña hasta su donación a la hermandad en 1939. (1)

En el libro Adolfo de Castro. Noticias Poco Conocidas de la Historia de Cádiz, Don Manuel Ravina Martín y Don José Manuel Fernández Tirado, refiriéndose a la Desamortización recogen los siguientes datos: "En honor de Cádiz cuando la supresión de las comunidades de religiosos en que tantos desordenes hubo en tantas poblaciones, aquí no ocurrieron escándalos ni ultrajes. Los frailes, los últimos de los conventos, se dedicaron a ayudar a sus prelados respectivos en las diligencias de entrega y donaciones de los efectos. Las iglesias se abrieron al día siguiente como si nada hubiese ocurrido... Los cuadros que no se destinaron a la formación del Museo Provincial fueron vendidos en el patio del convento de san Agustín de Cádiz, iglesia que al principio se cerró al culto, porque se pensó en que fuese edificio del dicho Museo. Por cierto que en entre los cuadros había seis muy buenos de Zurbarán, procedentes de la Cartuja de Jerez y ya depositados en el Museo llegó una real orden…fueron vendidos por veinte y dos mil duros…considerando a Zurbarán un pintor de tercer orden (...) El día de la exclaustración en el año 1836, había en el convento de San Agustín de religiosos calzados, fundado en 1617, veinticinco frailes". (2)

 

 
 
Indulgencias concedidas por el obispo Arbolí en 1852,
cuando la familia Sicre era propietaria de la imagen

 

CADIZ Y EL SIGLO DEL APOGEO ECONÓMICO EN LA CIUDAD

Las colonias establecidas en nuestra ciudad desde época inmemorial forman parte de nuestra historia. Desde la repoblación, después de la conquista por Alfonso X el Sabio, hasta el siglo XVIII, cuando Cádiz se eleva a epicentro mundial como primera potencia, nuestro suelo se ve aumentado de manera considerable por mercaderes que vinieron a establecerse para desempeñar sus tareas comerciales.

La colonia valenciana residente en Cádiz tendría su origen en el próspero tráfico comercial y, en concreto, en buena parte, en lo relacionado con la industria de la seda. El escultor Ignacio Vergara, al morir su suegro, torcedor de seda, se hizo cargo, en nombre de su hija y heredera de aquél, de sus negocios vinculados al Colegio del Arte Mayor de la Seda, nombrando como procurador durante un tiempo a Juan Bautista Orellana y Mocholí, comerciante vecino de Cádiz. Nos encontramos, por tanto, con un vínculo entre Ignacio Vergara y nuestra ciudad. Emparentado con el erudito Marcos Antonio de Orellana y Mocholí, quien contribuyó a la hechura del San Vicente Ferrer que talló para Cádiz por encargo de los valencianos residentes allí, asistiendo a la función que se le dedicaba en el convento de San Agustín (3). Este vínculo de Ignacio Vergara con nuestra ciudad y los encargos que a tal efecto se produjeron, es lo que nos inclinara a manifestar, corroborado por grandes expertos en dicha materia, que nuestra imagen sea debida a la gubia de mencionado autor valenciano.

La canonización de San Pascual Bailón, en el año 1690, produjo como es natural en estos casos un aumento de devoción a dicha advocación, dando lugar a una proliferación de sus imágenes. En Cádiz nos encontramos, procedentes de la capilla de la Orden Tercera del convento Franciscano Descalzos de san Diego, tanto el San Pascual Bailón como el San Antonio de la Catedral Nueva, cuya llegada la podemos fechar hacia 1868, a raíz de la desamortización. Como manifiesta José Miguel Sánchez Peña, San Pascual Bailón "está firmado con pintura negra en la nube, según se mira la talla a la derecha, bajo el ángel: Ignacio Vergara F, Valencia, con la fecha perdida". Y continúa "El santo franciscano levanta la mirada hacia lo alto en actitud implorante similar a como circulaba en garbados de la época arrodillado en éxtasis ante el Santísimo… en la policromía de los ropajes renuncia a los oros y utiliza pintura plana, la suciedad de la imagen impide apreciar totalmente las calidades del encarnado". En la Iglesia de Santo Tomás de Valencia, se halla una imagen de San Pascual Bailón similar a la de la Catedral de Cádiz.

