EL MONASTERIO DE SANTA CLARA DE CARMONA (SEVILLA)
Antonio Calvo Laula
Fundado en el año 1640, con la autorización del papa Pío II, el Convento de Santa Clara contó desde el principio con la protección y privilegios del pontificado y la corona, tales como el de custodiar las llaves de Carmona en periodos de guerra o eximir de impuestos a los vecinos que estaban al servicio de las monjas.
En muy poco tiempo, se convirtió en una de las comunidades más ricas de Andalucía, no sólo por las dotes que las hijas de poderosas familias aportaban al tomar los hábitos, sino también por el espléndido legado que Beatriz Pacheco, Duquesa de Arcos, deja a su muerte en el año 1511, y que estaba compuesto por sustanciosas rentas, propiedades agrícolas, inmuebles, objetos suntuarios y ajuar de cultos.
El Convento de Santa Clara se construye sobre un espacio segregado del conjunto palaciego que la familia Ponce de León poseía en la collación carmonense de Santiago.
Del último tercio del siglo XV y primero del XVI datan la iglesia conventual y el claustro. La iglesia, de estilo mudéjar con una sola nave, tiene cubiertas de crucería en el presbiterio y de artesonado de madera con decoración mudéjar en la zona de los fieles. El claustro de dos plantas es de arcos semicirculares enmarcados en alfices en la planta baja, y arcos escarzanos y alfices sobre pilastras octogonales de ladrillos en la planta alta. Tanto el claustro como la iglesia conservan decoraciones de azulejería de la época.
Es durante los siglos XVII y XVIII cuando la iglesia adquiere su aspecto actual. A mediados del XVII se ejecutan las pinturas murales del presbiterio y se encargan a Juan de Valdés Leal los grandes lienzos sobre la vida de Santa Clara que, en la actualidad, se encuentran fuera de Carmona. Además, se añade la serie pictórica de arcángeles y santas recorriendo los muros de la nave y que procedería de un taller seguidor de los modelos de Zurbarán.
El retablo mayor, obra destacada del barroco sevillano, realizado en el año 1645, es del arquitecto y escultor cordobés Felipe de Ribas. Ya en el siglo XVIII tiene lugar la construcción de la portada del compás con puertas gemelas de arco de medio punto y pilastras toscanas, obra labrada en el año 1705 por el cantero Juan Antonio Blanco. Y en esta misma centuria se añaden la torre del campanario y la torre mirador, adquiriendo así el conjunto el aspecto con el que ha llegado a nuestros días.
La torre mirador del Convento de Santa Clara está organizada en cuatro niveles, siendo los dos primeros, con escasos huecos, independientes del resto del cenobio y con acceso desde el compás del mismo; y el tercero y cuarto, conectados, con acceso desde la clausura a través del coro alto. Estos dos niveles están dotados de grandes ventanas protegidas por tupidas rejas de hierro para preservar la intimidad.
Una escalera de caracol y cuatro pasarelas de madera conducen desde la planta del mirador a cada una de las cuatro buhardillas que se abren en las cubiertas, permitiendo una amplia visión de los alrededores.
Fotografías de Carlos R.S. y http://forohesse.blogspot.com
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