IMAGINERÍA CONTEMPORÁNEA EN COLOMBIA. LA OBRA DE SANTIAGO OCAMPO

08/08/2022


 

 

En Colombia, el oficio y la tradición de la imaginería al servicio del catolicismo provienen de la tradición religiosa heredada del mundo español. En el territorio americano surgieron escuelas de pintura y escultura que hicieron parte del enriquecimiento visual en construcciones como templos, catedrales y conventos. Aquellas escuelas más visibles fueron las pertenecientes al arte quiteño, cuzqueño y santafereño que darían lugar, más adelante, a la presencia de talleres y artistas sobresalientes en el periodo de la Colonia.

Más adelante, en los inicios del siglo XX, se dio la apertura de innumerables talleres de producción artística enfocados en el arte religioso y en las reproducciones de estilos novedosos e interpretaciones de diversos motivos provenientes de talleres europeos que se seguían entremezclando con la estética que, a partir de aquellas herencias, iban emergiendo en el territorio. Las obras eran ejecutadas en diversos materiales y técnicas. Hoy se conservan como parte del patrimonio material y cultural.

Los talleres más destacados estuvieron dirigidos por conjuntos de familias dedicadas a la producción imaginera descollando el taller de los Carvajal conocido como Carvajal e Hijos, los Osorio y artistas de renombre como Francisco Antonio Cano, Luis Eduardo Vieco, Eladio Vélez, entre otros.

Para el siglo XXI ya son pocos los artistas y talleres que se dedican a la producción plástica enfocada en el arte religioso con fines devocionales en los que las técnicas clásicas representadas en la talla en madera, la fundición en bronce o el mármol son dominantes. Se puede afirmar que aunque siguen existiendo pequeños talleres dedicados a la reproducción de prototipos antiguos y la copia de piezas seriadas con este tipo de recursos, la exploración y experimentación de nuevos materiales hace parte de las posibilidades expresivas para la creación de arte religioso sin que con ello se pierda el valor artístico y espiritual del mismo.

Santiago Ocampo Higuita, nacido en la ciudad de Medellín (Colombia), es Magíster en Historia del Arte de la Universidad de Antioquia (2022), Licenciado en Educación Artes Plásticas de la misma universidad (2016) y Diseñador Gráfico (2008) del Instituto Censa (sede Rionegro).

 

     
     
 
     
     
 
     
     
Cristo de la Paciencia (2022, colección particular)

 

Dentro de su labor como artista plástico y/o visual, Santiago Ocampo ha dedicado toda su trayectoria a la investigación y producción de imaginería religiosa dominando varios medios expresivos como el dibujo y la pintura pero centrando su interés en el desarrollo de la escultura de mediano y gran formato.

Desde hace varios años habita en la subregión oriente del Departamento de Antioquia, zona que se caracteriza por el arraigo en la tradición católica y la abundante presencia de arte religioso proveniente de distintos lugares como España, Francia e Italia. Esto ha sido algo trascendental en su interés pues también creció en medio de los mismos. En la actualidad, Santiago Ocampo adelanta también investigaciones sobre los procesos escultóricos de artistas nacionales que dedicaron su vida a las artes plásticas concentradas en la temática religiosa y la salvaguardia del patrimonio material de las iglesias.

Los medios y recursos que este artista imaginero utiliza a la hora de elaborar sus obras rompen con aquellos tradicionales ya que debido a su formación como artista contemporáneo ha podido experimentar con nuevos materiales. Esto significa que Santiago Ocampo no encuentra problemas al momento de recurrir a técnicas mixtas para la ejecución de sus piezas. Por esta razón, dentro de su taller, es factible observar que utiliza resinas de poliéster, poliuretanos, alginato, prótesis dentales, ensambles de metales, ojos de cristal, cabellos, madera, telas encoladas, plastilinas, pinturas epóxicas y pintura al óleo, siliconas para moldes, yesos, láminas de bronce y aleaciones, entre otros recursos con las que va configurando cada una de sus obras.