En una reciente visita al convento de las Descalzas de Montañés, en la sala del capítulo hemos podido apreciar y fotografiar una imagen, antes mencionada, de San Vicente Ferrer. Imagen que procede del convento gaditano de San Agustín, por lo que se puede identificar con la realizada para la colonia de los valencianos, vinculada como hemos mencionado con una próspera actividad comercial. Según Orellana se mandó realizar hacia 1768 para celebrarle sus fiestas anualmente en el Domingo de Quasimodo. (4)

Se encuentra en la Catedral de Cádiz, procedente también de la Capilla de la Orden Tercera del Convento de San Diego, una Inmaculada Concepción sobra la que López Jiménez señala su parentesco con la Inmaculada Concepción de Pierre Puget (1620-1694). Su rostro es el prototipo femenino de Ignacio Vergara: oval, con boca pequeña, ojos almendrados, cejas finas y arqueadas, barbilla muy fina y una dulce expresión general. Destaca a la vez Orellana, en el Convento de los Descalzos de San Diego, un Calvario, con Cristo, la Virgen y San Juan, "figuras del natural, cosa muy estudiada y que dio mucho gusto a los Profesores", obras que no ha sido localizadas, aunque a nuestro entender la antigua Dolorosa de la Hermandad de la Luz y el Agua, Nuestra Señora de la Luz y hoy Virgen del Mayor Dolor, bien pudiera tratarse de la misma imagen. El eslabón que pudiera dar el dato definitivo sería el encuentro de algún testimonio gráfico de la Dolorosa de Vergara, según constaba por la firma que figuraba en el torso, conservada en el convento de las Cinco Llagas de San Francisco de Jumilla (Murcia), desgraciadamente desaparecida y dada a conocer por José Crisanto y López Jiménez, quien publicó su fotografía. (5)

 

 
 
Comparativa de Nuestra Señora del Mayor Dolor con la efigie de San Pascual Bailón
que se conserva en la Capilla de San Sebastián de la Catedral Nueva de Cádiz

 

IMÁGENES ANTERIORES A 1939

La imagen de la Piedad que se ubica en un lateral al lado del Evangelio de la capilla del Regidor Perpetuo goza en Cádiz de gran devoción. Tan sólo es necesario acercarnos cada viernes en la tradicional visita al Nazareno de Cádiz y comprobarlo. Haremos una breve reseña histórica para comprender la trayectoria de esta singular representación pasional dentro del mundo de nuestras hermandades.

El llamado "Grupo del Caminito" tenía por costumbre su salida tanto con la Hermandad de la Piedad como con el Santo Entierro, coincidiendo ambas en la Iglesia de San Agustín. Para evitar discusiones, la Junta de Procesiones compra en los talleres de Olot, en el año 1893, una representación de la Piedad para que acompañara al Santo Entierro. Dicha pieza fue vendida en 1896 a la Hermandad de la Buena Muerte, y acompañó a su titular cristífero hasta su venta en 1921. A principios de los años 40 fue vendida a la Cofradía del Nazareno hasta la compra de la nueva Dolorosa de Vassallo Parodi. Así pues, en el Diario de Cádiz y en la Semana Santa de 1910, podemos leer: "La Buena Muerte fue escoltada por la centuria romana. Antes del paso de la Virgen figuraban tres carrozas con niños de ángeles. Al paso del titular seguía la centuria romana y tres lujosas carrozas representando conchas ocupadas por niños vestidos de angelitos y arrastradas por penitentes, luego Nuestra Señora del Mayor Dolor con el sol de plata". (6) Nos encontramos, pues, con esta representación de la Piedad que acompañó al Cristo de la Buena Muerte desde 1894 hasta 1920.

