RETABLOS I (9)
RETABLO DE SANTA CLARA DE CARMONA

Jesús Miguel Palomero Páramo


 

 

El ensamblador, escultor e imaginero Felipe de Ribas (Córdoba, 1609 - Sevilla, 1648), pertenece a una familia con discretos antecedentes artísticos, donde su padre, Andrés Fernández, compatibilizaba las funciones de pintor y dorador de retablos con las de mesonero.

En el año 1624 se desplaza a Sevilla para ingresar como aprendiz de escultor en el prestigioso taller de su paisano Juan de Mesa, con quien permanece hasta 1626. La muerte de su progenitor le obliga a regresar a su ciudad natal, pero en el año 1630 vuelve de nuevo a la capital hispalense, acompañado de sus hermanos Gaspar y Francisco Dionisio, con quienes instala un gran obrador.

Como arquitecto de retablos es una de las figuras claves del Barroco sevillano, al evolucionar desde el manierismo clasicista de Juan Martínez Montañés hasta las atrevidas fórmulas salomónicas que impone en la Diócesis hispalense el flamenco José de Arce.

Como imaginero se caracteriza por fundir el idealismo de Juan Martínez Montañés y Alonso Cano con el movimiento dramático generado por Juan de Mesa en la plástica de su tiempo. El resultado es una imagen de facciones serenas y rasgos idealizados todavía, pero envuelta en ropajes ampulosos, que se quiebran zigzagueantemente para arremolinarse a los pies. A estos ingredientes hay que añadir otro grafismo: perfilar con un trazo recto las cejas de sus personajes y plegar en "v" el entrecejo.

Tales características ofrecen las imágenes de Santa Clara, la Asunción, San Francisco de Asís, San Buenaventura, San Juan Beltrán, San Juan de Capistrano, Santa Isabel de Portugal y Santa Isabel de Hungría, situadas todas ellas en el retablo mayor de las clarisas de Carmona (Sevilla), realizado en el año 1645 y policromado por Francisco Fonseca en el año 1653.

Fue el último de los retablos manieristas de Ribas antes de adentrarse en la espiral barroca de la columna salomónica y supone, desde el punto de vista iconográfico, la máxima exaltación que se ha hecho en la arquitectura de madera andaluza de la Orden de los Menores, tanto en su rama masculina como femenina.

 

FUENTES: A.A.V.V. Los Franciscanos y el Nuevo Mundo, Sevilla, Guadalquivir, 1992, pp. 150-152.

 

Anterior Entrega en este

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com