Han finalizado los trabajos de conservación y restauración realizados sobre la pintura mural El Calvario, conocida como el Cristo de los Escobones, ubicada en la nave del Lagarto del templo metropolitano hispalense. Estos trabajos se enmarcan dentro del plan anual de conservación de la Catedral de Sevilla.

Se trata de una obra realizada con técnica mixta (fresco, temple y dorados) en la primera mitad del siglo XVI, todavía influenciada por las corrientes del Norte, en opinión de José Gestoso. Está situada a poco más de tres metros de altura en la nave del Lagarto, junto a la capilla de la Virgen de la Granada.

El principal criterio de actuación ha sido el conservativo, mediante la eliminación de todos aquellos elementos ajenos a la obra. La pintura presentaba gran acumulación de polvo, suciedad y deyecciones de animales, aunque lo más llamativo ha sido la capa blanquecina generalizada que la cubría. La zona superior del patíbulo se encontraba en mejor estado ya que fue tratada en una intervención anterior, siendo la más llamativa la que cubría los tonos azules del fondo. En cuanto al soporte, se encontraba parcialmente consolidado a excepción de zonas puntuales en la mitad inferior, donde presentaba abombamientos del mortero. Igualmente, la película pictórica se encontraba levantada y presentaba una mala adhesión. El marco de madera ha sido retirado para tener una mejor lectura de la pintura.

Según Gestoso, el apodo de esta pintura mural, que representa el Stabat Mater con Cristo crucificado, la Virgen y San Juan, tiene su origen en que, antiguamente, el aceite de la lámpara que lo alumbraba era sufragado con el importe de la venta de las escobas viejas que se gastaban en la limpieza de la Catedral de Sevilla.