LA DIFUSIÓN DEL BARROQUISMO SEVILLANO EN EL PUERTO Y SU ENTORNO:
IGNACIO LÓPEZ Y ALONSO DE MORALES (II)

José Manuel Moreno Arana*


 

1.2 Alonso de Morales

De manera similar al caso anterior, poco se sabía, con anterioridad a esta investigación, de este otro artista hispalense afincado en El Puerto de Santa María. Hipólito Sancho, por ejemplo, se limita a mencionarlo en su Historia del Puerto entre los "decoradores" activos en la ciudad durante el siglo XVII, pero sin aportar ningún tipo de referencia documental al respecto (17).

Junto a ello, sólo tres aisladas y escuetas referencias a su actividad nos han llegado, dos de ellas además publicadas en fecha muy reciente, por lo que, de nuevo, las presentes líneas son el primer intento de hacer un resumen biográfico de su casi desconocida figura. 

Su origen sevillano igualmente se constata a través de su acta matrimonial, por el que también comprobamos los nombres de sus padres, Ignacio de Morales y Ana de Tapia (18), a quienes encontramos también en el contrato de aprendizaje de su hijo con Bernardo Simón de Pineda, concertado el 17 de febrero del año 1669 (19).

En este sentido, teniendo en cuenta la edad habitual de iniciación a un oficio, aproximadamente de los doce a los quince años, podríamos localizar su fecha de nacimiento asimismo en la década de los 50 del siglo XVII.

Es interesante indicar, por otro lado, que su formación, que se establece en 5 años, se desarrolla en una época de esplendor de este taller; el momento en que se llevan a cabo obras sevillanas de la importancia del retablo mayor del Hospital de la Misericordia (1668-70), el retablo de Santa Ana de la parroquia de Santa Cruz (1670-71) o las diferentes arquitecturas efímeras levantadas en la Catedral hispalense con motivo de la canonización de San Fernando (1671). Pero, sobre todo, es cuando se realiza la obra maestra de Pineda, el retablo mayor del Hospital de la Caridad (1670-73). El hecho de que en la decoración escultórica de todas ellas intervenga el taller de Pedro Roldán permite pensar en un contexto donde se iniciasen los estrechos lazos de amistad con Ignacio López, explicando así la posible formación roldanesca de este último. 

Partiendo de estas premisas, esta relación de juventud en su ciudad natal explicaría tanto los contactos posteriores como la aparición de ambos en El Puerto por unas mismas fechas; hechos que invitan a pensar en que la salida de Sevilla pudo ser, incluso, una decisión conjunta.

Aunque lógicamente habría que adelantar a algunos años dicha partida, la primera noticia que tenemos de su presencia en la ciudad costera es la de su propio matrimonio, celebrado el 21 de Diciembre de 1679. Como ocurrió con López, el enlace se llevó a cabo con una portuense, Sebastiana Pretelin, hija de José Pretelin y Catalina Palomino (20). Un nuevo paralelismo que parece demostrar que pronto ambos artistas coincidieron en la idea de un establecimiento definitivo en El Puerto, vistas las óptimas expectativas de trabajo que ofrecía la zona.

El 7 de Mayo del año siguiente lo encontramos ante el escribano Sebastián de Torres en una escritura de arrendamiento, finalmente no otorgada, en la que Juan de Azcárate, vecino de El Puerto, le ofrecía por tiempo de dos años unas casas de su propiedad situadas en la calle de San Bartolomé, documento en el que aparece citado como maestro escultor (21).

Ese mismo día y ante el mismo escribano, Francisco Hernández pone, por tiempo de cinco años, a su hermano Marcos Díaz como aprendiz de Morales, que en esta ocasión es mencionado como maestro de ensamblador y entallador (22).

La entrada de aprendices en el taller puede interpretarse como el resultado de una actividad consolidada y creciente en la ciudad ya por estas fechas, que desembocará meses más tarde en un importante encargo, el retablo de Ánimas de la Prioral. Y, de hecho, debió de ser en la ejecución de esta obra donde se iniciaría en el oficio su discípulo Marcos Díaz, compartiendo el trabajo con los demás miembros del obrador.

