EXTRAÑA DEVOCIÓN. DE RELIQUIAS Y RELICARIOS

23/05/2021


 

 

Presentación

La nueva muestra del Museo Nacional de Escultura (MNE) lleva el título de uno de los grabados que Francisco de Goya realizó dentro de su serie titulada "Los desastres de la guerra", una obra mordaz y ácida que exponía, desde la perspectiva del ojo ilustrado, una práctica que evidenciaba el pensamiento mágico y atávico que abundaba entre el pueblo llano.

Extraña devoción. De reliquias y relicarios pretende, sin incurrir en juicios apriorísticos, analizar un universo mental que puede resultar ajeno en una sociedad secularizada pero que pervive en muchos aspectos de la cotidianeidad. Esta perspectiva posmoderna de la materialidad sintetiza, desde una óptica del siglo XX, algunas de las implicaciones que el fenómeno de las reliquias propició en épocas anteriores en las que el resto humano, como objeto divinizado, se constituía en una presencia constante que a modo de vínculo irrenunciable con el pasado -y lo celestial- actuaba apresando memorias personales y generando colectivas.

La exposición se propone afrontar esta cuestión desde una mirada multifocal. Así, Extraña devoción. De reliquias y relicarios propone un discurso novedoso que aporta, por primera vez en esta clase de exposiciones, reflexiones de interés histórico, artístico y antropológico -su papel de mediadoras con lo invisible, sus repercusiones en la vida de los hombres, la función diplomática y política que desempeñaron, las controversias teológicas que suscitaron- llegando incluso al mundo contemporáneo con algunas manifestaciones que contribuyen a ver el modo en que el fenómeno ha tenido continuidad.

Extraña devoción. De reliquias y relicarios ha contado con la colaboración de casi cuarenta instituciones culturales y religiosas que han contribuido con el préstamo de obras que, en muchos casos, nunca antes habían abandonado sus habituales lugares de culto. De las más de 100 piezas expuestas casi la mitad proceden de la colección del MNE -entre salas y almacén-. En un tiempo cambiante como el presente, este hecho pone de relieve cómo los museos se inclinan cada vez más por las posibilidades brindadas por su "caja negra". Sacan así mayor brillo a sus fondos al tiempo que amplía la óptica ofrecida por su colección permanente.

La muestra forma parte del proyecto Nacional I+D de Excelencia Spolia Sancta. Fragmentos y envolturas de sacralidad entre el Viejo y el Nuevo Mundo. En su paseo por las salas, el visitante se encontrará con un importante elenco de nombres propios: Pedro Berruguete, Juan de Juni, Vicente Carducho, Francisco de Mora, Diego Velázquez, Juan de Juanes, Gregorio Fernández, Alonso Cano o Juan de Borgoña, entre otros.

La muestra Extraña devoción. De reliquias y relicarios podrá visitarse hasta el 22 de agosto de 2021 en el MNE (Palacio de Villena. Cadenas de San Gregorio 1 y 2, Valladolid) en horario de 11:00 a 14:00 y 16:30 a 19:30 horas (martes a sábado; domingos y festivos, solo mañanas). La entrada es gratuita.

 

 

Cuerpos inventados, veneración de santos

El término latino "inventio", traducido al idioma castellano, alude a dos conceptos: por un lado "invención" y por otro "hallazgo". En esta segunda acepción la invención de los santos hace referencia al redescubrimiento de los "verdaderos" cuerpos divinos, cuya sepultura se perdió en el acontecer de la historia y que el azar o la directa intervención divina permite recuperar para adoración de los fieles.

En esta sección, el visitante podrá comprender los usos y funciones de la reliquia en el mundo antiguo y medieval a través de obras como el "Martirio de santa Úrsula y las once mil vírgenes" -anónimo flamenco del MNE-, cuya temática alude a uno de los "descubrimientos" de reliquias más importante del medievo.

