ARTE DE PROPIEDAD PARTICULAR (XXXIV)

Con información de Pablo Krauel y Santiago Rodríguez López


 

SAN ANTONIO DE PADUA
     
     
 
     
     
De sumo interés es la pieza que traemos hoy a nuestro apartado dedicado al arte sacro de propiedad particular. Se trata de una talla inédita que representa a San Antonio de Padua y pertenece a la escuela granadina del siglo XVII. Hasta la fecha, nunca había sido dada a conocer en los medios, de ahí nuestro más sincero agradecimiento a la Familia Krauel, de Málaga capital, propietarios de la obra que nos ocupa, por la confianza que, una vez más, han depositado en nuestro portal de cara a la publicación de su atractiva colección de piezas de carácter sacro.
     
     
     
     

La imagen mide 54 centímetros de altura con la peana, y 44 centímetros sin ella. El llamado Santo Universal, por el entusiasmo popular que despierta su devoción, muestra su recreación más característica: rostro joven e idealizado, hábito severo de la Orden Franciscana, la azucena como símbolo de su proverbial pureza y el libro como símbolo de su ciencia, de su doctrina, de su predicación y de su enseñanza.

Le falta, sin embargo, el Niño Jesús, en alusión a la visión de la que el santo tuvo el privilegio de gozar en Camposampiero por su infinito amor a Dios; ya que, antiguamente, era costumbre que las mujeres solteras se lo quitaran a San Antonio para encontrar pareja y, en este caso, nunca volvió a reintegrarse en la escultura.

     
     
 
     
     

Pese a sus leves desperfectos, la pequeña efigie muestra un excelente estado de conservación, teniendo en cuenta que no ha sufrido apenas restauraciones. Tuvo que ser labrada por un avezado artista de la Escuela de Granada, muy activa en Málaga, que puso en ella los mejores cánones de la misma en lo referente a escultura religiosa: idealización sin renunciar al realismo, dulzura expresiva, serenidad formal y apostura que desborda distinción.

También es reconocible su procedencia granadina por la sencillez compositiva, los colores de las carnes y de los ropajes, y el profundo misticismo que emana del rictus del santo, extasiado por la aparición del Divino Infante. Todo ello hace de esta obra un simulacro tan agradable como valioso.

     
     
VIRGEN NIÑA
     
     
 
     
     
A diferencia de San Antonio de Padua, esta deliciosa representación de la Virgen Niña es de vestir y ha sido realizada hace poco. Su autor es el escultor e imaginero Ramón Cuenca Santo, natural de Cox (Alicante), quien la modeló el pasado año 2009. Se conserva en una colección privada de la mencionada villa del Levante español, zona en la que es usual la cándida morfología del simulacro, de tez clara y ondulado cabello peinado hacia atrás, por influjo del arte italiano, debido a la intensa actividad comercial operativa entre España e Italia a través de dicho territorio.
     
     
     
     

María Niña, cuyo bellísimo rostro exhibe pestañas postizas en los párpados superiores y grandes ojos con el iris de color azulado, mide 80 centímetros de altura. Posee modelados en barro cocido y policromado el busto y las manos, siendo el resto de la pieza (cuerpo y candelero) de madera.

Muy adornada con joyas, encajes y ricas prendas, siguiendo una estética propia del arte rococó, porta en la mano izquierda, al igual que San Antonio, un ramo de azucenas en alusión a su virginidad.

     
     
 
     
     

La doncella aparece recreada en el momento de su Presentación en el Templo, pasaje apócrifo según el cual, a los 3 años de edad, María fue conducida por sus padres, San Joaquín y Santa Ana, para se consagrada al Señor y dedicada al servicio del Templo de Salomón en Jerusalén, dentro de un género de vida recoleta y devota, similar al que ya cumplían otras niñas de su edad allí recluidas.

Los Evangelios Apócrifos nos dicen que la pequeña María fue recibida con toda solemnidad por el Sumo Sacerdote antes de ser conducida por éste al Sancta Sanctorum del recinto sacro. En aquella intimidad viviría entregada la Virgen durante toda su infancia, en diálogo permanente con los ángeles y nutrida por el Espíritu Santo.

 

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