EL BELÉN DE LA ESCUELA DE CRISTO DE SEVILLA
Jesús López Alfonso (25/12/2009)
La Capilla de la Santa Escuela de Cristo de la Natividad es uno de los lugares de interés más desconocidos de la capital hispalense, incluso para sus propios ciudadanos. Se encuentra en el patio de la Parroquia de Santa Cruz, con entrada por la Calle Ximenez de Enciso, y en ella tiene su sede la referida institución, fundada en el desaparecido Convento Casa Grande de San Francisco. El misterio de la vida de Jesús al que está dedicada es el de su Nacimiento, por lo que estos días navideños tiene lugar su función principal de instituto, así como otros actos de culto y confraternización de los hermanos. Con este motivo, se monta el tradicional Belén, compuesto únicamente por el misterio (San José, la Virgen María, el Niño y los animales), realizado en barro cocido y telas encoladas, con ojos de cristal en los rostros de las figuras. |
La figura de la Virgen María mide 22 x 6 cm. Se encuentra de rodillas, llevando su mano derecha al pecho mientras que la izquierda va a la cuna donde descansa el Niño. La Señora viste túnica roja y manto azul de tela encolada, con el filo en dorado, y toca blanca de este mismo material. San José tiene una postura similar a la de la Virgen, formando cada uno una diagonal que confluye en el Recién Nacido. Lleva túnica azul y manto marrón de tela encolada y mide también 22 x 6 cm. El Niño, por su parte, se encuentra desnudo, tapada por un paño su cadera izquierda y dejando la derecha descubierta. Cruza las piernas y lleva su mano izquierda al ojo, descansando la derecha sobre el pecho. |
Todo el conjunto presenta una gran amabilidad y belleza, y nos recuerda a las obras del maestro imaginero sevillano Cristóbal Ramos Tello (1725-1799), tanto en los grafismos de los rostros, como en el gusto por la complicación de los paños, las líneas diagonales y los detalles anecdóticos, así como su manera de presentarnos la infancia, auténticos niños con expresiones y gestos propios de los mismos. Ya dijimos en otra ocasión que si Murillo es el pintor de la infancia, Ramos es su escultor. Podemos datarlo entonces a fines del siglo XVIII. Cada figura, además, posee sus propios atributos, todos ellos realizados en plata de ley: corona para la Virgen, potencias para el Niño Jesús, y aureola y vara para San José. |
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