NON FINITO. EL ARTE DE LO INACABADO
16/04/2021
San Jorge Alonso Berruguete |
Presentación En colaboración con el Museo Nacional de Escultura, la exposición Non finito. El arte de lo inacabado ofrece en CaixaForum Palma una mirada contemporánea sobre la obra de grandes maestros de la pintura, la escultura, la literatura o el cine, en la línea de otras exposiciones de la Fundación "la Caixa". La colaboración entre la Fundación "la Caixa" y el Museo Nacional de Escultura, que se inició con "Tiempos de melancolía. Creación y desengaño en la España del Siglo de Oro" (ver enlace), creó una sinergia muy positiva y estimulante. Non finito viajará después al Museo Nacional de Escultura, en Valladolid, donde se podrá visitar entre el 22 de septiembre de 2021 y el 9 de enero de 2022. Más adelante, se presentará en CaixaForum Zaragoza. Esta propuesta expositiva, sugerente y actual, reúne 85 obras de arte procedentes de más de cuarenta colecciones y museos públicos y privados de España, Reino Unido, Francia y Portugal. Entre las piezas, destacan obras de arte de varios de los mejores creadores del mundo: Joseph Beuys, David Hockney, Rembrandt van Rijn, Antonio López, El Greco, Jean Auguste Dominique Ingres, Francisco Salzillo, Pablo Gargallo, Antoni Gaudí, Dora Maar, Max Ernst, Marcel Duchamp, Jorge Luis Borges, Marc Chagall, Federico Fellini, Eduardo Chillida, Brassaï, Joaquín Sorolla, Ignasi Aballí, Alonso Berruguete, Hiroshi Sugimoto, Robert Walser, Georges Perec, Joan Fontcuberta y William Kentridge, entre otros. El recorrido cuenta con obras del British Museum, el Centre Pompidou, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo Nacional de Escultura, el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), la Fundación Joan Miró, el Museo Sorolla, el Museo Gargallo, el Museu Nacional de Arte Antiga de Lisboa, el Museo de Bellas Artes de Bilbao, el Museo del Romanticismo, el Museo Baltasar Lobo de Zamora, la Colección Joan Abelló, la Biblioteca Nacional de España (BNE), el Robert Walser Center de Berna, el Museo Casa Natal de Jovellanos, el Museo de Bellas Artes de Valencia, la Colección "la Caixa" de Arte Contemporáneo, la Fundación Sorigué, la Fototeca del IPCE, el Archivo Lafuente, la Cinématèque Française, el Centro de Arte 2 de Mayo de la Comunidad de Madrid, el Museo Lázaro Galdiano, la Colección Vicenç Furió, el Museo Salzillo, el Archivo de la Catedral de Valladolid, el Museo Nacional de Artes Decorativas, la asociación Construire le Futur, el Chillida Leku, la Biblioteca Histórica de Santa Cruz, el Museo de Santa Cruz de Toledo y los Fondos Históricos IES El Greco, entre otros. Non finito. El arte de lo inacabado es una exposición de tesis que más allá de la distinción entre clásicos y modernos, teniendo en cuenta que la predilección por las formas fragmentarias ha sido una constante de la creación artística desde tiempos remotos. Así como la historia suele fijarse en las creaciones maestras, también ha dejado numerosos ejemplos de obras inconclusas, imperfectas, en plena metamorfosis, interrumpidas por accidente o con intención, concebidas como fragmentos. Como explica la comisaria María Bolaños, "la modernidad se ha sentido crecientemente atraída por esa condición fragmentaria y ha reservado un espacio para lo imperfecto porque considera la obra inacabada como más vivaz y auténtica, más emocionante, llena de sugerencias". Y prosigue: "Mientras que las obras maestras se nos aparecen envueltas en un aura sagrada que nos paraliza con su perfección, la obra incompleta, rota o abocetada que descubrimos en la sala de un museo se gana nuestra estima con un centelleo especial porque es más favorable a la sorpresa y a las conexiones inesperadas, a las miradas menos permanentes, como si encerrase un secreto que se nos escapa, pero que despierta nuestro apetito de saber más, de adentrarnos y comprender". Hasta el siglo XVI, solo una circunstancia involuntaria podía explicar el inacabamiento de una obra de arte, que era interpretado como una "falta", como un fracaso. Pero fue en el Renacimiento