LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS DE PEDRO DE CAMPAÑA

21/01/2016


 

 

Pedro de Campaña

Pedro de Campaña -nombre castellanizado de Pieter Kempeneer- fue un pintor fundamental en el origen y la configuración de la pintura sevillana. Su biografía permanece todavía imprecisa. Nació en Bruselas en torno a 1500 y murió en la misma ciudad hacia 1580. Su rica personalidad artística queda forjada por su formación flamenca, su paso por Italia y su larga estancia sevillana, que transcurrió entre 1537 y 1563, tras la que regresó a Bruselas, donde continuó trabajando hasta su muerte.

Campaña ocupa un lugar destacadísimo en la configuración de la escuela sevillana de pintura del Renacimiento y posterior Barroco. Tanto es así que mereció un puesto de honor en el Libro de los Verdaderos Retratos que escribe Pacheco efigiando a las personalidades más destacadas de las artes y la cultura en general de su tiempo, e inmediatamente anteriores, como es el caso de Campaña.

Gracias a dicho testimonio puede arrojarse algo de luz sobre una biografía por otra parte bastante desconocida y sobre su trayectoria, caracterizada por su versatilidad artística y su pericia en distintos campos, como la arquitectura, la escultura y la pintura, tan ansiadas por los intelectuales humanistas del Renacimiento.

Bruselés de origen, el pintor parece llegar a la capital hispalense en torno a 1537 atraído por la efervescente actividad artística que empezaba a fraguarse en la ciudad, al socaire de la riqueza del comercio con las Indias. Su período de formación en Italia le granjea a su pintura la novedad de la que será punta de lanza y revulsivo en nuestra ciudad, donde destaca el alemán Alejo Fernández.

Sevilla era entonces un emporio comercial y, por ende, cuna del vicio y del pillaje que la riqueza siempre lleva aparejados, con la subsiguiente expiación de pecados. En este contexto, cuando surge una potente burguesía comercial, principal comitente de los artistas, se realizan numerosas capillas funerarias para que los miembros de las familias potentadas tengan su descanso eterno, cuyos retablos realiza en su mayoría Campaña.

Su primacía coincide con la aparición en la ciudad de un artista sevillano formado en la Italia renacentista, Luis de Vargas, cuya pintura refleja con buena base la modernidad de la italiana. Ambas figuras posibilitan el crecimiento de la escuela pictórica, que alza el vuelo en este momento, coincidiendo con un florecimiento cultural generalizado que hace de la Sevilla de este tiempo una capital internacional de primer orden.

El empleo de un dibujo preciso y la atención que presta a los elementos secundarios, son propios de la pintura flamenca en la que se formó. Sus años en Italia le llevaron a incorporar la estética clasicista, referente formal que se extendió al resto de Europa. La monumentalidad de sus figuras, bien definidas en el espacio del cuadro, testimonia esta influencia italiana que también se extiende a los fondos dorados de tradición mediterránea.

 

 

Virgen de los Remedios (hacia 1538-1540)

La obra de la Virgen de los Remedios que se conserva en la Iglesia de San Vicente es una de las primeras obras de Campaña en Sevilla. Su atribución al pintor bruselés la hizo Juan Miguel Serrera, consiguiendo el consenso de los investigadores del pintor, a pesar de no constar en la documentación conservada sobre su retablo en el inventario de la iglesia de 1540 ningún dato acerca de la autoría del mismo.

En esta Virgen con Niño con reminiscencias de matrona romana, confluyen ya los rasgos definidos de su formación flamenca, por su rigidez de formas y su marcado dibujo, con las enseñanzas traídas de Italia, aún tímidas en esta obra, pero que irán aflorando con mayor fuerza a medida que evoluciona su carrera.

La rotundidad de la Virgen de los Remedios parece guardar relación directa con los modelos germánicos, como el de la Virgen del Mono (imagen inferior), que graba Alberto Durero hacia 1498-1499 y que sirve de inspiración para multitud de artistas en el ámbito sevillano.

Lejos de esta Virgen de los Remedios parecen estar las madonnas italianas de Rafael, con sus volúmenes etéreos y suavidad de formas. La severidad del colorido es otro de los elementos que parecen traslucir el origen nórdico del autor de la obra conservada en San Vicente, rasgo que se hace definitorio en toda su trayectoria dado que nunca llega a perder el gusto por la paleta de sobrios colores, algo que contribuye a llenar sus composiciones de un aire melancólico. Los rasgos físicos de los personajes, en especial el ángel y el Niño Jesús, sentado en el regazo de su madre, parecen hablarnos también de la honda formación flamenca del artista.

Sin embargo, y a pesar de la rigidez que subyace en la composición, el colorido y las formas, se muestra ya en esta obra de Campaña una intención de naturalidad que sí parece enlazar directamente con su formación italiana, que se percibe en la actitud de la Virgen, que vuelve el rostro al espectador, intentando conectar con él, haciéndolo partícipe y testigo directo de la escena, o en la anécdota del racimo de uvas que el Niño Jesús sostiene, mientras es observado por el ángel, que parece habérselo ofrecido.

Este último detalle del cuadro, lejos de ser representado con la cercanía o dulzura -como se haría en Italia- de un simple y divertido juego de entretenimiento entre las figuras, es tratado con frialdad por Campaña. La frialdad propia de un artista de origen flamenco que aún no ha hecho suyas las premisas italianas.

 

 

Esta bella pintura se puede contemplar hasta el 13 de marzo de 2016 en la Sala XII del Museo de Bellas Artes de Sevilla (Plaza del Museo, nº 9) dentro de la sección La Obra Invitada. Se trata de la primera obra conocida realizada por Pedro de Campaña en Sevilla. Otra obra de estos años, San Jerónimo Penitente, perteneciente a la colección del Museo, tras ser restaurada ha quedado expuesta en la Sala II del mismo. El Museo de Bellas Artes de Sevilla agradece el generoso préstamo de la Hermandad de las Siete Palabras, propietaria de la obra, y la inestimable colaboración de la parroquia sevillana de San Vicente Mártir. Horario: martes a sábado, de 09:00 a 20:30 horas; domingos y festivos, de 09:00 a 15:30 horas; lunes (no festivos) cerrado.

 

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