La sede londinense de la galería de arte Colnaghi (Bury Street, 26) presenta, del 29 de noviembre de 2024 al 17 de enero de 2025, Baptism of fire: terracotta masterpieces spanning three millennia (Bautismo de Fuego: obras maestras en terracota que abordan tres milenios) una fascinante exposición que reúne una variedad sin precedentes de objetos que datan desde el siglo V a.C. hasta la década de 1960.

El barro cocido o la terracota, expresión que literalmente significa "tierra cocida", ha sido desde sus inicios un material de uso muy importante, tanto para la producción doméstica, como para la expresión artística. Aunque muchos amantes del arte tienden a asociar las obras en terracota particularmente con los siglos XVI, XVII y XVIII, esta muestra de Colnaghi enfatizan el legado perdurable del material con un grupo cuidadosamente seleccionado de objetos.

Siempre apreciada por su maleabilidad y su capacidad para plasmar con minuciosidad cada detalle, la terracota también ha sido admirada por su resistencia frente al paso del tiempo.

En Bautismo de Fuego, se podrán ver obras que incluyen una poderosa cabeza de pantera fragmentada del sur de Italia, de finales del siglo V a.C., antes de pasar a una conmovedora pareja de ángeles de la Roma del tardobarroco, atribuida al artista Francesco Moratti (hacia 1669-1719). Cronológicamente, la exposición finaliza con un extraordinario bajorrelieve del polifacético artista Pablo Picasso, que representa un momento importante en el homenaje que realizó el malagueño en 1964 a "La comida sobre la hierba", el famoso cuadro de Manet.

Mención especial merece una terracota de Luisa Roldán que representa la Inmaculada Concepción de la Virgen María, sin duda la pieza estrella del evento. Hablamos de una exquisita terracota que se encuentra en la línea de los numerosos grupos realizados con dicho material por la escultora sevillana con destino a las clausuras conventuales o a los oratorios de las clases altas. La pieza resulta aún más valiosa si tenemos en cuenta que el tema de la Inmaculada no fue de los más trabajados por La Roldana, a diferencia de su padre Pedro Roldán.