GABRIEL JOLY Y EL RETABLO MAYOR DE LA CATEDRAL DE TERUEL

23/08/2024


 

 
 

 

El último y más conocido retablo de Gabriel Joly es el retablo mayor de la Catedral de Teruel, dedicado a Nuestra Señora de la Asunción. La traza sigue la misma tipología del retablo mayor de Aniñón (Zaragoza) -atribuido a los escultores franceses Gabriel Joly y Esteban de Obray, y realizado entre los años 1525 y 1530, obra también de madera que no se policromó-, pero más compleja y tiene óculo expositor.

El retablo mayor de la Catedral de Teruel es la obra cumbre de Joly, realizada entre 1532 y 1536, y en ella incorpora nuevos modelos, como sucede en uno de los apóstoles que reproduce la cabeza del Padre Eterno pintado por Miguel Ángel Buonarroti en la Creación de Adán de la Capilla Sixtina.

La traza ofrece un banco con cuatro cajas -además del sagrario posterior- y seis entrecalles compuestas de dos pisos; el cuerpo se articula en tres calles -las laterales tienen tres pisos- con cajas cuadradas, excepto la hornacina central, y cuatro sobresalientes entrecalles -una solución que empleará poco después Damián Forment en el retablo riojano de Santo Domingo de La Calzada-; remata en un ático con caja central y dos entrecalles.

La ornamentación de la mazonería ofrece la mayor calidad y variedad de los retablos del maestro francés, cuyo estilo se caracteriza principalmente por las composiciones envolventes, un dinamismo marcadamente convergente, la concepción potencialmente volumétrica de los drapeados, y los cabellos trabajados en profundidad, lo que permite al escultor expresar la exquisitez de su oficio.

 

 
 

 

Respecto a sus escenas, en la parte central del cuerpo aparece la Asunción de Nuestra Señora, titular del retablo, rodeada de la Anunciación, la Adoración de los pastores, la Adoración de los Magos, la Resurrección, la Ascensión a los Cielos, Pentecostés y la Coronación de María, todas ellas flanqueadas por los Apóstoles; remata el Calvario en el ático, y en el banco vemos cuatro relieves pasionistas: Oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní, Flagelación de Jesús atado a la Columna, Jesús con la Cruz a cuestas camino del Calvario y Descendimiento de Jesús de la Cruz.

Esta obra en madera de pino -estrechamente relacionada también con la parroquial turolense de San Pedro- quedó sin policromar, lo que permite apreciar el trabajo directo de la gubia del escultor en aquellas esculturas de su mano, de talla nerviosa y refinada. La ausencia de color también realza los valores expresivos y la acentuación dramática de las figuras de esbelto canon, con un esteticismo formal de recursos casi manieristas.

Hace algunos años, Ibáñez Fernández aportó interesantes datos sobre el retablo, como el hecho de que fue instalado en el presbiterio a lo largo de 1536 por el maestro Jerónimo; asimismo, recuperó los argumentos que planteaban la existencia de un importante taller al servicio de Joly, un escultor que sigue activo en el momento en que se monta la máquina, pero que no participa en ninguna de las labores relacionadas con estos trabajos.

El vano abierto sobre la casa titular no es un elemento del retablo original ya que en la misma láurea sostenida por ángeles mancebos se situó hasta una fecha que no puede concretarse un tondo escultórico con la representación de la Sagrada Familia y San Juan Bautista niño, obra que Ibáñez Fernández identifica con una pieza conservada desde 1941 en el Museo Nacional de Escultura (Valladolid) aunque desde Gómez Moreno se viene atribuyendo a Diego de Siloé.

 

 
 

 

Fotos: Pichi Gardel

 

FUENTES

MORTE GARCÍA, Carmen. "Los retablos de escultura en Aragón: del gótico al renacimiento", en Retablos: técnicas, materiales y procedimientos, Grupo Español del IIC, Madrid, 2006, pp. 10-11.

IBÁÑEZ FERNÁNDEZ, Javier. "Nuevas aportaciones documentales sobre el retablo mayor de la Catedral de Teruel (1532-1536)", en Artigrama, nº 16, Universidad de Zaragoza, 2001, pp. 315 y 320-322.

 

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