En este sentido, de esta época tenemos la suerte de conocer los nombres de tres oficiales del mismo gracias a dos cartas de pago emitidas por Alonso de Morales.

La primera se fecha el 9 de Junio de 1681 y se otorga favor de Juan López Ventura y de Juan Baptista de Rojas, "oficiales de entallador" y vecinos de Gibraltar, pagándoles por el trabajo hecho en su taller 1630 reales, 1400 al primero y 230 al segundo (23). Poco después, el día 11 de dicho mes y año, hace lo propio con Pedro López Moreno, quien cobraría por su labor la cantidad de 1177 reales (24).

A pesar de lo interesante de la información, estos pagos pueden ser interpretados de manera negativa para el devenir del taller de Morales, ya que todo parece indicar que nos encontramos ante el abandono simultáneo de estos tres oficiales, quizás debido a desavenencias con el propio maestro. Así, atendiendo a los respectivos pagos, el trabajo de éstos bien pudo haber tenido un carácter muy eventual.

Ante ello, cabe pensar también en incumplimientos económicos por parte de la cofradía de Ánimas (25), que además explicarían que la realización del retablo se prolongase mucho más allá del tiempo originalmente previsto, como ya veremos. Pero, en cualquier caso, tampoco podríamos pensar en una crisis insostenible por cuanto el 4 de noviembre de 1681 encontramos a Alonso de Morales, ahora denominado como "maestro de arquitecto", comprometiéndose a costear el arrendamiento de unas "casas asesorias". Este contrato (26) nos interesa especialmente por la aparición de Ignacio Francisco López como su fiador, siendo una nueva prueba de las estrechas relaciones entre ambos. Con todo, también entra dentro de lo posible que la aparición de López como fiador en dicha escritura se deba principalmente a un interés propio por dichas casas, que acaso pudieron servir de taller común en este momento de documentada asociación laboral.

El 25 de Enero de 1682 encontramos al retablista sevillano en un nuevo arrendamiento. En este caso se trata de una suerte y se concierta, curiosamente, con su propia suegra, Catalina Palomino, que aparece ya como viuda de José Pretelin (27).

Por otra parte, es interesante constatar la conexión y trato de amistad con otros miembros del círculo artístico portuense. Así lo prueba el bautizo de su hija Justa Cayetana, celebrado el 14 de Agosto de 1689 y en el que actuó como padrino el arquitecto Francisco de Guindos (28).

A partir de este último año aparece en los padrones parroquiales como vecino de la calle Cielos (29), donde residirá hasta 1701, momento en el que lo encontraremos viviendo en la calle Ganado (30). De estos años proceden dos de las escasas noticias que sobre su trayectoria profesional han sido publicadas hasta ahora.

La primera de ellas es una interesante declaración en la que aparece como "maestro arquitecto" vecino de El Puerto y que realiza en Jerez el 7 de Septiembre de 1690 a petición del Padre Francisco Mateos, procurador del Convento de Santo Domingo de dicha ciudad, y del Licenciado Juan Martín Picón, como albacea de Juana de León Garabito. Se trataba de dar el visto bueno a un retablo realizado por el también ensamblador sevillano Francisco Antonio de Soto. Sus palabras son de lo más elogiosas hacia su paisano y compañero de profesión, llegando a afirmar "que e visto otros asi en la ciudad de Sevilla, Cadis y otras partes y que no a visto rretablo de la perfesion del" (31).

Llama la atención, en este sentido, la referencia a otras ciudades, como la floreciente Cádiz, por lo que de ello se puede suponer de actividad fuera de El Puerto de Santa María por parte de nuestro retablista. De hecho, el contacto con los dominicos jerezanos puede ser interpretado desde este punto de vista.