El 8 de diciembre de 1939 se firma la definitiva cesión de Nuestra Señora del Mayor Dolor, quedando en poder de la cofradía, como detallaremos posteriormente en el apartado correspondiente. En el acta con fecha de 1896, podemos leer como "El Sr. Prioste manifiesta que no teniendo esta Cofradía más que el paso del Titular y por si las circunstancias necesitara para el año próximo salir en procesión proponer a la Junta de Procesiones si quiere ceder la Imagen de la Virgen de las Angustias, paso de gran devoción. Después de animada discusión se acuerda de abrir una suscripción entre los Sres. Participantes a la Junta Directiva para hacer proposición a la Junta de Procesiones para la cesión de dicha Imagen. La contribución con 100 pesetas el Sr. Prioste y el Sr. Viceprioste etc., etc... Se acuerda proponer a dicha Junta si lo tiene a bien la cesión de la Imagen en la cantidad de 500 pesetas. Firmado, 14 de abril de 1896. Aprobado y firmado el Secretario, José del Toro". Dicha proposición fue aceptada el 21 de noviembre de 1896.  

 

 
 
Nuestra Señora del Mayor Dolor (Cádiz)

 

ESTUDIO DE LA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DEL MAYOR DOLOR

Para comenzar un estudio de esta soberbia talla estableceros previamente los artículos a nuestro parecer que en importancia se han dado a la luz en estos últimos años. De esta manera conoceremos de la mano de prestigiosos investigadores su parecer de tan bella representación y los diferentes puntos de vista que a lo largo de la historia del arte ha tenido.

En la cuaresma de 1989 se publicaron en el Diario de Cádiz una serie de artículos dedicada a nuestra imaginería procesional. Destacaremos tres que a nuestro parecer están relacionadas con la imagen que hoy estudiamos. En el primero, La Virgen del Mayor Dolor de San Agustín, firmado por José González Isidoro, se hace relación de dicha imagen con la existente en Sevilla, titular de la Hermandad de las Penas de San Vicente: "En este sentido, conviene indicar que su contrito rostro -de bellas facciones- y las elegantes manos guardan estrecha relación con la Dolorosa  perteneciente a la hermandad hispalense de Jesús de las Penas, la cual viene adjudicándose al valenciano Blas Molner, primer director de escultura de la Academia de Bellas Artes de la ciudad del Guadalquivir". Sin embargo, hace notar que la imagen gaditana ofrece grandes diferencias con obras documentadas de este artista levantino.

El segundo artículo, La Virgen de la Luz de San Antonio, firmado por José Miguel Sánchez Peña, se conecta la mencionada Dolorosa con la citada por Orellana (biógrafo de Vergara) en los Descalzos, y que formaba parte de un Calvario; grupo formado por el Cristo en la Cruz, la Virgen y San Juan. Y aquí hemos de destacar lo que a nuestro entender dicho imaginero-restaurador hace resaltar ante posibles dudas: "La policromía de tonos claros, cristalizada y grisácea concuerda con la utilizada por Vergara; tenemos que aclarar que las obras de Vergara que están en la catedral, están tan oscuras debido a los barnices y aceites sucios y oxidados que se le han aplicado".

Si el San Antonio de la Catedral de Cádiz, al igual que el San Pascual Bailón, está documentado como obra de Ignacio Vergara, no cabe duda, y tan sólo hay que observar al Niño Jesús que porta el primero de los santos descritos, de que la paternidad es la misma. Los rasgos morelianos de su entrecejo y la comisura de sus labios hablan por sí solos. (7)

El 14 de abril del año 1995, en el mismo rotativo y con el título Nuestra Señora del Mayor Dolor en el Primer Centenario de su Cofradía, José Miguel Sánchez Peña nos dice también: "En el año 1988, cuando me ocupé de la restauración del Crucificado, tuve ocasión de examinar durante bastante tiempo y detenidamente la Dolorosa, que se hallaba también en las dependencias de la hermandad por encontrarse en obras San Agustín. Me sorprendieron gratamente algunas soluciones técnicas empleadas por su anónimo autor: ojos de cristal colocados por dentro, boca trabajada por su interior con dientes de marfil, brazos anatomizados y un peculiar sistema de goznes esféricos para articular los brazos. Ello revelaba a un artista de la escuela mediterránea. Sin embargo, hemos de aclarar que todo lo mediterráneo no es italiano, y dentro del país transalpino se diferencian claramente las escuelas napolitana y genovesa, con técnicas y estilo que las definen. Por ello, hemos descartado su filiación italiana, inclinándonos a pensar que sea Valencia el origen de la imagen".

