RETABLOS I (8)
RETABLO DE SAN JULIÁN DE ORORBIA

Con información de la UNAV


 

 

El retablo mayor de San Julián de Ororbia es considerado la primera gran obra pictórica renacentista realizada en Navarra hacia 1523-1524. Sobre un amplio banco se asienta un gran cuerpo flanqueado por balaustres gigantes, que abarca tres pisos de cinco calles, articulados por columnillas los dos primeros y por pilastras el tercero, culminado por ático constituido por un cuerpo de tres calles entre pilastras rematado por un medio punto que acaba en frontón triangular. Su decoración utiliza el lenguaje renacentista de roleos y grutescos.

Constituye un retablo mixto de esculturas de bulto redondo (en la calle central y banco del retablo) y tablas pintadas. En el banco se suceden las tallas de San Juan Evangelista, Santa María Magdalena, San José, la Virgen con el Niño y San Juanito -ocupando la hornacina central- San Miguel, San Cristóbal y un Santo Papa que quizás se pueda identificar con San Gregorio Magno. Todas ellas son esculturas pertenecientes a la misma época que el retablo, a excepción de la talla de San José, barroca popular, y de la de San Miguel, de un incipiente romanismo propio de fines del siglo XVI. Está presidido por la talla del titular, San Julián, que ocupa la calle central de los dos primeros pisos del cuerpo principal; se trata de una imagen erguida, ataviada a la moda del rey Carlos I con un cuidado tratamiento en los paños.

Las tablas pintadas son obra de un artista todavía no identificado al que se conoce como Maestro de Ororbia. Relatan en el primer cuerpo escenas de la vida del titular, San Julián, extraídas de la Leyenda Dorada de Jacobo de la Vorágine: el ciervo anunciando al santo que va a matar a sus padres, San Julián informado por su mujer de la muerte de sus progenitores, la construcción de un hospital y la travesía nocturna en la barca de un ángel disfrazado de peregrino. El segundo cuerpo recoge escenas de la infancia de Cristo: la huida a Egipto; la matanza de los Inocentes; la presentación en el templo, y Jesús ante los Doctores. Esta iconografía se completa con la del cuerpo superior reservado a la Anunciación, la Visitación, la Virgen con el Niño entre San Abdón y San Senén, el Nacimiento y la Epifanía. El ático en cambio alberga episodios de la Pasión, donde la Crucifixión ocupa la caja central, flanqueado por la flagelación y la Resurrección y coronada por el Padre Eterno.

Declarado BIC por Decreto Foral 53/1999 de 22 de febrero (Boletín Oficial de Navarra del 8 de marzo de 1999), ha sido objeto de una feliz restauración que ha devuelto a la pieza su esplendor. Los trabajos han revelado además la existencia de pinturas murales góticas en los paños centrales de la cabecera que oculta el retablo.

 

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