GRUPO DE LA VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS
Jesús Abades. Con información del IAPH
Con el fin de contribuir a que Córdoba sea Capital de la Cultura en el año 2016, se realiza este especial formado por 20 entregas en el que haremos un repaso por el rico patrimonio de la ciudad andaluza. Los mejores historiadores e investigadores sobre la ciudad, junto con nuestras modestas aportaciones, darán forma a un interesante recorrido que podrán consultar a través del banner correspondiente en la página principal de contenidos. Al mismo tiempo, tendrán un enlace de cada entrega en la sección Atajos, donde quedará definitivamente inserto una vez concluido. |
Sobre la postura original de este magistral grupo de las Angustias, la última gran obra del prestigioso escultor e imaginero cordobés Juan de Mesa y Velasco (1583-1627), existen varias hipótesis. Últimamente cobran fuerza dos teorías: aquella que estima que su inestabilidad se debe a que la iconografía real es la de los últimos momentos del Descendimiento de la cruz, concretamente aquellos en los que Cristo es depositado en el regazo de la Virgen -de ahí la posición del brazo derecho de Jesús, todavía replegado en el sudario-, y otra que afirma que el encargo del grupo se completó a última hora con las imágenes de San Juan Evangelista y Santa María Magdalena, de ahí que no figuraran en el contrato original, según el cual una de ellas también sostendría la imagen de Cristo muerto, impidiendo la temprana muerte de Juan de Mesa, debida a la tuberculosis, su ejecución. Dentro de las lógicas reservas, vemos más viable la primera de dichas teorías: Juan de Mesa falleció el 26 de noviembre del año 1627, cuando estaba dando los últimos toques a las imágenes, tal y como se desprende de su testamento: "Estoy obligado a hacer una Virgen de la Soledad o Angustias para el convento de San Agustín de Córdoba, a la cual no le faltan tres días de trabajo". El grupo fue bendecido el 18 de marzo de 1628 en la Iglesia Conventual de San Agustín, sede fundacional de su cofradía, que se vio obligada a abandonar en 1961. Labrado en madera de cedro, con una altura de 130 cm para la Dolorosa (165 cm si se encontrase de pie) y 175 cm para el Cristo, en 1976 el conjunto fue restaurado por el ICROA bajo la dirección y supervisión de Francisco Peláez del Espino. Entre 2010 y 2011 ha sido ejemplarmente intervenido por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, donde se procedió a su desinsectación, ejecución de nuevos brazos y antebrazos, consolidación de las fisuras y de la madera degradada por la acción de insectos xilófagos, eliminación de varillas roscadas y de la reconstrucción anterior con masilla, que fue sustituida por madera, fijación de levantamientos en la policromía, limpieza de depósitos de hollín y suciedad superficial, remoción de barnices y eliminación de repintes alterados, eliminación de repolicromías, estucado de lagunas con materiales afines a los originales, reintegración cromática de las lagunas estucadas con técnica reversible (acuarelas y/o pigmentos al barniz) y protección final. Respecto a la soberbia imagen del Cristo, sin advocación, muestra la cabeza desplomada hacia el lado derecho y un ejemplar estudio anatómico, careciendo de potencias y corona de espinas. Cabello y barba se han resuelto mediante ensortijados rizos de clara herencia montañesina. El entrecejo aún aparece fruncido por el dolor padecido con los tormentos, y los ojos se hallan semicerrados por la violencia de la muerte. Al igual que la Madre, tanto el globo ocular como las pestañas han sido pintados en la madera. La nariz es de tipo semítico y la boca, abierta, muestra claramente la lengua y la dentadura perfectamente talladas. El brazo derecho cae hacia el suelo, mientras el izquierdo se extiende rígido hacia el hombro izquierdo de la Madre; en ambos, las manos se hallan abiertas. El sudario es un lienzo cruzado que cubre la desnudez del Varón. A diferencia de las trigueñas carnaciones de María, el cuerpo sin vida de Jesús presenta una policromía mortecina con livideces post-mortem. El grupo procesiona cada Jueves Santo desde la Real Iglesia de San Pablo. Durante varios años, hizo estación de penitencia el Viernes Santo. Su cofradía, erigida en 1558, conserva un valioso lienzo de la Quinta Angustia, de la época fundacional. La gran devoción profesada por los cordobeses hizo que la Virgen fuese coronada canónicamente en 1987. La corona es una magnífica pieza cincelada en plata dorada por Rafael Peidró Dueñas (1953). Posee varios mantos de salida que alterna, destacando el de terciopelo negro, bordado en 1817 y reformado en 1958, y otro de terciopelo morado, bordado en oro por las Madres Adoratrices (1976). Entre 1937 y 1957, el grupo procesionó bajo un monumental palio sostenido por dieciséis varales. El actual paso, de estilo Neobarroco, fue tallado por Antonio Castillo Ariza (1958). En 1982 se añadieron los respiraderos, obra de Miguel Arjona Navarro, y en los 90 perdería la peana de Antonio Castillo para tener el aspecto actual. Tiene abundante iconografía relacionada con la religiosidad cordobesa: San Rafael y la Virgen de la Fuensanta en el frontal, relieves pasionistas, San Acisclo y Santa Victoria, el escudo de la hermandad, y especialmente, los espléndidos evangelistas que talló en 1771 Juan Xavier Cano para la peana que hoy luce la Virgen en su capilla y que entonces constituía su paso. Fue dorado de nuevo por Manuel Calvo Carmona en 2003. |
Fotografías de Valentín Moyano
Anterior Entrega en este |
Álbum Relacionado en este |
Principal
www.lahornacina.com