La tesis doctoral de Ana María Buchón Cuevas, Ignacio Vergara y la Escultura de su Tiempo en Valencia, publicada por la Generalitat Valenciana en 2006, ha dado definitivamente luz sobre la autoría de nuestra Dolorosa, corroborado como desde hacia ya varios lustros anunciaba Sánchez Peña, quien en su apartado de imaginería en Semana Santa de Cádiz, tomo I, nos dice: "Es una talla de sobrio y acabado modelado, obra maestra entre las Dolorosas de esta centuria ;ofrece análisis detallistas de sus facciones, en que el escultor introduce además de los ojos y lágrimas de cristal, los dientes de marfil. Con respecto a su candelero, que es de gran interés por su carácter novedoso, presenta detalles anatómicos en los brazos, y que a pesar de ser de manos distintas, lo relacionamos con el antiguo de la Virgen de la Luz". (8)

Como anotaciones concluyentes podemos decir que se trata de una imagen de candelero de autor desconocido, aunque presumiblemente, y con ciertos datos que así lo corroboran, atribuible a Ignacio Vergara. Tallada en madera de cedro hacia el año 1761, mide 170 cm de altura. Iconográficamente representa a la Virgen al pie de la Cruz, tras la Crucifixión del Señor, con inclinación de su cabeza hacia la izquierda, pelo pintado con ojos de cristal, pestañas postizas, tres lágrimas en la mejilla derecha y otras tres en la izquierda, boca entreabierta y dientes de marfil, manos extendidas -portando en la mano derecha un pañuelo y en la izquierda un rosario-, candelero con base ovalada y estructura de ocho listones que arrancan del pecho. Dolorosa que ha sufrido desde su integración en la Hermandad dos restauraciones: la primera, aprovechando la estancia en Cádiz del escultor José Paz Vélez -a instancias de la Hermandad del Caído-, quien patinó su rostro y sus manos en el año 1968; la segunda, debida al restaurador José Rodríguez Rivero-Carrera en 1985. Tres años más tarde José Miguel Sánchez Peña examinó detenidamente la talla, sugiriendo, aunque con cautelas, la autoría de Ignacio Vergara.

 

 
 
Comparativa de San Pascual Bailón con el Niño Jesús de la efigie
de San Antonio que recibe culto en la Catedral de Cádiz

 

HISTORIA DE UNA DOLOROSA

Con fecha 5 de mayo de 1942, en el Diario de Cádiz nos encontramos con un curioso artículo firmado por Cibo D. Oria, Una Estampa Gaditana del Siglo XVIII. La Colocación de la Imagen de Nuestra Señora del Mayor Dolor, en donde se nos narra detalladamente la colocación de una sagrada imagen en el templo agustino, relación encontrada por el afortunado investigador P. Fr. Zacarías Novoa, quien tuvo la atención de comunicarnos copia de la misma en febrero del año 1940: "queremos dejar reunidos los datos fundamentales de la misma y hacer una observación. Aquellos son: Primero, colocación en San Agustín de una imagen del Mayor Dolor en 1761. Segundo. La imagen, retablo y gastos de la fiesta se deben a las liberalidades de un religioso el P. Mtro. Fr. Juan de Ulloa; y tercero. Se colocó en el altar de Santo Tomás de Villanueva actual, junto a la segunda capilla de los Herreras Bethencourt. La observación es, que hemos omitido algunos párrafos que no hacían al caso ahora pero en uno de los cuales hay datos preciados resolverán el problema de la paternidad artística de la imagen".