cuando grandes maestros, tan dispares como Miguel Ángel Buonarroti, Leonardo da Vinci o Tiziano, encontraron en el "non finito" una categoría interesante en sí misma. Algunas grandes obras maestras se han hecho célebres precisamente por haber quedado congeladas en una de sus fases. Es el caso de la enigmática "El arte de la fuga", que un Johann Sebastian Bach ciego y enfermo dejó detenida abruptamente en el compás 239 poco antes de morir, legando así a varias generaciones de compositores una obra llena de mensajes en clave. Y también es el caso de la tumba de Julio II, que Miguel Ángel nunca pudo concluir. El proyecto, que él llamaba "tragedia de la Sepultura", lo persiguió durante décadas y quedó interrumpido por circunstancias fortuitas. Es probable que su presencia durante años en el taller le indujese a meditar sobre la trascendencia de lo no acabado. Y, de hecho, Miguel Ángel es considerado el padre de la noción moderna de "non finito", según la cual la forma inacabada parece esconder la esencia misma de la obra y, a la vez, una paradoja: que la imperfección puede alcanzar la perfección. Sin embargo, fue especialmente en el periodo del Romanticismo cuando lo interrumpido, lo fragmentario, el esbozo y el apunte adquirieron una importancia decisiva en la literatura y el arte, y se convirtieron en emblemas de la modernidad. En la exposición Non finito. El arte de lo inacabado destaca la presencia del último cuadro del famoso artista Joaquín Sorolla y Bastida. Se trata de un retrato de Mabel Rick, esposa del escritor asturiano Ramón Pérez de Ayala, que el pintor valenciano nunca llegó a acabar. Mientras la estaba pintando una mañana de julio en su jardín, el artista sufrió un ataque que le impidió volver a pintar. |
Introducción Las obras de arte tienen formas distintas de existir. La historia suele fijarse en las obras maestras, pero nos ha dejado numerosas creaciones imperfectas, interrumpidas, abandonadas por accidente o con intención, concebidas como fragmentos. La cólera, la melancolía, el plazo de un cliente, el azar, el fracaso... pueden dejar una creación detenida en medio de su viaje. Las nociones de obra perfecta y de obra inconclusa han estado sometidas a cambios continuos. En épocas clásicas, el inacabamiento era interpretado como una «falta», pero esa distinción se hizo cada vez más porosa y la modernidad fue sintiéndose cada vez más atraída por esa condición fragmentaria por considerarla más vivaz y auténtica, más emocionante, llena de sugerencias. Como un soplo de aire fresco. Mientras que la obra maestra se nos aparece rodeada de un aura sagrada que nos paraliza con su perfección, la obra fallida, rota o abocetada que descubrimos en el rincón de un museo brilla con un centelleo especial porque es más favorable a la sorpresa y a las conexiones inesperadas, a las miradas menos permanentes. Como si encerrase un secreto que se nos escapa, pero que despierta nuestro apetito de saber más y comprender. Henos aquí, pues, invitados a emprender una lectura "líquida", fluida, fluctuante del arte, centrada en los procesos, los movimientos, las fracturas, las existencias menores, lo no dicho. Porque las obras inacabadas son las que más se parecen al mundo, siempre en estado de tránsito. |
Fantasía italiana José Manuel Ballester |
El encanto de los comienzos Esta sección está dedicada a la emoción de los preliminares, a la franqueza y el derroche de los comienzos. A ese momento de expectación en que la obra aún no "es". El escenario de este momento germinal es el taller, un lugar de creación y trabajo que nunca dejará de verse como un santuario secreto y solemne de inquietudes y valentías artísticas en el que adivinamos delicadas negociaciones entre la mente, el ojo y la mano. Apuntes a lápiz, bocetos en barro o en acuarela, croquis, mármoles apenas desbastados, plantillas y todo tipo de estadios experimentales, de errores y correcciones visibles, de pasajes a medio hacer forman un magma bullente que nos permite adivinar en qué tenía puesta el artista su conciencia más íntima. Ahí está el creador, en su momento más impredecible, pero también en su estado más genuino y más audaz, cuando suceden las cosas más interesantes. No se encuentra en estado de maestría, sino de curiosidad. Ensaya una forma, otra. Calcula, improvisa. Avanza a tientas. Es un héroe de la indecisión. |