Este imaginero inicia las esculturas a partir de un boceto que surge de la imagen referenciada por quien la solicita, luego procede al modelado en arcilla o plastilina (según sea la necesidad) para después pasar por el copiado en siliconas de diversas calidades, el vaciado, pulido, ensamblado de las partes (como son sus ojos, dientes, bases de madera, y la policromía) para finalmente consolidar la imagen requerida. Es necesario también indicar que, algunas de sus piezas, quedan resueltas en barro cocido.

Sus obras pueden ser hechas en series reducidas o piezas únicas y muchas de ellas reposan en templos como titulares, seminarios diocesanos, espacios públicos o en la casa de coleccionistas particulares. Sus esculturas oscilan entre los 25 cm, pasando por piezas de tamaño natural o incluso superar esta dimensión.

 

 
 
 
 
 
 
Cristo yacente para Cali (2022)

 

Es importante señalar que dentro de los referentes más importantes en el arte religioso de Santiago Ocampo están aquellos que desarrollaron su obra antes del siglo XX en el territorio latinoamericano, como el pintor Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos; el escultor, pintor y tallador Bernardo de Legarda, y el escultor José Olmos. Igualmente, tiene especial atracción por el arte religioso actual de España que gracias a las redes sociales le permiten tener contacto con las producciones que allí se ejecutan. En este sentido, siente admiración por el trabajo de los escultores José María Ruiz Montes, Manuel Martin Nieto, Juan Manuel Parra Hernández, Álvaro Abrines, Jaime Babío o Ana Rey, y por el pintor Raúl Berzoza, entre otros.

Una de las piezas más significativas en su proceso creador es el Cristo del Silencio (2019). Se trata de un crucifijo que tiene unas dimensiones de 190 cm x 100 cm y está elaborado en diversos materiales que permiten una larga durabilidad y sostenimiento en el tiempo. Esta obra reposa en la Basílica del Santo Sepulcro, Iglesia de la Resurrección o Iglesia de la Anástasis, lugar considerado como el más sagrado del cristianismo y ubicado en la ciudad de Jerusalén. La imagen fue encargada por los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa para sus tareas rituales en la procesión del Viernes Santo que se denomina "El Santo Entierro de Jesús" y fue llevada al lugar de destino como ofrenda por las víctimas del conflicto armado en Colombia. Dicho crucifijo está protegido, en la actualidad, por los frailes del Convento de San Salvador.

Otras piezas escultóricas que sobresalen en su trabajo artístico son los relieves como, por ejemplo, el que realizó para homenajear al ceramista Bernardino de Jesús Betancur en El Carmen de Viboral (2021) y que fuera emplazado en el edificio "El Edén" en el parque principal de la localidad. También realiza piezas de busto como la representación de la Dolorosa (2021) que se encuentra en República Dominicana dentro de una colección particular. Igualmente les fueron encomendados la elaboración del Cristo resucitado y el Cristo yacente (2022) para el Templo de La Renovación, en el municipio de Chiquinquirá (Colombia).

Además, cuenta con conjuntos escultóricos como el representativo de San Peregrino (2020), que hoy está en el Seminario Siervos de la María en La Ceja (Antioquia), o Nuestra Señora de la Loza (2008), la cual forma parte de una colección particular. Actualmente, Santiago tiene su propio taller donde laboran con un equipo conformado por cinco jóvenes aprendices que ejecutan múltiples labores durante todo el año. A ellos se suman en su tarea otras personas que complementan el trabajo como las vestidoras, el orfebre, el ebanista y el tornero.

Las distintas actividades creativas y productivas que se desarrollan en su taller conocido como "Santiago Ocampo Escultor Arte Sacro" son el reflejo de una labor dispendiosa, comprometida y dedicada que le permite cumplir con los diferentes pedidos y enaltecer el valor devocional propio del arte religioso católico.

 

 
 
Santo Cristo para Guarne (2020)
 
 
 
 
Santo Cristo para Cúcuta (detalle, 2021)

 


 

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