Debemos de manejarnos con prudencia respecto a la Dolorosa a la que hace referencia el citado texto, ya que tras los datos aportados por Francisco Espinosa de los Monteros bien pudiera tratarse de la antigua Dolorosa de la Cofradía de la Humildad y Paciencia, obra del escultor del siglo XVIII Luis Salvador Carmona, hoy titular de la Hermandad de la Vera-Cruz de Puerto Real.

También en el Diario de Cádiz, con fecha 10 de abril de 2009, apareció el artículo La Joya Discreta, firmado por Tamara García, que viene a recoger -por datos suministrados por el hermano mayor de la cofradía, Joaquín Fernández-Repeto, recordando la ponencia que en 2006 expuso ante los titulares de su hermandad- toda la trayectoria de esta bella Dolorosa. "La imagen, que ha estado en la iglesia de San Agustín desde el siglo XVIII, también se vio afectada por la Desamortización en 1836. La Virgen fue comprada, según consta en documento de la desamortización por 1300 reales el 11 de febrero de 1836, por una señora llamada Doña Dolores Lacoste y Sicre que se la queda y pasa a formar parte de su patrimonio familiar. Primero se la llevan a su casa porque esta mujer tenía un oratorio en Puerto Real y allí le dan culto. Y luego se va a Madrid, y se la lleva con ella constando en el archivo de la Hermandad consultado el Archivo de la Villa y Corte, Patrón Municipal de Habitantes de 1953 (que abarca hasta 1940) y constan los siguientes datos:

 

Domicilio: Plaza Ruiz Zorrilla, nº 6.
Distrito: Hospicio.
Hoja nº 2535.
Constan empadronados:
José González Quero. Nacido el 10 de noviembre de 1876 en Sevilla.
Dolores Lacoste Sicre (sic). Nacida el 5 de mayo de 1892 en Cádiz."

 

No deja de ser curioso que en todos los datos consultados de esta imagen siempre se transmitiera de mujer a mujer, siendo una condición de la herencia. Tenemos que mencionar que cuando en 1935 una descendiente viaja a Sevilla, una representación de la cofradía la visita para pedirle la Virgen. "Los hermanos se encuentran entonces con una rotunda negativa pues la mujer afirma que es una herencia y le tiene mucho cariño. Un año después estalla la Guerra Civil pero a su término la propietaria vuelve a viajar a Sevilla. Los hermanos insisten de nuevo y, cual es su sorpresa, cuando la señora acepta regalarla sin más". La respuesta fue debida a una promesa realizada por su propietaria pidiéndole a la Dolorosa por su familia "si a ninguno nada le ocurría en la guerra donaría la Virgen con sus pertenencias a la cofradía gaditana". Así es como nos encontramos en los archivos de la Hermandad toda la documentación al respecto, corroborando todo lo anteriormente descrito. (9)

Verificándose la definitiva cesión "en la Ciudad de Cádiz a ocho de Diciembre de 1939, ante Don José Antonio de Sobrino y Tourné, Doctor en Derecho, Abogado del Ilustre Colegio de Cádiz y Notario Mayor de la Diócesis, compareciendo Don Bruno Martín Arnao, empleado, y Don Enrique Pérez Figuier, médico, ambos mayores de edad, casados, de esta vecindad, con cédulas personales de clase 9ª y 8ª, tarifas 1ª y 3ª, números 8.035 y 26.072 respectivamente (...) Doña Dolores Lacoste y Sicre, legitima propietaria de una Imagen de la Santísima Virgen del Mayor Dolor, cede a la Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, de la ciudad de Cádiz, la expresada Imagen, con la única condición de que la Cofradía, a la que hacia la cesión había de ser la exclusiva propietaria de dicha Imagen, y por tanto no podría de forma alguna, ni bajo ningún concepto, desprenderse de la misma, venderla, donarla, cederla ni cambiarla".