También se expone un interesante ejemplo de cómo la tradición explicaba lo inexplicable: como el fósil de diente de un animal prehistórico identificado como una muela del gigante San Cristóbal, custodiado en una urna de plata de elegante factura que ha sido prestada por el Museo Catedralicio de Astorga.

La veneración de estos sagrados restos se ejemplifica, de forma magistral, con un magnifico cuadro de Joaquín Sorolla, titulado "El beso de la reliquia" (imagen superior), que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, en la que la habitual maestría del pintor valenciano plasma una escena que impresiona por su viveza.

 

 

Velar, desvelar

El culto de la reliquia se hallaba en un frágil equilibrio entre lo que se debe ver -ver es creer- y el misterio consustancial a lo sagrado, en el que la inaccesibilidad es elemento fundamental para comprender su significado. Este estrecho filo se constituyó en un fecundo espacio de creación artística, mediante el diseño y construcción de ornados relicarios, pero también para la planificación y ejecución de elaboradas fiestas o celebraciones litúrgicas.

Muchas de estas reliquias se disponían en ornamentados muebles que servían como depósito y expositor de relicarios, al modo de los gabinetes de coleccionistas que distinguieron el afán enciclopedista en siglos posteriores. Un bello ejemplo de esta tipología de obras lo constituye el escritorio-relicario prestado por el Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana, de Valladolid.

En una de las salas del MNE se ha reconstruido un espacio en el que, a modo de relicario ideal, se disponen una miríada de piezas que se asemejan a una cámara de las maravillas. Retratos de los "elegidos" tangibles y de bulto, o héroes cristianos dispuestos como en una galería familiar de un príncipe renacentista. Estos retratos brillantes transferían su luz interior a través de los materiales con los que estaban fabricados facilitando una apariencia de realidad trascendida.

 

 

Despojos, imágenes y envoltorios

Los restos de los santos no podían, ni debían, mostrarse desnudos, frágiles, vulnerables, porque ya ocupaban otra dimensión. La vulgaridad orgánica se presenta revestida de belleza y lujo artístico.

En las colecciones del MNE es posible encontrar algunas de las mejores obras concebidas para vestir la desnudez del despojo, como el busto-relicario de Santa Ana (imagen superior), un ejemplo excelso de la carnosidad que distingue el arte del escultor Juan de Juni.

Se exhiben también extraordinarios ejemplos de orfebrería, como son el relicario de la costilla de San Blas -obra procedente del convento de san Pedro Mártir, en Mayorga de Campos- o el que sirve para custodiar la mano de san Andrés -anónimo castellano, procedente de la iglesia de San Andrés en Segovia-.

Incluso las reproducciones de reliquias podían gozar de una consideración similar a las originales merced al contacto con estas. Así se muestra, por ejemplo, una copia de la Sábana Santa de Turín perteneciente a las colecciones del monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

 

 

El archivo de las auténticas

La venta masiva de indulgencias, la proliferación descontrolada de supuestos restos de santos y la codicia de algunos elementos del clero propiciaron la Reforma promovida por Martín Lutero y, como consecuencia, más de un siglo de guerras de religión en Europa. Por esta causa, certificar la veracidad de estos vestigios sagrados se convirtió en uno de los objetivos fundamentales de la Iglesia tridentina. En este contexto surgen las llamadas auténticas: cartas o documentos en los que la autoridad eclesiástica declaraba la veracidad del objeto-reliquia y, en una época en la que el fraude y la falsificación, o también el error, eran algo habitual. Su fin era borrar toda sombra de superchería y fábula, garantizando la respetabilidad del culto.

En la exposición se muestran varios de estos títulos, que servían como garantía para los fieles y permitían que las iglesias que las mostraban disfrutaran de mayor prestigio y, también, de rentas. Destaca entre todas la expuestas un bello ejemplo iluminado sobre vitela de escuela romana.

