El joven escultor presenta las nuevas figuras para Tarlac (Filipinas), de las que les informamos el pasado año con motivo de la entrevista realizada en su taller de Triana (ver enlace). Se trata de un Nazareno caído y una Dolorosa que forman la escena del Encuentro de Jesús con María camino del Calvario, introducida por los evangelios apócrifos para enriquecer piadosamente el relato del trayecto hasta la cima del Gólgota.

El Cristo busca, según su autor, la fuerza viril en la apostura, la belleza en el semblante y la espiritualidad en su concepción. El resultado es una escultura de estética murillesca que cumple sus propósitos de conmover al espectador y lograr un potente impacto visual. Respecto a la Virgen, para la que Juan Bautista Jiménez ha tomado como modelo a su hermana, ha sido representada en la realidad de su madurez, consternada ante la visión del hijo abatido, al que se dirige envuelta en lágrimas para prodigarle su afecto. Ambas tallas son de madera policromada para vestir, con lágrimas de vidrio y pestañas postizas en sus rostros.

Juan Bautista ha contado con total libertad a la hora de esculpir este par de figuras que, actualmente, antes de partir a Filipinas, se exhiben en la cafetería Puerta Oscura de Málaga junto a otras piezas del artista (imágenes inferiores): los bocetos en barro cocido del Nazareno de la Salud para Cabra (busto), del Caído a pequeña escala para la hermandad cordobesa de La O y del Rey Celestial (Niño Jesús) de la ciudad italiana de Laterza.