En el apartado cuarto de la mencionada documentación se propone a la cofradía trasladar en procesión la imagen de Nuestra Señora del Mayor Dolor, desde la Parroquia de Santa Cruz a la Iglesia-Convento de San Agustín, en la tarde del día de la fecha, para que pueda tributársele el culto público para el que está autorizada la Cofradía, quedándose de ese momento depositada en poder de los Agustinos como ocupantes de la Iglesia citada. El R. P. Salvador Gutiérrez da por recibida la imagen de Nuestra Señora del Mayor Dolor en nombre de la comunidad que representa y en los términos anteriormente expuestos, con lo que se dio fin al acto. Tenemos nuestras reservas en cuanto a la titular de la compra, ya que consultados datos consideramos que la mencionada compra la realiza Doña Dolores Tomasa García Ferrés, quien toma el apellido Sicre de su marido Antonio Sicre (comerciante francés establecido en Cádiz), siendo Doña Dolores Lacoste y Sicre, probablemente una bisnieta, la donante de la imagen en 1939.

 

 
 
Nuestra Señora del Mayor Dolor (Cádiz)

 

CONSIDERACIONES FINALES

Siguiendo la tradición de los escultores italianos, con el referente siempre de la escultura clásica, los escultores levantinos del Setecientos tuvieron en todo momento presente aquellos modelos. De tal manera que, al estudiar la Virgen del Mayor Dolor, no podemos olvidar, desde las fórmulas que emanan del patetismo de Scopas, las bacantes o las ménades (literalmente "mujeres locas") que eran las devotas especiales del dios que patrocinaba el drama, pasando por la representaciones femeninas en el Ara Pacis, los relieves del púlpito con el Nacimiento de Cristo de Nicola Pisano de la Catedral de Pisa, la representación italiana en la Dolorosa en el convento de la Concepción de El Puerto de Santa María, firmada por Silvester Jacobelli (10), y los mencionados modelos del académico Blas Molner -Virgen de las Penas de san Vicente, Santa Rita de Casia del convento de Santa María de Gracia de Jerez de la Frontera- hasta conseguir esta obra de arte que nos habla, con su lenguaje expresivo, de un hombre, Ignacio Vergara, y de un momento, el próspero tráfico comercial, generando en el espectador una emoción estética, unida a la fe que emana de la verdadera representación de la Mater Dolorosa, la Corredentora, la Madre del verdadero Hombre, Varón de Dolores que se inmoló para la salvación del género humano, y fiel a las palabras del salmista: "Morena soy, pero hermosa, oh hijas de Jerusalem".

Se crea así una de las más bellas Dolorosas de nuestra Semana Santa, ya que la obra será bella -conforme al criterio de Croce-, precisamente cuando consiga expresar y comunicar esta expresión a los contempladores. Y en éste nuestro caso, damos fe de ello a modo de post scriptum.

Claro es que nos falta el dato documental en que apoyar todo con solidez inquebrantable pero, por mucho que se dude, aun llegando al extremo de escepticismo, estamos ante una obra que nos habla directamente con el quehacer de Ignacio Vergara y la estética del siglo XVIII.  

 


 

BIBLIOGRAFÍA

(1) Documentación del archivo de la hermandad.

(2) RAVINA MARTÍN, Manuel y José Manuel FERNÁNDEZ TIRADO. Adolfo de Castro. Noticias Poco Conocidas de la Historia de Cádiz. Artículos en La Palma de Cádiz, 1886- 1891, Cádiz, 2005, pp. 161-164.

(3) BUCHÓN, Inmaculada. Ignacio Vergara, Generalitat de Valencia, Valencia, 2005, p. 308.

(4) Ídem, p, 308.

(5) Ídem, p, 301.

(6) CASTELLANO PAVÓN, Miguel Ángel. Semana Santa de Cádiz. Imágenes Devocionales no Procesionales de Cádiz, Editorial Absalon, Cádiz, 2009, pp. 421-423.

(7) SÁNCHEZ PEÑA, José Miguel. "Nuestra Señora del Mayor Dolor en el Primer Centenario de su Cofradía", en Diario de Cádiz, viernes 14 de abril de 1995, p. 12.

(8) SÁNCHEZ PEÑA, José Miguel. Semana Santa de Cádiz. Imaginería Procesional en la Semana Santa de Cádiz, Editorial Gemisa, tomo I, p. 138.