 

 

Veneración y ceremonia

El culto de las reliquias fue uno de los principales elementos de cohesión social durante la Edad Moderna y su promoción contribuyó, de forma decisiva, a consolidar las relaciones de poder de la época. Los hallazgos, traslados y "colocaciones" solemnes se concebían y organizaban como una fiesta total que canalizaba sobre el pueblo la energía sobrenatural de la reliquia y servían para garantizar una correcta traslación del orden divino al mundo terrenal mediante la exaltación de aquellos reyes o prelados que fomentaban su culto.

La exposición Extraña devoción. De reliquias y relicarios recupera algunas obras que recuerdan esta veneración tales como "La princesa Eudoxia ante la tumba de San Esteban" (imagen superior), tabla flamenca de los Vergós, procedente del Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), o un sobresaliente lienzo atribuido a Diego Velázquez, "Retrato del fraile trinitario Simón de Rojas", del Museo de Bellas Artes de Valencia.

 

 

Reliquias profanas

El concepto de reliquia, con su valor polisémico, continuó vigente más allá del fin del Antiguo Régimen. Progresivamente la idea asociada a esta práctica evolucionó desde los restos, más o menos inmundos, a la solemnidad y estatismo de las máscaras mortuorias, que en muchos casos plasmaban la efigie de los grandes prohombres de la patria, un nuevo concepto que surge con las revoluciones liberales del siglo XIX. También los grandes escritores y artistas serán objeto de este postrer trámite. La muestra Extraña devoción. De reliquias y relicarios exhibe réplicas en escayola de las máscaras de Benito Pérez Galdós, Napoleón o de Mariano Fortuny pertenecientes a la colección de reproducciones que conserva el MNE.

Esta fascinación por la muerte, que en muchos aspectos se plasma en la estética romántica -como evidencian algunos ejemplares de piezas elaboradas con pelo de difunto, una práctica habitual en el XIX- irá evolucionando y transformando, también, el concepto de reliquia hacia nuevas formas más próximas a la sensibilidad del siglo XX, marcada por acontecimientos tan traumáticos como el Holocausto. Terrible ejemplo de ello lo constituye la pieza que cierra esta exposición, "Reliquaire", prestada por el Centro de Arte Dos de Mayo de Madrid. Su autor, Christian Boltanski, recrea un retablo en el que doce niños judíos asesinados son conmemorados a través de difusas fotografías distribuidas sobre unas cajas de hojalata oxidada que custodian restos de ropa y varios documentos relacionados con su vida y muerte.

De nuevo los conceptos de memoria, ausencia y destino, invitan en Extraña devoción. De reliquias y relicarios a una reflexión pausada sobre la misma existencia.

 

 

Catálogo y actividades paralelas

El programa cultural que acompaña a la exposición abarca una amplia propuesta de actividades, tales como visitas comentadas -en modalidad presencial y digital-, talleres virtuales para familias, además de los ya clásicos ciclos de música en el patio del Colegio de San Gregorio o de cine en el jardín del MNE.

El mes de julio arrancará con el curso de verano "Supervivencias contemporáneas de la reliquias. Cuerpos, objetos, ficciones". Se trata de una jornada sobre las diversas resignificaciones que ha experimentado la reliquia en nuestro siglo: el influjo de la fotografía en el imaginario religioso, las devoluciones de restos humanos desde museos occidentales a sus antiguas colonias, las reliquias de dictadores en la Europa del siglo XX, el concepto de cuerpo y reliquia en el arte contemporáneo. Esta jornada correrá a cargo de investigadores, historiadores de la religión y del arte, directores de museo, comisarios de exposiciones, etcétera.

El ciclo de actividades se cerrará con un taller de creación artística centrado en la actualidad de la reliquia.

Acompaña a esta exposición la edición de un catálogo con textos de sus cuatro comisarios: Manuel Arias, subdirector del MNE, y los profesores Juan Luis González García (Universidad Autónoma de Madrid), Escardiel González Estévez (Universidad de Sevilla) y Cécile Vincent-Cassy (Université Paris 13).

 

 

Noticia relacionada en este

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com