Abreviaturas Hubo artistas en la historia que, desviándose del convencionalismo de la obra acabada y atraídos por la libertad expresiva, se mantuvieron obstinadamente obedientes a la sinceridad de su gesto. En el Renacimiento ya se ensalzaba el "súbito furor" que daba primacía a la factura libre y a los borrones descuidados. Esta elección fue ganando terreno con el tiempo, pero fue la rebeldía de los artistas románticos la que marcó un hito en el aprecio del "non finito". Ellos lo exaltaron, lo colocaron en un pedestal y lo veneraron. Se trataba de "no terminar", de quedarse en el caos, de bordear el precipicio. Cuando llegaron las vanguardias, se borraron definitivamente las fronteras y los talleres artísticos se llenaron de creaciones hechas solo de líneas o solo de colores, o solo de geometrías. Este arte de la abreviación exigió al espectador un cambio de hábitos visuales. El artista lo obligó a respetar su esfuerzo creativo, a dejarse sorprender por lo interrogante de la obra y a aceptar el fragmento, lo elemental y el "casi" como categorías interesantes. Desde entonces, lo mínimo no ha hecho sino ganar adeptos. La imperfección es una cima. |
Retrato de Mabel Rick, Señora Pérez de Ayala Joaquín Sorolla |
Babel. La imaginación del desastre He aquí el edificio más arrogante y trágico de la historia. La obra inacabada en estado puro. Todo el mundo conoce el relato bíblico de la Torre de Babel, una construcción acometida por los supervivientes del diluvio universal, tan grandiosa que habría de alcanzar el cielo. Su desastroso fin quedó en el imaginario europeo como el símbolo de las ambiciones humanas que, cuando son desmedidas, conducen al fracaso, y atraen la cólera y la envidia de los dioses. Fascinante y negativa al tiempo, la Torre de Babel alcanzó su edad dorada en épocas de glorificación de las creaciones humanas, como en el humanismo renacentista o el vanguardismo europeo del alba del siglo XX, al aunar su doble significación como vértigo creativo y como ensoñación utópica. El mito de este rascacielos da una nueva dimensión a la idea de non finito, pues encarna el abismo que se abre entre el afán de grandeza del artista, su empeño en ideales perfectos y el desaliento ante las derrotas reales. Así pues, el de Babel no es solo un edificio derrumbado, sino también una noción teórica: la del absoluto imposible. |
Metamorfosis Hay obras que nunca se están quietas. Que, aun estando terminadas, no lo aparentan. Que parecen no tener principio ni fin. Indecisas, antojadizas, incoherentes, muestran el mundo como un perpetuum mobile, como una euforia dinámica en la que todo está naciendo. Infundidas de la pasión por los nacimientos y los cambios, estas obras se conciben como sitios abiertos, energías potenciales, estados de metamorfosis. Y, en consecuencia, sus formas son inestables: aparecen y se deshacen, se definen, se interrumpen; se resisten a la forma, pero, al mismo tiempo, la afirman. Un vasto repertorio de estilos, desde el manierismo del siglo XVI hasta el surrealismo de vanguardia, y de técnicas, del grutesco al frottage, de la anamorfosis a las melanografías, expresa esta sensibilidad transformista. Ante este género de arte, el observador, perplejo, se ve sometido a un vaivén visual que le hace oscilar entre mirar de cerca o de lejos, entre reconocer y no reconocer. Reflexionar sobre la metamorfosis es, por tanto, meditar sobre ese instante en que cualquier cosa puede transformarse en otra. Comprender es peregrinar: el mundo es confusión. |
El artista y su modelo Rembrandt Harmenszoon van Rijn |
