EL CRISTO A LA COLUMNA. UNA TALLA DE
ESCUELA GENOVESA EN LA ISLA DE EL HIERRO
Texto y fotografías de José Guillermo Rodríguez Escudero
En la parroquia matriz de Nuestra Señora de la Concepción, de la Villa de Valverde, capital de la Isla de El Hierro (Canarias), se conserva una magnífica talla de autor anónimo de la escuela genovesa de 1745. La pieza está confeccionada en madera policromada y sus medidas son 136 x 73 x 67 cm.
Esta efigie es una de las más relevantes y sobresalientes de las que se custodian en los templos de la Isla del Meridiano. Para la historiadora Teresa Purriños Corbella, “si en cada isla tuviéramos que diferenciar una obra de arte por encima de las demás, el Cristo Atado a la Columna de la Iglesia de la Concepción sería el escogido para El Hierro, realizado posiblemente en Génova bajo la filiación barroca”.
La escultura recibe culto en la nave del Evangelio, dentro de un nicho de madera encajado en la pared. Aunque esta hornacina -sobre la que se desarrolla un pequeño retablo- carece de valor artístico, destaca por su importancia histórica el medallón de influencia rococó que “policromado y dorado, centra la mesa de altar”.
Amador Marrero continúa informándonos de que en este medallón: “queda reflejada la antigua disposición de la fachada de la iglesia, con su campanario en el lazo izquierdo, que en la actualidad se sitúa en el centro”.
La iconografía del Señor de la Columna no ha sido muy cultivada por los escultores isleños, tal vez debido a la dificultad que plantea la hechura de este tipo de imágenes. Por este motivo, se ha recurrido a la importación de piezas desde talleres foráneos. Ejemplos son el Señor Atado a la Columna, realizado por el sevillano Pedro Roldán a finales del siglo XVII para el templo tinerfeño de San Juan de la Villa de La Orotava; o la imagen genovesa de la actual Catedral de La Laguna -antigua Parroquia de Los Remedios-, llegado en 1756. Éste se halla emparentado con “la producción del italiano Filippo Parodi” y relacionado -gracias a recientes investigaciones, entre las que se encuentran las del mencionado Amador Marrero- con los seguidores de Anton María Maragliano.
Se cree que la llegada de la talla del Señor a la isla canaria de El Hierro tuvo lugar como consecuencia de un trágico suceso acaecido en el año 1784, cuando “fueron pasadas por las armas treinta y seis personas que se creían apestadas” (Ana Ávila). Esta masacre -que pasó a la historia con el sobrenombre de “Matanza de Naos”- produjo una profunda y dura investigación para esclarecer los hechos.
Como consecuencia de ello, se procedió a embargar todos los bienes del capitán Juan Santiago de Guadarrama Frías y Espinosa, entre los que se encontraba precisamente “un nicho con una Imagen del S(eñ)or a la columna”. Una vez entronizada la sagrada efigie en la parroquial de Valverde, la Hermandad del Santísimo se ocupó de dispensar los cultos en su honor, tal y como se recoge en el Libro de dicha Cofradía.
No se conserva ninguna documentación que atestigüe su importación desde la ciudad italiana de Génova, pero la tradición oral y las investigaciones del profesor Hernández Perera -uno de los estudiosos de arte genovés más importantes de Canarias- filian la obra a los talleres ligures.
La investigadora Ana Ávila recoge en uno de sus trabajos que la talla fue intervenida en el año 1947, además de otras muchas e históricas actuaciones. De esmerado tallado y de claras trazas barrocas -aunque no excesivamente dramáticas-, esta extraordinaria pieza muestra un buen estudio del desnudo. Se aprecia el dibujo de una expresión realista, “en la que el Cristo mira con ojos hinchados y refleja el martirio competentemente”. Sobresale el acabado del perizoma o paño de pureza, “lo que no acompaña su burda policromía no original”.
Efectivamente, la presencia de repintes ha falseado la policromía, cuyo original, “advertido a través de lagunas en las extremidades y en la espalda, era menos brillante y más pálida que la actual”. Gracias a la restauración efectuada por Pablo Amador con motivo de la exposición itinerante titulada Arte en Canarias [Siglos XV-XIX]. Una Mirada Retrospectiva, que tuvo lugar en 2001, se observó que la imagen presentaba dos policromados completos.
El historiador y restaurador Pablo Francisco Amador Marrero, colaborador de La Hornacina, plasmó en su informe, tras estudiar el último repolicromado, cómo guardaba una cierta relación con las producidas con otras piezas de la misma iglesia. La conclusión fue que “en algún momento se efectuaron labores de adecentamiento en los bienes inmuebles de la parroquia, por lo cual el Señor recibió también alguna intervención”.
BIBLIOGRAFÍA
ÁVILA, Ana. Lo Humano y lo Sacro en la Isla de El Hierro, El Hierro, 1998.
AMADOR MARRERO, Pablo Francisco. “Cristo a la columna”, en Arte en Canarias [siglos XV-XIX]. Una mirada retrospectiva , Gobierno de Canarias, 2001.
- Idem. “El Señor de la Columna”, Imágenes de Fe, La Laguna, 2000.
CALERO RUIZ, Clementina. “Realidad y Miseria de los Bienes Muebles en Canarias. Estado de la Cuestión”, en XI Coloquio de Historia Canario-Americana (1994) , tomo II, Las Palmas de Gran Canaria, 1996.
DARIAS PADRÓN, Dacio. Historia de la Religión en Canarias, Cervantes, Santa Cruz de Tenerife, 1957.
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PURRIÑOS CORBELLA, Teresa. “El Difícil siglo XVI”, en Patrimonio Histórico de Canarias. La Gomera y el Hierro, Gobierno de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 1998.
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