Bartolomé Esteban Murillo ha sido una de las personalidades artísticas que mayor influencia y proyección ha tenido en el arte andaluz desde la segunda mitad del siglo XVII hasta el XIX. Su sombra se proyectó largamente como ejemplo de pintor que había conseguido definir y codificar un estilo artístico que cobraba fortuna y reconciliaba por igual a las élites y al pueblo.

Murillo y su estela en Sevilla pretende estudiar la estela de sus imágenes como auténticas supervivencias a lo largo del tiempo, intentando ver el destino de sus modelos como si fueran síntomas anacrónicos que sobreviven a lo largo de la historia hasta el romanticismo. Para ello, se reunirán en la exposición un total de 63 obras entre las que podrán verse algunas de las pinturas más originales del artista, cuya latencia es un testimonio del poder de sus imágenes y de la atracción de su gusto y estética en la pintura, escultura y fotografía.

Uno de los aspectos más necesitados de investigación y revisión ha sido precisamente el de los discípulos de Murillo. Tanto Diego Angulo como Enrique Valdivieso han señalado en sus respectivos catálogos razonados que es precisamente en los discípulos de Murillo donde todavía perduran los ecos del murillismo.

Entre los discípulos del maestro tenemos a Francisco Meneses Osorio -que concluyó la última obra de Murillo para el convento capuchino de Cádiz debido al inesperado fallecimiento del maestro (ver enlace)-, Pedro Núñez de Villavicencio -amigo y albacea testamentario-, Sebastián Gómez el Mulato, Juan Simón Gutiérrez y Esteban Márquez. Ya en el XVIII encontramos a destacados seguidores de su estilo como Juan Ruiz Soriano, Alonso Miguel de Tovar -primo del anterior-, Bernardo Lorente, Domingo Martínez y Juan de Espinal.

La exposición Murillo y su estela en Sevilla trata de cumplimentar una de las asignaturas pendientes de la investigación histórico-artística: estudiar con rigor y con un discurso nuevo, absolutamente renovador, la perduración de los modelos murillescos y el funcionamiento de la academia sevillana. Más que una muestra es una ocasión única para arrojar luz a este complicado mundo que está virtualmente inédito.

Comisariada por el historiador Benito Navarrete Prieto, Murillo y su estela en Sevilla también analizará la personalidad artística de Murillo, su dimensión creadora, su impacto e influjo en su tiempo, y su pervivencia en la estética de los siglos XVIII y XIX. Una influencia, por cierto, tan abrumadora y excesiva que, unida al decaimiento de las iconografías sacras que Murillo mayormente trataba, hizo que su pintura estuviese devaluada desde finales del siglo XIX y durante buena parte del XX.

Asimismo, la muestra sevillana se ocupará de la trascendencia e influencia de la pintura de Murillo, explicando las razones de su fortuna y haciendo ver la ideología y los componentes sociales, económicos, religiosos y devocionales que hicieron demandar sus obras. 

Las 63 obras de la exposición son tanto nacionales como extranjeras, de colecciones públicas y privadas, 13 de ellas del pintor sevillano. Algunas son inéditas y otras han sido expresamente restauradas para la ocasión. Otro autor que estará presente es José Gutiérrez de la Vega, quizás el mejor seguidor de Murillo del siglo XIX.