En cualquier caso, dentro de esta vertiente de trabajo para otros pueblos y ciudades de la zona, se encontraría ya la referencia a una segunda obra documentada. Se trata de la realización de un sepulcro para la cofradía del Santo Entierro de la cercana localidad de Espera en 1693. Una pieza que, por desgracia, no se conserva, lo que impide profundizar por ahora en el estudio del estilo del artista (32)

A partir de 1703 perdemos la pista de su existencia. Parece que cambiaría nuevamente de domicilio, ya que no vuelve a aparecer en los padrones en la calle Ganado. Tampoco sabemos por ahora la fecha de su fallecimiento, posiblemente acaecido en esta primera década del siglo XVIII (33).

A pesar de las lagunas, queda sin embargo esbozada su todavía oscura figura, digna de tenerse en cuenta en futuros estudios sobre la retablística barroca en la actual provincia de Cádiz.


BIBLIOGRAFÍA

(17) Sancho de Sopranis (1943, p. 373). En este mismo grupo de los "decoradores" cita también al propio Ignacio López.

(18) A.P.P.P.S., Libro de Casamientos n° 26 (1679-1681), f. 73v.

(19) Herrera García (2004, p. 204).

(20) Véase la nota 18. El apellido "Pretelin" parece castellanización de un apellido de origen foráneo, posiblemente italiano, por lo que no puede descartarse que el suegro de Morales fuera uno de los múltiples comerciantes extranjeros afincados en la ciudad en estos años.

(21) A.H.P.C., Protocolos Notariales de El Puerto de Santa María, legajo n° 328, f. 387.

(22) Ibiden, f. roto.

(23) A.H.P.C., Protocolos Notariales de El Puerto de Santa María, legajo n° 331, f. roto.

(24) Ibidem, f. roto.

(25) Al respecto, debemos apuntar que en el contrato del citado retablo, firmado casi un año antes, se especifica el sueldo que debería cobrar cada oficial que trabajase en él, el cual se establece en 100 reales por semana: A.H.P.C., Protocolos Notariales de El Puerto de Santa María, legajo n° 328, f. 754v

(26) Se ajusta con Pedro Rendón Cortés, Regidor y Padre General de Menores de la ciudad de El Puerto, quien lo formaliza en nombre de los hijos de Cristóbal Carrillo: A.H.P.C., Protocolos Notariales de El Puerto de Santa María, legajo n° 331, f. roto.

(27) A.H.P.C., Protocolos Notariales de El Puerto de Santa María, legajo n° 334, f. roto. Desconocemos qué consecuencias pudo tener la muerte de este último, fiador en la obligación del retablo de la Prioral, en el desarrollo del trabajo de su yerno.

(28) A.P.P.P.S., Libro de Bautismos n.° 48 (1989-90), f. 34. Debió de morir a corta edad ya que no se recoge su existencia en los padrones parroquiales consultados. Sí aparece en cambio a partir del padrón de 1696 un hijo varón, Joseph de Morales (A.P.P.P.S., Padrón del cuartel de Santa Clara, caja 576 (1689-1701), libro 8 (1696), f. 1).

(29) A.P.P.P.S., Padrón del cuartel de Santa Clara, caja 576 (1689-1701), libro 1 (1689), f. 1.

(30) A.P.P.P.S., Padrón del cuartel de Santa Clara, caja 576 (1689-1701), libro 13 (1701), f. 58v.

(31) Jácome González y Antón Portillo (2002, p. 124). El documento no identifica el retablo en cuestión.

(32) Candil Ríos (1972, p. 11). Información facilitada por el profesor Francisco Javier Herrera García.

(33) Sí consta la de la muerte de su mujer, que es enterrada el 22 de Marzo de 1726 (A.P.P.P.S., Libro 6° de entierros (1711-33), f. 241). Aparece como viuda de Alonso de Morales, siendo por entonces vecina de la calle Pozuelo. Esta vía se sitúa dentro del cuartel de San Agustín, cuyos padrones comienzan precisamente ese año. En efecto, el primero de ellos recoge su presencia en dicha calle junto a una posible hija del matrimonio, Dámasa de Morales (A.P.P.P.S., Padrón del cuartel de San Agustín, caja 557 (1726-36), libro 1 (1726), f. 25v).

 

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