(9) Archivo de la Casa de Hermandad (C/ Rosario, nº 47, bajo, Cádiz). Nuestro agradecimiento a la Junta de Gobierno de la Hermandad, en especial a su Hermano Mayor Joaquín Fernández-Repeto y Valls y a su Mayordomo Javier Lacave Ravina, por la posibilidad de acceder a la lectura de las Actas de la Hermandad y la facilitación de documentación la cual transcribimos para facilitar la compresión del historial de la Sagrada Imagen de Nuestra Señora del Mayor Dolor.

(10) GONZÁLEZ LUQUE, Francisco. Imaginería en las Hermandades de Penitencia de El Puerto de Santa María, Biblioteca de Temas Portuenses, 14-04-2005, pp. 270-271.

 


 

DOCUMENTACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DEL MAYOR DOLOR

Documento de la Desamortización; Doña Dolores Sicre compra la Virgen, por 1300 reales el 11 de febrero de 1836.

Indulgencia de Juan José Arbolí, obispo de Guadix, sobre una Virgen de los Dolores que se venera en la casa de D. Antonio Sicre y su familia. Cádiz, 1 de noviembre de 1852.

Recibo a cuenta para traje bordado, cantidad entregada por D. Luis A. Sicre, Cádiz 5 de octubre de 1866. 1000 reales.

Pago de Don Luis A. Sicre de traje bordado en oro fino, Cádiz, 23 de marzo de 1867. 2600 reales.

Documento de Donación, firmado por la propiedad por Doña Dolores Lacoste y Sicre y su marido José González Quero y por la Cofradía Vicente García Rendan (Mayordomo 1º), José Ravina Poggio (Mayordomo 2º) y Ricardo Fernández de la Puente (Conciliario). Madrid 5 de agosto de 1939.

 


 

OTROS TÍTULOS CONSULTADOS

MOLAS RIBALTA, Pere: "La Actitud Económica de la Burguesía en la España del Siglo XVIII, en Revista de la Facultad de Geografía e Historia, nº 4, Universidad Central de Barcelona, 1989, pp. 407-424.

ANTÓN SOLÉ, Pablo. La Iglesia Gaditana en el Siglo XVIII, Universidad de Cádiz, 1994.

DE LAS HERAS ESTEBAN, Elena. La Escultura Pública en Valencia, 2003.

WITTHOWER, Rudolf. La Escultura: Procesos y Principios, Madrid, 1983.

Crónicas del Viaje de S.S.M.M. y A.A.R.R. a las Provincias de Andalucía en 1862 por Arístides Pongilioni y Francisco Hidalgo, Eduardo Gautier Editor, Cádiz, 1863.

Paseo Histórico Artístico por Cádiz, Enrile, Cádiz, 1843.

Gli Scultori Gaetano e Pietro Patalano tra Napoli e Cadice. Agostino di Lustro. Arte Tipografica Napoli, 1995. Immagini, 12-16.  

 

 
 
Resguardo de la adquisición de la imagen por parte
de Doña Dolores Sicre, 11 de febrero de 1836.

 

Fotografías de Manuel Alburquerque

 

Nota del Autor: El artículo que en el dia de hoy ve la luz estaba escrito para la hermandad gaditana de la Buena Muerte desde hace, aproximadamente cuatro años. Dado que desde aquellos días el panorama tanto de investigación como de restauraciones se ha incrementado, los datos utilizados habrían de ser actualizados. Pero no creo oportuna la corrección, pues hacerla habría sido traspasar los límites de la tarea que me había propuesto. Sin embargo, y a la espera de la documentación definitiva, aportamos lo que sí consideramos oportuno para tener una visión al día sobre la imagen que tratamos: ESPINOSA DE LOS MONTEROS SÁNCHEZ, Francisco. Vera-Cruz, Aguas y Buen Viaje, Historia de la Hermandad de la Vera-Cruz de Puerto Real, Absalon, 2010, pp. 261-273; La Hornacina (ver enlace): Restauración de José Miguel Sánchez  Peña para Cádiz. Información y fotografías de José Miguel Sánchez Peña (21/09/2011).

 

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