LA PRIMITIVA REPRESENTACIÓN DE LA
VIRGEN DEL ROSARIO DE MOGUER (HUELVA)

Juan Manuel Moreno Orta


 

 

La advocación de la Virgen del Rosario de Moguer ha contado desde hace varios siglos con diferentes manifestaciones escultóricas. Pero conocemos que la primitiva Titular de la hermandad, la que se veneró en la capilla de Juan Gallego de Alfaro en el Convento de San Francisco de Moguer desde el año 1598, era una representación pictórica. Con el devenir histórico se cambió la Titular de la Hermandad por una escultura. Nada sabemos de la causa del cambio pero es común que se hiciera en pos de poder procesionar la Virgen del Rosario por las calles de Moguer. La primitiva Titular pictórica debió quedar en la iglesia conventual de San Francisco, pero desde ese momento hasta 1936 nada se supo de ella. Ante la falta de noticias se supuso que debió perderse en el saqueo del templo. En esos momentos se perdieron las dos imágenes que los moguereños veneraban con el título de Rosario, caso excepcional cuando menos, una en San Francisco y otra en la Parroquia de la Granada.

Conocemos que en 1598 Juan Gallego de Alfaro contrató el retablo de su capilla propia en la iglesia de San Francisco. Dicho altar se componía de varias pinturas, once concretamente, siendo la principal la dedicada a la Virgen del Rosario. El autor de todas las pinturas era Pedro de Pineda, afincado en Gibraleón (1). De este autor poco más conocemos, nada sabemos de su producción ni de si se conservan muestras de su arte. Observamos por la documentación que ya en el siglo XVIII se daba culto a una representación escultórica de la Virgen del Rosario.

Pero centrémonos en el tema que nos ocupa. Las representaciones de la Virgen del Rosario en pintura son variadísimas. Pero casi todas cumplen unos parámetros. En un primer momento se las identificaba porque iban coronadas de rosas, símbolo del Rosario, lo usual era verlo en representaciones pictóricas de la Virgen. El rosario es una sarta de rosas, sostenida por ángeles en su mayor parte. Pero lo más común, y desde que la Orden de Predicadores fijó la iconografía rosariana fue mostrar "a la Virgen del Rosario como en una manifestación celeste, sobre rompimientos de gloria y cabezas angélicas, entregando, bien Ella misma o bien el propio Niño Jesús, un rosario al padre fundador, que de rodillas lo recogía en actitud extática" (2).

Este detalle nos hizo mirar con diferentes ojos a cierta pintura que se conserva en un templo de nuestra localidad. Se trata de una pintura antigua, fechable hacia fines del siglo XVI. Dicha pintura se había conservado hasta 1937 en un domicilio particular de Moguer y, tras los sucesos de la Guerra Civil, esta familia lo donó al templo que hacia las veces de parroquia durante aquellos primeros años de posguerra. Al hacer la donación esta familia contó que esa pintura, y otra que también donaban, salieron del convento de San Francisco de Moguer en 1835, en la desamortización de Mendizábal. Eso no debe de extrañarnos ya que muchos propietarios de capillas y altares retiraron en aquellos momentos diversas piezas y enseres de los mismos ya que eran de su propiedad. Pues bien esa pintura se colocó en un retablo de los llamados de acarreo, ya que se realizó con restos lígneos de retablos y altares del templo conventual de Santa Clara. La familia donante era la de Carlos Pérez-Ventana (3).

 

 

Lo usual en las representaciones de la Virgen del Rosario es mostrarla con el fundador de los dominicos, Santo Domingo de Guzmán y con Santa Catalina de Siena, pero no es raro verlo junto a San Francisco de Asís, el padre fundador de la otra gran orden mendicante de la cristiandad. La unión ante la Virgen del Rosario de los dos grandes Fundadores se basa en el sueño que según la tradición tuvo Santo Domingo de Guzmán cuando se encontraba en Roma, donde la Virgen lo nombra a él y a San Francisco como apóstoles evangelizadores para encaminar las almas a la penitencia y salvación. Al día siguiente del sueño, Santo Domingo que todavía no conocía a San Francisco, lo reconoció en la basílica, ambos se encontraban en Roma para hacer aprobar la regla de su orden. Corrió hacia él, lo abrazó y le dijo: “Eres mi compañero. Unámonos y ningún adversario podrá contra nosotros”. Es el llamado abrazo de San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán.

La pintura que nos ocupa está realizada sobre tabla y mide 120 centímetros de alto por 74 de ancho. La Virgen aparece en pie, y porta al Niño en su brazo izquierdo. Con ello se quiere significar que la Virgen es trono de la Divinidad, tal y como reza el salmo 45, 10:

 

Filiae regum in pretiosis tuis;
astitit regina a dextris tuis ornata auro ex Ophir.