La erosión Toda obra de arte es, por naturaleza, interminable. Está sometida a la ley del tiempo. Una vez concluida por su autor, no permanece intacta, sino que le espera un "futuro imperfecto": a medida que cruza los siglos sufrirá cambios físicos, se marchitará, será cruelmente maltratada, arderá, morirá o renacerá. Y llegará a nuestro presente con cicatrices visibles. Al exhibir las heridas de su pasado, las obras adquieren una nueva vida. Se vuelven únicas y, por lo tanto, ganan en belleza y hondura. Tal desgaste despierta en el contemplador la emoción de lo que ha quedado a la vista, pero también la melancolía de lo que se ha perdido. Plinio el Viejo apelaba a esta "poética de la ausencia" cuando confesaba, ante los fragmentos artísticos de tiempos lejanos, su conmovido deseo de imaginar las partes desaparecidas: "Emocionados por un tierno dolor a la vista de estas obras maestras, les prestamos lo que falta, suplimos nuestro deseo, leemos en la obra toda la pureza del genio que la concibió, vemos en ellas todas las bellezas que iban a brillar". |
En el Álef: lo infinito Lo infinito. Este sería el último de los valores del "non finito", su reverso. Esa totalidad fantasiosa e inconcebible que es el sinfín. El infinito y el "non finito" como polos de una misma tensión. Arte inacabable, pues, como reverso del arte inacabado. Aunque el infinito es una noción abstracta que solo se puede pensar, en el orden estético ha producido espléndidos hallazgos. Desde tiempos antiguos, los artistas se han tuteado con el infinito, con una familiaridad vedada a la mayoría de los seres humanos, y le han dado forma a través de la imaginación más fina y penetrante: la inmensidad de los cielos, la eternidad de lo divino, el vértigo de lo innumerable, la fuga hipnótica de una repetición, la composición en abismo, el movimiento perpetuo, la cinta de Moebius, y un largo etcétera. |
Metrópolis [versión íntegra restaurada] Fritz Lang |
Conclusiones La exposición Non finito. El arte de lo inacabado cuenta con un catálogo editado por la Fundación "la Caixa" y el Museo Nacional de Escultura, que incluye textos de la directora y comisaria María Bolaños ("Todas las bellezas que hubieran podido ser"), Miguel Sobrino ("Un instante en la vida de las piedras"), Javier Arnaldo ("Una crítica de la finitud") y José María Parreño ("Inacabado, incompleto, infinito"). Para garantizar la seguridad de los visitantes y el cumplimiento de las medidas sanitarias contra la pandemia derivada de la COVID-19, CaixaForum Palma aplica un protocolo de seguridad e higiene que incluye la limpieza y desinfección periódica de los espacios, así como el aforo limitado en las exposiciones y las actividades para garantizar en todo momento la distancia de seguridad entre personas, además del uso obligatorio de la mascarilla y la disponibilidad de gel hidroalcohólico. El centro cultural cuenta con un servicio de educadores durante toda la semana que prevé la presencia de un educador o educadora en sala a disposición del público para cualquier duda o comentario sobre las exposiciones. El servicio se presta durante los siguientes horarios: lunes a viernes, de 11:00 a 13:00 horas; miércoles y viernes, de 18:00 a 20:00 horas; y sábados, de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 horas. Servicio gratuito incluido con la entrada. Más información, en recepción. Con el fin de facilitar el acceso y mejorar la experiencia del visitante, se recomienda planificar la visita con antelación mediante la reserva o adquisición de entradas a través de la web, donde los visitantes pueden conocer la disponibilidad de entradas por franja horaria para canalizar su petición y, de esta forma, garantizar su acceso a la sala, cuyo aforo se encuentra limitado en la actualidad por las medidas de seguridad sanitaria. Además, CaixaForum Palma vuelve a ofrecer las visitas comentadas para el público escolar, así como para el público general, y también dinamiza el Espacio Familia a través de propuestas dirigidas a todos los públicos. |
Hasta el 15 de agosto de 2021 en CaixaForum Palma (Plaza de Weyler 3, Palma de Mallorca). Horario: lunes a sábado, de 10:00 a 20:00 horas; domingos y festivos, de 11:00 a 14:00 horas. |
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