 

Este tipo de iconografía en la que la Virgen aparece portando y conduciendo al Niño se denomina Virgen Hodegetria. María se halla elevada sobre la media luna, la cual simboliza el pasaje del Apocalipsis 12, 1:

 

Et signum magnum appa ruit in caelo: mulier amicta sole,
et luna sub pedibus eius, et super caput eius corona stellarum duodecim;

 

Vemos como la luna aparece con los cuernos hacia arriba, es decir no se han seguido los parámetros de Francisco Pacheco. Sencillamente porque cuando se realizó esta pintura el tratadista aún no había escrito su magna obra, que se publicó bien entrado el siglo XVII. La Imagen aparece en el centro de una ráfaga de mandorla, un rompimiento de gloria con forma de almendra. Y entorno a ella aparecen varios símbolos de la letanía lauretana, la que se reza al final del Rosario, y que son adjetivos dedicados a la Madre de Dios. Aparecen entorno a la Virgen:

 

. La Luna

. El lirio

. El ciprés

. Un pozo

. Una fuente

. Una palmera

. Una rosa

. El sol

 

La Virgen aparece vestida con colores jacinto y azul, la típica representación hispana de la Inmaculada Concepción, hasta la llegada del cambio del jacinto por el blanco. Eso puede ser un indicio claro de su buena relación con la comunidad franciscana, adalides del Concepcionismo.

La Imagen está siendo coronada por dos Ángeles en vuelo sobre las sienes de la Virgen. Están en actitud de depositar allí una corona de orfebrería con ricas piedras engastadas. Se trata de una corona real, muestra de la creencia de los católicos en que la Virgen fue coronada por Dios como Reina y Señora de todo lo creado.

 

 

Pero el detalle mas interesante, y del que hemos apuntado algo líneas antes, es la presencia de San Francisco de Asís a los pies de la Señora. Para los menos avezados solo les interesará como figura secundaria, pero su presencia puede darnos el dato importante que buscamos en esta pintura. San Francisco aparece en actitud orante y con las manos unidas, y entre ellas se encuentra... UN ROSARIO.

Por el estilo de la pintura, renacimiento-manierismo con claras influencias italianas, podemos encontrarnos ante una obra de finales del XVI. También la facilidad del autor a la hora de plasmar el motivo se nos antoja algo torpe, por lo tanto no es una primera figura. Así que podría encajar perfectamente en las obras de Pedro de Pineda, pintor de segundo orden. La colocación de elementos de la Letanía Lauretana entorno a la Virgen denota una clara influencia del rezo rosariano en los donantes de la obra. La obra perteneció a San Francisco de Moguer, y se sacó de allí en la desamortización, seguramente por los propietarios de la capilla (habría que ver si Francisco Hernández Bueno (4) está emparentado con los Pérez-Ventana). Pero la presencia de San Francisco de Asís con un Rosario en sus manos nos da lugar a formular la siguiente hipótesis: nos encontramos ante la primitiva Virgen del Rosario de Moguer, la Primera Titular de la Hermandad del Santo Rosario de nuestra Ciudad.

La Hermandad del Santísimo Rosario de Moguer se fundó en 1565, siendo su Regla y Estatutos aprobados por la jurisdicción eclesiástica y por la patente del Excmo. Sr. Fray Lorenzo Cardenal Justiniani, General de la Sagrada Religión de Predicadores (Orden Dominica) en 1577. A ella pertenecían los Armadores de barcos moguereños.

Ante la falta de documentos lo dejamos en hipótesis, pero entendemos que hay grandes posibilidades de que sea realmente la primera Virgen del Rosario que se veneró en nuestro pueblo. Por lo tanto, vamos a considerar desde estos momentos, y hasta que se demuestre lo contrario, a la denominada en otros tiempos Virgen Franciscana, como Virgen del Rosario. Y vamos a atribuírsela al pintor Pedro de Pineda y fecharla en 1598.


BIBLIOGRAFÍA

(1) DÍAZ DOMÍNGUEZ, Manuel: Religiosidad popular en la ciudad de Moguer (1400-1936). Fundación municipal de Cultura. Moguer. 2005. P. 493.

(2) SÁNCHEZ LÓPEZ, Manuel: "Iconografía de la Virgen del Rosario". En: Aquel hermoso Lucero. CCL aniversario del milagro de la Virgen del Rosario durante el Terremoto de Lisboa. Moguer 1 de noviembre 1755-2005. Moguer. 2005. Hermandad del Santo Cristo de los Remedios y Nuestra Señora del Rosario.

(3) GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel: El Monasterio de Santa Clara de Moguer. Diputación de Huelva. Huelva. 1978. P. 128.

(4) Se hizo cargo de la capilla y enterramiento en 1818. Ver. DÍAZ DOMÍNGUEZ. Opus cit.

 

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